Lleva ya unas semanas de pretemporada con su nuevo entrenador, ¿está siendo muy diferente a las que ha vivido con otros técnicos?
No, más o menos todas las pretemporadas son iguales. En las dos primeras semanas hemos incidido sobre todo en el aspecto físico y luego hemos pasado también a lo táctico. Además, el entrenador empieza ya a imponer sus ideas.
Al igual que pasó la pasada campaña, la plantilla ha sufrido un profundo lavado de cara del que usted se ha salvado. ¿Se siente un privilegiado por ello?
Sobre todo me siento ilusionado y contento por poder continuar aquí. Cuando un club cuenta contigo para otro proyecto siempre es bonito que tengas la oportunidad de seguir haciendo tu trabajo y no te digan que te tienes que ir, y más en un club como el Alavés, que es el mejor de Segunda B. En cuanto a la limpia de la que hablas, seguimos cuatro o cinco jugadores y bueno, si una campaña no es positiva se suele limpiar las plantillas, aunque luego a lo mejor no es lo más correcto, porque creo que es importante que de un bloque continúen varios jugadores.
Así que no es muy partidario de cargarse a casi toda la plantilla cuando no se consigue el objetivo.
No, no soy muy partidario. En una plantilla de veintidós o veintitrés jugadores no creo que los veintitrés no sean válidos de un año a otro. Las limpias totales no son muy comunes, y yo soy más partidario de que, al menos, se queden seis o siete jugadores, como mínimo, los que se piense que pueden aportar muchísimo más de lo que dieron el año pasado, y luego fichar a otros nuevos que sepas que van a aportar otras cosas. Pero son decisiones que toman los secretarios técnicos y el entrenador que viene, y hay que respetarlo.
¿Qué mejora este equipo respecto al del pasado año?
Quizás este año hay jugadores con más experiencia, tanto en Segunda como en Segunda B. A lo mejor por edad somos más jóvenes que el año pasado, pero el bloque de este año creo que puede ser más fuerte físicamente, más contundente. Hay jugadores conocen bastante bien este grupo y esta zona, algo que es muy importante.
Así que está claro que esta temporada la secretaría técnica y el entrenador han optado por un perfil muy diferente.
Bueno, aquí lo importante es echarle narices en cada partido y estar bien posicionados en el campo, sabiendo siempre lo que te pide el entrenador, y que la pelota entre. Además este año vamos a poder disputar más partidos en mejores estadios. Tienes Oviedo, Logroño, Palencia, León, Zamora... no es un grupo en el que todos los campos van a ser como el de Sestao.
¿Cómo ve el cambio de rivales?
Nos quitamos a los gallegos, que siempre son fuertes, pero tenemos al Real Unión, al Oviedo o al Logroñés, que son equipos muy fuertes. No va a ser fácil, pero nosotros vamos a intentar estar entre los cuatro primeros y ser campeones, que es el objetivo.
Ésta será su segunda temporada en Vitoria, pero en la primera vivió tantas cosas que no sé si llegó a arrepentirse en algún momento.
No, esto es fútbol y pasan estas cosas. Yo nunca había vivido la destitución de un entrenador, y mira, aquí viví de entrenador y de presidente. Yo intentaba estar al margen.
Viendo sus entrenamientos, Tomé es la antítesis absoluta de Javier Pereira. Su nuevo técnico grita y echa broncas a mansalva...
Sí, hay entrenadores a los que les gusta meter caña entrenando, y eso hay gente que lo ve como algo positivo y gente que no, dependiendo de cada jugador. Tomé tiene su forma de ser y un carácter fuerte. Ahora es nuestro entrenador y tenemos que aceptarlo, porque él considera que es lo mejor para el equipo. Personalmente no tengo ningún problema por que alce más la voz o te grite más. Al fin y al cabo intenta corregirnos y tú como jugador lo tendrás que aceptar. Da igual que chille más o menos, lo que te diga lo vas a tener que hacer.
