la población del Hospital Psiquiátrico de Álava no se limita a los residentes del centro o a los trabajadores que velan por su salud y sus cuidados, sino que se extiende también más allá de sus paredes. La privilegiada ubicación del recurso sanitario en pleno Anillo Verde de Gasteiz, un lugar propicio para el tránsito, el descanso y la alimentación de todo tipo de pájaros, explica en buena medida esta realidad. El trabajo rehabilitador que marca el día a día del hospital, unido a la educación medioambiental, a la investigación y a la lucha contra el estigma de la enfermedad mental, acaba de dar como fruto la elaboración de la primera guía de aves que conforman ese rico ecosistema, una publicación en la que tanto la familia del centro como el Instituto alavés de la naturaleza (IAN) o el ilustrador Norbert Fuentes han aportado su granito de arena. Responde al nombre Pájaros en la cabeza y es el último gran motivo de orgullo del Psiquiátrico. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha charlado con algunas de las muchas personas que lo han hecho posible.
Juan Carlos Palacios, auxiliar de farmacia en el hospital, fue la primera pieza clave para que este proyecto se haya hecho realidad. Su condición de socio del IAN lo justifica. Hace cuatro años, la entidad estaba desarrollando un proyecto de comunicación sobre comederos y cajas nido de aves en los centros socioculturales de mayores de Vitoria y a Palacios le invadió la idea: ¿Por qué no llevarlo también al hospital? La semilla estaba puesta.
Fue en el año 2016 cuando esta iniciativa llegó por primera vez al centro. Tuvo tan buena acogida por parte de los residentes y demostró tener tantas “ramificaciones” que la relación como el IAN comenzó a hacerse cada vez más estrecha. “Está demostrado que la educación en valores medioambientales, la terapia ocupacional, este entorno verde y la observación de las aves favorecen la salud mental”, contextualiza Rafael Hernández, médico internista del hospital. La vocación del Psiquiátrico de estrechar lazos con entidades externas para abrir el centro a la sociedad gasteiztarra e incorporar a los pacientes a ella como forma de luchar contra el estigma cerró el círculo.
un proyecto vivo Al proyecto de comunicación que llevó el IAN en primera instancia y sirvió, según el presidente de esta entidad, Jordi Gómez, para “calentar el ambiente”, siguieron nuevas actividades más como varias charlas en el centro compartidas con pacientes y profesionales, un taller de construcción de cajas y comederos para aves con madera y materiales reciclados y cerca de una decena de salidas con residentes para conocer los pájaros de cerca y, después, colocar y recambiar los propios nidos y comederos. “Siempre han mostrado un gran interés. Pero esto hubiera sido imposible sin la aportación de los trabajadores del hospital”, celebra Brian Webster, presidente del IAN. Más de una veintena de residentes de la Red de salud mental (RSMA) de Álava se han involucrado en alguna o varias fases de este proceso vivo, que hace ahora alrededor de un año se planteó dar el paso definitivo: Plasmar todo el conocimiento adquirido en una guía.
En este punto entró en escena Fuentes, que también de manera totalmente altruista comenzó a impartir un taller de dibujo que se convirtió en una rica dinámica de “dibujo colectivo” de todas las aves identificadas en el entorno del centro durante los meses previos. Algunos alumnos mostraron mayores capacidades artísticas e incluso fueron capaces de ilustrar las aves por sí mismos, pero todos compartieron su compromiso y dedicación. Los participantes en el taller, gracias al IAN, comenzaron a recopilar también toda la información sobre la cría, la alimentación y el hábitat de cada una de las especies y el trabajo comenzó a tomar la forma que hoy ya tiene.
La guía, traducida también al euskera, fue impresa el pasado 27 de septiembre y de ella se han distribuido ya 200 ejemplares. “Este trabajo está hecho por pacientes que ahora son un ejemplo para la sociedad, porque mucha gente lo está viendo”, apunta Hernández. La publicación, de hecho, se ha repartido en todos los recursos que integran la RSMA e incluso en Ataria, el centro de interpretación de los humedales. “Nos parece muy dificultoso que nuestros residentes se motiven por algo, y con este proyecto se ha conseguido. La respuesta ha sido muy buena”, celebra, por su parte, la terapeuta ocupacional Estíbaliz Barrio. “Y además, hemos conseguido que muchos trabajadores se interesen también por los pájaros”, apostilla Palacios.