vitoria - Día grande para la Diócesis de Vitoria. Este año, la festividad de la Inmaculada, ya desde su novena, ha sido un acontecimiento. La larga noche del sábado comenzaba en la capital alavesa a las 19.00 horas, con una eucaristía presidida por el obispo, Juan Carlos Elizalde, a quien acompañó monseñor Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio consejo para los textos legislativos. En ella, concelebraron también el vicario general, Carlos García Llata, otros vicarios de la curia, formadores de los Seminarios diocesano y Redentoris Mater, y otros sacerdotes de la diócesis.

El presbiterio y las naves de la Catedral Nueva tenían para esta ocasión una estampa inusual, dado que imágenes, estandartes, cuadros y cartelería varia copaban el coro del presbiterio, en el que destacaban especialmente la imágen de la Virgen Blanca, la Virgen de Lourdes y El Cristo de los Milagros. Además, más de cien instituciones vinculadas a la Iglesia, cofradías, hermandades, asociaciones, movimientos, órdenes religiosas o instituciones de caridad, a las que se han sumado también las casas regionales con sus estandartes y patronas respectivas, asistieron a la celebración, como si nadie quisiera perderse esta clausura del Año jubilar.

A pesar de los pebeteros instalados en la nave central, el frío del otoño se hacía notar en el templo gótico vitoriano, en el que durante toda la noche diversos grupos de fieles han mantenido viva la llama de la oración por las vocaciones en la Diócesis.

“no estamos solos” Pero antes, en la Eucaristía, monseñor Elizalde se dirigió a los fieles para repetir en varias ocasiones que “para Dios nada hay imposible”. “Estamos aquí para eso. Porque para Dios nada hay imposible”, decía el obispo. En clara alusión al despliegue de imaginería religiosa que llenaba en esta noche el templo catedralicio, Elizalde dijo que “no estamos solos. Estamos rodeados y acompañados de los amigos de Dios”. - V.L.G.