Vitoria. En el aire. O más concretamente, en las condiciones climatológicas. Así se encuentra la disputa del último partido del año que, en principio, debería enfrentar esta noche, a partir de las 20.30 horas, al Deportivo Alavés y al Celta B en el estadio de Mendizorroza. Habrá que esperar hasta el último momento para saber si, finalmente, este duelo puede producirse, ya que el temporal que ha azotado a Vitoria durante las últimas horas no ha pasado de largo por un estadio del Paseo de Cervantes que tendrá que ser examinado a conciencia para saber si se puede jugar sobre su ahora maltrecho césped.
Los rectores del club y los empleados encargados de los cuidados del césped vieron ayer sobre el terreno que las cosas no estaban demasiado bien, tal y como explica el delegado del equipo, Roberto Jiménez, una de las personas que estuvo presente en la inspección: "El principal problema no es la nieve porque hay seis o siete centímetros que se pueden quitar. Lo malo es la primera capa de hielo que está pegando al césped, que es la que puede generar problemas porque al quitarla se puede arrancar mucha hierba".
Ante esta tesitura, la única receta que existe es la paciente espera para saber cómo evoluciona el tiempo, aunque las previsiones no son nada halagüeñas: "Se ha intentado limpiar alguna zona y se ha dejado la nieve para ver si llueve o sube un poco la temperatura y se derrite sola, pero hasta la hora del partido puede pasar cualquier cosa e, incluso, puede terminar helándose todo".
El delegado alavesista tuvo ayer una atareada jornada de trabajo y se pasó gran parte del día colgado del móvil para contactar con la expedición del Celta B -que no tuvo problemas para llegar a Vitoria-, la Federación Española de Fútbol y el colegiado del partido, el leonés Víctor Manuel González González, para explicar a todas las partes cuál es el estado del césped de Mendizorroza, donde, como es habitual, la banda de la Tribuna de Preferencia es la más afectada por el hielo.
ganar o ganar Además, desde las oficinas del Paseo de Cervantes se trabaja para que la decisión final acerca de si el partido se disputa o no -la misma corresponde al colegiado y se suele tomar dos horas antes del comienzo del choque- se conozca con la mayor prontitud posible. "Seguramente a las dos de la tarde ya sepamos si se va a poder jugar o no, así que nos interesa poder comunicárselo cuando antes a nuestros aficionados para que no vengan al campo para nada", concluyó Roberto Jiménez. Si el partido finalmente se acaba disputando, el año competitivo toca a su fin con muchos deberes todavía por hacer para un Deportivo Alavés que tiene la obligación de adelantar parte de su trabajo y no dejarlo todo para su regreso de las vacaciones si a su vuelta no quiere encontrarse con desagradables sorpresas. La mejoría evidente en el juego del equipo no ha ofrecido rendimiento en forma de puntos y por ello los albiazules tienen la necesidad de cerrar el telón de 2009 con una victoria que reporte tranquilidad y permita a Olentzero no depositar carbón en los ya de por sí agujereados calcetines del Glorioso.
La racha de cuatro partidos consecutivos sin ganar ha emponzoñado una campaña que había comenzado con buenas sensaciones, llegó a pudrirse casi por completo y ahora pretende florecer de nuevo. El camino a seguir es claro a pesar de que la semana pasada ante el Montañeros no se pudo culminar el buen juego con victoria. Fuerte presión, control de balón, profundidad por las bandas y constante llegada al área. Apareció, por fin, el ideario futbolístico de Javier Pereira en Riazor y ahora sólo cabe esperar que el equipo se apropie de manera definitiva de este estilo que a buen seguro reportará buenos réditos al cuadro babazorro.
Para colmo, en su camino de regreso hacia la gloria el Alavés tendrá que enfrentarse, además de al Celta B, a sus propias bajas, una circunstancia muy relevante. Dieciocho jornadas y dieciocho alineaciones distintas está a punto de configurar un Javier Pereira que, entre unas cosas y otras, no acaba de poder contar con un once reconocible y estable. Sin Cuesta, Romerito y Bouzas, el preparador pacense afrontará un nuevo puzle en el que lo único que está claro es la presencia del canterano Sergio Pardo en el eje de la zaga junto a Castells.
El segundo enemigo, el más importante, será un Celta B que se ha sumido en la irregularidad pero que atesora calidad como para dar un nuevo susto a los albiazules en Mendizorroza, campo donde sólo han sido capaces de ganar uno de sus últimos cuatro compromisos ligueros. Los vigueses cuentan con una joven camada que derrocha desparpajo pero que, al igual que el Montañeros, puede pecar de endeble en demasiadas ocasiones.
A todo esto y al frío, si es que finalmente se puede jugar, tendrá que hacer frente un Deportivo Alavés que no puede permitirse el lujo de cerrar el año con un nuevo traspié en su propia casa.