vitoria. Una de las imagenes curiosas que dejó el encuentro de ayer en Lezama fue contemplar a Óscar Martínez explicando a base de gestos al joven Henry por dónde le tenía que haber pasado el balón. Desesperado -en más de una ocasión se le vio mirar al cielo lamentándose por un pase no recibido-, el delantero gallego no pudo refrendar sobre el terreno de juego las expectativas que él mismo tenía en su debut de esta pretemporada con la camiseta albiazul. Jugó todo el partido y, tras el pitido final, Miguel Ángel Álvarez Tomé aseguró que su trabajo no le había disgustado en absoluto.

Una vaselina desde fuera del área ante una salida en falso del portero rojiblanco fue probablemente la mejor ocasión de gol del Alavés en todo el encuentro. El ariete corrió, se desmarcó y luchó casi en solitario durante largos minutos, pero la ausencia de un segundo punta solvente como acompañante lastró en gran medida su actuación. Fernando Esparza, que ayer ejerció de mediapunta, no acabó de entenderse con su compañero en materia ofensiva.

En realidad, ayer Óscar Martínez tuvo un día intenso desde primera hora de la mañana, cuando supo que el trabajo que ha venido realizando durante toda la pretemporada daba al fin sus frutos. Por eso, su debut ante el Bilbao Athletic no fue sino el premio a lo que los técnicos albizuales consideran una excelente demostración de profesionalidad. Sin quejarse de su situación en ningún momento, el delantero gallego era consciente de que sólo podría lograr convencer a Tomé a base de sudor y esfuerzo diario. "Mi trabajo era cambiar la situación que tenía paso a paso, integrarme en principio y poder jugar amistosos. Eso he estado intentando estos días. Ahora he conseguido jugar y tengo que seguir dando pasos hacia delante", explicó el ariete.

Sin embargo, a tenor de las palabras del secretario técnico albiazul, Óscar Martínez tampoco debe hacerse demasiadas ilusiones. "Esto no es que se le abra el cielo ni que antes estuviese en el infierno. No hay que exagerar, deportivamente no se cuenta con él como con otros jugadores, pero siguen siendo miembros de pleno derecho y, en función de las necesidades, su situación puede cambiar. Si el mister quiere volver a usarlo, lo usará", asegura Gorka Etxeberria.

En realidad, la presencia del jugador nacido en Orense sobre el césped de Lezama respondió más a la imperiosa necesidad de formar dos equipos prácticamente distintos -el Alavés que se enfrentará esta tarde al Numancia se asemejará más al futuro once titular- que a la inclusión definitiva del delantero en la dinámica del equipo. "El jugador es del club, cobra del club y está a disposición del entrenador. Está entrenando muy bien, de forma callada y, a solicitud del propio entrenador de disponer de él, nosotros no vamos a ir contra los intereses del club. Era una opción remota pero existía", recuerda Etxebarria, quien también matiza que la situación de Iker Guereñu -que tampoco cuenta para el técnico leonés- no ha variado lo más mínimo. "Ni está sobresaliendo ni necesitamos un hombre en su puesto", zanja.

Con todo, el ayer debutante en los amistosos de pretemporada opta por la prudencia. "Estas cosas no se cambian de repente, hay que ir despacito para poder ser un jugador importante en el equipo. "Queda una semana de trabajo y mi deseo es ése, sentirme uno más del equipo y que luego el mister tome las decisiones que tenga que tomar. Es una alegría porque ha sido duro ver cómo mis compañeros jugaban y yo no. Me pagan por trabajar día a día en los entrenos y que en los partidos el mister decida", subraya.

Partido de Copa Por otra parte, el Alavés confirmó ayer oficialmente que el partido de Copa del Rey ante el Logroñés se disputará en Mendizorroza el día 25 a las 20.30 horas.