Y en cuanto a visión del fútbol e idea de juego, ¿tiene ya una idea clara de cómo va a ser este Alavés?
Sí, tiene una idea muy clara que para la Segunda B creo que es vital: la presión. Está haciendo mucho hincapié en la presión, tanto de los delanteros como de los medios, y la defensa, para que de cada diez haya que presionar siete u ocho mínimo. Aparte, es un entrenador con experiencia que ha metido en play off a todos los equipos que ha entrenado, y si trabaja como trabaja y logra éxitos será por algo.
¿Dentro del vestuario, en el cara a cara, también es tan efusivo y crítico con ustedes?
Todavía estamos empezando y no puedo valorarlo en su totalidad, pero se le ve una persona dialogante, que habla con el jugador y se preocupa por cómo estás. Un entrenador puede ser dentro del terreno de juego de una forma concreta, más expresivo, y luego fuera del campo ser completamente distinto. Eso va con la persona. En el campo eres de una manera, y cuando sales eres de otra. De momento llevamos tres semanas y tampoco hemos mantenido muchas charlas de grupo como para conocer al entrenador de forma muy profunda.
¿Cómo nota el ambiente dentro del vestuario, entre los jugadores?
Bien, la gente se ha adaptado muy rápido. Al principio estaban un poco más tímidos, pero luego te vas haciendo y se ve que puede formarse un buen grupo.
Como siempre, todo dependerá de que lleguen las victorias.
Cuando se gana todo va rodado, y cuando pierdes es cuando tienes que estar más unido y hacer más grupo para intentar sacarlo adelante. El año pasado hubo un período de tiempo en el que estuvimos bastante mal y, a pesar de todo, había un buen ambiente en el vestuario. Ya veremos si este año hay o no un buen grupo, pero parece que sí.
¿Siente que este año aumenta la presión para el equipo?
La presión es la misma porque el objetivo es el mismo: subir. Y si no logramos subir, al año siguiente la presión también será la misma. Los jugadores tenemos que convivir con eso, sabemos adonde hemos venido y no hay otra que convivir con ello.
¿Pero cómo nota a la gente a pie de calle, entre los aficionados con los que pueda hablar?
De momento veo a la gente ilusionada. Ya hay 6.500 socios y eso dice mucho. El otro día, en el partido contra el Athletic, poder ver cómo estaba la gente te motiva. Y después de lo que del Pontevedra, con tanta gente volcada con el equipo y que vean cómo pierdes un partido y no hubo nada, ningún abucheo, eso hace que el jugador se sienta muy a gusto. A la afición del Alavés no hay que reprocharle nada, sean seis mil, siete u ocho mil socios. Seguro que van a ser fieles, así que intentaremos darles una alegría.
¿Cómo se encuentra a nivel personal después de un año aquí?
Igual que el año pasado, con toda la ilusión del mundo, dispuesto a trabajar cada día para mejorar y que luego pueda aportar el máximo al equipo para intentar ganar.
La temporada pasada empezó luchando por el puesto con Pagola y acabó haciéndose con él, pero este año apunta a la titularidad.
Eso nunca se sabe. Hay que trabajar cada día y currárselo, porque si te relajas a lo mejor el compañero lo hace mejor que tú y el entrenador te quita. Yo siempre he dicho que a mí me pagan por entrenar, no por jugar. El que tiene que decidir quién juega y quién no es el entrenador. Yo haré lo posible para que, si juego, no me quite.
Así que espera seguir mucho tiempo en la capital alavesa.
Sí, estoy muy contento aquí. En Vitoria tengo a mi hermano y estoy cerca de mis padres. Estoy encantado tanto con la ciudad como con la gente. La única pega es el clima. Estoy muy ilusionado y espero estar aquí todo el tiempo posible. Venía de vivir en Barcelona durante muchos años y eso es mucho agobio, así que aquí estoy relajado y tranquilo.