NO hay sitio para todos. Para poder entrar, primero hay que salir. Hay que buscar hueco. La plantilla albiazul tiene completas todas sus fichas y necesita dar de baja a alguno de sus jugadores si quiere incorporar algún refuerzo durante este mercado de invierno. Mientras no se produzcan bajas, no habrá posibilidad de dar altas. Una ecuación que parece sencilla, pero que tras lo visto en los últimos años no lo es del todo.
Y es que si no existe acuerdo con aquellos jugadores a los que se les quiere abrir la puerta de salida, el problema está asegurado. Así ha ocurrido en el pasado reciente. Las incorporaciones de futbolistas en el mercado de invierno ha estado salpicada en ocasiones de polémica. Los casos más sonados se vivieron en la época de Piterman.
Bajo el mandato del ucraniano, para dar cabida a sus estrafalarios y esperpénticos fichajes se retiró la licencia a dos pesos pesados como Téllez y Carreras, además del lesionado Thiaw o al joven Lombardero, que pasó a jugar en el filial.
Por aquella época también fue conflictiva la baja federativa de un cumplidor Eneko Romo, aunque al menos al final el canterano pudo encontrar acomodo en el Rayo Vallecano. El central madrileño y el lateral catalán corrieron peor suerte ya que ambos se quedaron en Vitoria entrenándose, pero sin poder jugar.
El problema surge cuando el jugador con el que no se cuenta no encuentra acomodo en otro sitio y quiere hacer valer su contrato. El Deportivo Alavés tiene estos días sobre la mesa una situación similar. De momento, el cuadro albiazul ya tiene atado al defensa Morcillo y pretende al delantero Joseba Arriaga. Dos caras nuevas a incorporar, por lo que hay que buscar una salida para dos de los integrantes de la actual plantilla.
Pues bien, uno de ellos no tendría problemas para entrar, habida cuenta de que el club ya ha alcanzado un acuerdo con Eneko para que el maño se vaya cedido a otro equipo. Sin embargo, el problema llega con la siguiente salida. La secretaría técnica ha propuesto a Neru rescindir su contrato, pero el cántabro no está por la labor de salir del Alavés y quiere hacer valer su contrato hasta el 30 de junio. Habrá que esperar a ver lo que ocurre en los próximos días pero, si no se produce un acuerdo entre ambas partes, el central corre el riesgo de quedarse sin ficha, mientras que el club se encontrará con un grave perjuicio económico al tener que abonar el salario de un jugador con el que ya no podrá contar.
De todos modos, los problemas podrían ir a más. Y es que la intención del club es la de incorporar a un medio organizador, es decir una tercera incorporación, lo que conlleva una tercera salida. De producirse, el Alavés debería buscar entre el resto de miembros de su plantilla otro descarte, lo que a buen seguro generará otro problema, salvo que el elegido esté de acuerdo y pueda encontrar rápidamente un acomodo en otro sitio durante este mercado de invierno. Al menos, con el caso Neru, sí que parece claro que este segundo periodo de contrataciones traerá consigo polémica, al igual que ha ocurrido en el pasado reciente.