Vitoria. Fernando Ortiz de Zárate tiene prisa. Necesita cerrar cuanto antes la entrada de algún gran inversor para evitar la liquidación del Deportivo Alavés. El máximo accionista albiazul debe hacer frente de forma inminente al casi millón de euros que adeuda a los acreedores privilegiados. Y el club no los tiene. Por eso afronta con urgencia las negociaciones que abrió la pasada semana con los dos empresarios alaveses a los que ignoró el pasado mes de junio, los mismos a los que en su día dejó en la estacada cuando planeaban formar juntos una coalición que recondujera el rumbo del Alavés tras el paso del ciclón Piterman.
El Glorioso se enfrenta a una de las situaciones más peliagudas que ha soportado en esta ya de por sí tortuosa travesía en el desierto. Si el equipo de Zárate no encuentra la liquidez necesaria para hacer frente al privilegio, al conjunto de acreedores que se negaron a renunciar a su derecho preferente cuando se firmó el convenio, corre el riesgo de que cualquiera de ellos presente una denuncia en el Juzgado de lo Social que gestionó el concurso. Ante el incumplimiento de los compromisos adquiridos hace casi dos meses en la junta de acreedores, el juez podría incluso decretar la liquidación de la entidad.
Los teléfonos de las oficinas del club en Mendizorroza ya han recibido alguna llamada de los acreedores. Ortiz de Zárate tuvo en su mano hace unos meses la ocasión de fomar un triunvirato con Asarta y Ruiz de Gauna -los empresarios dispuestos a invertir en el club- que podría haber simplificado el proceso de saneamiento económico. Sin embargo, apenas tomó en cuenta la oferta, que publicó este periódico el 14 de junio. Mantuvo una reunión con ellos y dejó que el asunto languideciera. Hasta que se ha percatado de la alarmante situación en la que ha permitido que se vea inmerso el club. Ahora surgen las prisas.
Ruiz de Gauna y Asarta, como es lógico, quieren atar bien todos los puntos de su acuerdo con Zárate antes de lanzarse a realizar una inversión tan ambiciosa. Cada uno de ellos deberá aportar en torno al millón de euros para que el accionariado de la entidad quede distribuido en tres partes equitativas y se acabe definitivamente con la figura del accionista mayoritario. Es una decisión compleja que deben estudiar a fondo. La posibilidad de que los dos empresarios adopten la determinación de apartar a Zárate de la presidencia es lo que hace unos meses imposibilitó que las conversaciones trilaterales prosperaran. Hoy Zárate, que ha tratado de inocular a través de determinados medios de comunicación el miedo ante la posible irrupción de un inversor foráneo, otro Piterman -algo que a día de hoy pertenece al género de la ciencia ficción-, entiende que incluso su inversión inicial se encuentra amenazada. Y apremia a sus dos posibles socios para que el acuerdo quede sellado cuanto antes.
De momento, Ruiz de Gauna y Asarta han citado al máximo accionista del Alavés para una nueva reunión en los primeros días de enero. Albergan algunas dudas sobre la fiabilidad de un pacto con Ortiz de Zárate, un tipo que desde el puesto de responsabilidad que ocupa ha enturbiado las relaciones del club con las instituciones alavesas.
Tanto el propietario del restaurante Olárizu como el dueño de Viajes Bidasoa aseguran estar por la labor de enfrascarse en este arriesgado proyecto. Temen por la supervivencia del Alavés. Pero también quieren garantías, y esperan que Ortiz de Zárate asuma algunas de las condiciones que pretenden incluir en las negociaciones.
La capacidad de ceder que muestre el presidente albiazul en una situación de máxima urgencia como la que vive la entidad, cuya deuda permanece por encima de los 12 millones de euros, puede resultar determinante en el desenlace de este thriller. En su mano queda la supervivencia del club.