El Deportivo Alavés comenzó la temporada con la etiqueta de aspirar a convertirse en un equipo eminentemente ofensivo y con un importante caudal goleador, pero el paso de las jornadas ha servido para descubrir a un conjunto con unos tremendos problemas para generar ocasiones sólo solventados por su habilidad a la hora de ejecutar las jugadas de estrategia. Lo malo es que cuando éstas no salen bien los recursos albiazules son demasiado limitados e imprevisibles. Ayer, ante la Ponferradina, y a pesar de disfrutar de varias oportunidades magníficas, el equipo de Javier Pereira volvió a quedarse con el marcador a cero por sexta vez en lo que va de temporada y, lo que es más preocupante, acumula ya siete jornadas sin conseguir una diana a través de una jugada en la que el balón no esté parado.
Osasuna B, Racing de Ferrol, Lugo, Eibar, Barakaldo y, desde ayer, la Ponferradina. En dieciséis comparecencias ligueras ya son seis las ocasiones en las que el cuadro vitoriano no ha sido capaz de perforar la meta de sus rivales. El hecho de contar con delanteros considerados como referentes dentro de la categoría no está siendo un impedimento para que al Alavés le cueste un mundo conseguir tantos con asiduidad. La nota positiva del compromiso de ayer contra el cuadro berciano es que, al menos, en esta ocasión sí que se produjeron varias ocasiones clarísimas que los arietes no fueron capaces de culminar de forma positiva.
Este nuevo rosco en el casillero de goles marcados vuelve a poner en evidencia las dificultades que tiene este equipo para marcar goles cuando el libreto de la estrategia no se ejecuta como se prevé en la pizarra. Saques de esquina, faltas e, incluso, saques de banda, han sido los grandes remanentes en los que el cuadro vitoriano ha basado sus goles y muchas de sus victorias. Tanto es así que al equipo dirigido por Javier Pereira parece habérsele olvidado que existen muchas más formas de conseguir el objetivo del gol.
Con el de ayer, ya son siete los partidos consecutivos en los que el cuadro vitoriano no ha sido capaz de superar al guardameta rival a través de una jugada que no provenga de la estrategia. El último que consiguió semejante hazaña fue Ruano al marcar el primer gol en la visita del Compostela a Vitoria.
Desde entonces, el conjunto alavesista ha perforado la meta rival en nueve ocasiones, pero todos los tantos han llegado a través de jugadas a balón parado. Es evidente que algún engranaje, el de la creación de fútbol, no funciona como se esperaba en un equipo configurado para sentenciar con su pegada.