La expedición albiazul acabó ayer muy enfadada por no haber podido utilizar los vestuarios del campo de fútbol de Riazor. El hecho de que el Dépor se negase a ceder el suyo y el Montañeros utilizase el de los visitantes obligó al Alavés a desplazarse hasta un polideportivo adyacente al estadio para cambiarse y ducharse, lo que provocó el enfado de Pereira. "Cuando te dejan un campo, no te pueden meter en un gimnasio con otra gente, ya que necesitamos nuestro propio vestuario", se quejó el técnico.