El científico ha atendido la llamada de este periódico para detallar las características de esta puntera investigación desarrollada en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, que busca terapias innovadoras frente a un grupo de sarcomas que afecta, y además con una alta letalidad, a niños y jóvenes. El encuentro benéfico, para el que todavía quedarán entradas a la venta desde media hora antes de su inicio -a tres euros los adultos y uno los menores de 12 años-, se disputará en el colegio San Viator (12.00 horas).
Para los profanos, ¿en qué consiste su investigación?
-El proyecto trata de investigar en modelos animales nuevas terapias eficaces para tratar un grupo de sarcomas. Tiene tres pasos: el primero es desarrollar unos modelos nuevos que sean más cercanos a la patología humana, que recapitulen no solo el tumor primario, sino también su diseminación a otros órganos -la metástasis-, que es lo que acaba con la mayoría de los pacientes. Una vez desarrollados, el siguiente paso es identificar cuál es el programa genético que utiliza el tumor para desarrollarse y dar lugar a esas metástasis. De tal forma que, con herramientas informáticas, podamos comparar lo que obtenemos en esos modelos animales con lo que se obtiene en muestras de pacientes y ver cuáles son las potenciales dianas que puedan desarrollar una terapia. El tercer paso sería utilizar combinaciones de fármacos de inmunoterapia para ver cuál es más eficaz. Además, se van a estudiar los efectos adversos de estas terapias, porque es bueno anticiparlos cuando se van a utilizar en pacientes especialmente vulnerables como los niños y los jóvenes. Con todo esto, el objetivo es conseguir una prueba de concepto clara para el desarrollo de ensayos clínicos: que esto se pueda trasladar a la clínica y mejorar lo que ahora mismo se está dando a los pacientes.
¿En qué plazos nos movemos para llegar a esos ensayos clínicos?
-Es un proyecto a tres años y estamos ahora en el segundo. Nos queda todavía otro para tenerlo acabado y producir esas pruebas que, una vez conseguidas, darán paso a los ensayos clínicos con pacientes. Esto será un estudio más a largo plazo, porque habrá que reclutarlos y no son muy numerosos. Esta es una de las dificultades de trabajar en este grupo de tumores, que los ensayos clínicos son muy tediosos. Hay que contar con muchísimos hospitales, el número de pacientes por hospital es muy bajo... y se tarda mucho tiempo en el reclutamiento de un número suficiente para poder sacar conclusiones claras.
Hablamos de unos tumores raros, aunque bastante frecuentes en la edad pediátrica y con una mortalidad importante. ¿Por qué ha sido tan difícil desarrollar terapias eficaces hasta ahora?
-Aquí confluyen tres razones. Una, que efectivamente son unos tumores raros, aunque comprenden el 20% de los tumores de niños y representan un 13% de las muertes por cáncer en menores de 19 años. Pero con tres o cuatro casos por millón de habitantes es difícil encontrar un número suficiente de pacientes para hacer un estudio robusto. No solo hacen falta muchos hospitales, sino de muchos países. La segunda razón es que la de los sarcomas es una entidad muy heterogénea. Hay casi 100 tumores distintos y es difícil encontrar las muestras. Y la tercera es que ha habido y hay pocos modelos animales que reproduzcan bien el contexto patológico humano. Con estas tres dificultades, ha habido poca traslación en nuevas herramientas terapéuticas que sean eficaces. Estamos dando el mismo tratamiento en los últimos 30 o 40 años y la supervivencia de estos pacientes no ha mejorado en absoluto. Está estancada.
¿Estas terapias podrían servir más adelante para tratar otros tumores?
-Sí, porque el cáncer tiene unas características comunes. Aunque hablemos de tumores distintos, siempre van a compartir muchas cosas. Así que lo que descubramos sobre estos tumores se podrá aplicar a otros. Cualquier avance siempre se puede aplicar con cautela para tratar otros tumores. Por ejemplo, todas las estrategias de inmunoterapia que se están utilizando con éxito ya en algunos tumores se están trasladando poco a poco a otros. La respuesta no siempre es la misma, pero se trata de darle la vuelta y vencer esas barreras que tienen otros tumores. Todo lo que se trabaja en un tumor ayuda a entender lo que ocurre en otros.
¿Qué supone para esta investigación el aporte económico de iniciativas como la que se va a desarrollar mañana en Vitoria?
-Lo más importante de todo esto es que hay una mayor sensibilización social y una mayor visibilización de un problema que, si no, pasa en silencio. Y esto ya es un gran avance. Y junto a ello, iniciativas como esta permiten juntar granitos de arena, esfuerzos que son importantes y que es necesario aunar para conseguir un músculo suficiente para realizar un proyecto de estos. Porque son proyectos ambiciosos y costosos. Las ayudas singulares o muy dispersas no tienen la eficacia que sí tiene ponerlas todas en una misma dirección, que es lo que hace la fundación de la Asociación contra el cáncer (AECC). Cualquier ayuda es importante. No hay esfuerzo pequeño ni ayuda pequeña. Todo sirve y contribuye a una mejora.