La capital alavesa va camino de cumplir su primera semana de desescalada y de entrada en la denominada fase 1 para dejar atrás el plan de medidas de confinamiento impuestas desde el Gobierno central para hacer frente a la expansión del coronavirus y a sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas. En estos días, la ciudad se ha sacudido, quizás con demasiada intensidad en ocasiones, los corsés de una situación de alarma inédita por estos lares durante décadas. Las calles empiezan a parecerse a lo que eran hace un par de meses e, incluso, hay quien es capaz de bromear con la imposición de mascarillas a esculturas y árboles, quizás, para socializar esa sensación de nueva libertad. En cualquier caso, la denominada nueva normalidad ya deja escenas urbanas que poco tienen que ver con lo vivido hace apenas un par de semanas, cuando aún era difícil encontrar gente en la calle.