agurain - Agurain se transformó ayer en un amplio recinto agroganadero en el que el caballo de monte del País Vasco volvió a ser el rey de las caballerizas. Por duodécimo año consecutivo, los mejores ejemplares del País Vasco se sometieron al concurso morfológico organizado por la asociación Asgaequino. El jurado valoró y concluyó sus preferencias en potros, yeguas y sementales, cuya carne es bien valorada por los clientes alaveses. A día de hoy, hay unas 90 explotaciones ganaderas en Asgaequino. Y un número indeterminado de granjas sin inscribir en la asociación. Se trata de una raza que durante siglos se utilizó en las tareas agrícolas por su enorme fuerza y resistencia, pero que con la aparición de la maquinaria agrícola se dejó a un lado. Ahora se comercializa, por ejemplo la carne de potro porque es “tierna, baja en grasas y rica en hierro y glucógeno”, apuntan criadores y consumidores.
Las principales calles del casco histórico, los extramuros y la calle Fueros de Agurain se abarrotan un año más de entendidos y no entendidos en ganado equino, vacuno, ovino... atraídos por más de 300 cabezas exhibidas. También por las últimas novedades en maquinaria agrícola. Ejemplares de vacuno, medio centenar de ovejas latxa, ovejas de Navarra o azpigorris; cabras y pollos se suceden a lo largo y ancho del recinto ferial. Y la artesanía y la gastronomía se apoderan de la calle Mayor en un recorrido de 150 puestos a rebosar de pasteles vascos, pan casero, chorizo, miel, paté y txakoli. De textura firme, a la vez que suave y agradable al paladar, con un aroma y sabor intenso tanto en su variedad natural, o blanco, como en ahumado, los quesos de pastor son otro de los grandes reclamos del martes de feria en Agurain. Y ya van 624 ediciones.
La veintena de productores participantes ha traído sus quesos más lustrosos para que el experto jurado valore su forma, corteza, color de la pasta, ojos, olor, textura, sabor y regusto. Todos ellos quesos elaborados con leche de oveja latxa, de la propia explotación y sin pasteurizar, tal y como obliga la normativa del certamen. Las piezas, de entre 900 gramos y dos kilos, alineadas en cuatro mesas de cata, dan finalmente con el mejor queso alavés. Y cómo no, los asistentes se lanzan a degustarlos en las mesas de plaza de Santa María.
Plato fundamental de la feria son, sin duda, las cuadrillas de blusas y neskas, menos madrugadores que los ganaderos, al igual que el público asistente. Abarcas, gerriko, pololos, combinación, txapela, medias, blusa y pañuelo son los ingredientes que necesitan para disfrutar y hacer disfrutar. Su presencia condimenta a la perfección el recinto ferial. Encarnan el condimento perfecto. Según Mikel, ser blusa es “ser parte activa de las fiestas. Ya no eres una mero espectador en las aceras”, afirma al tiempo que señala que “salir de blusa es totalmente diferente a lo que haces durante el resto del año”. De la misma opinión es Leire, quien conoce de primera mano lo que significa ser neska en las fiestas de Agurain: “es formar parte de un colectivo e intentar pasártelo lo mejor posible. Calzarse las abarcas y enfundarse la falda y el pañuelo es una experiencia que marca”.
De la mano de Stihl-Eziolaza Amalur se estrena el concurso de talla con motosierra de Araba, junto a la iglesia de Santa María, con exhibición incluida de la mano de Abel de Vicente. Los seis participantes tienen que realizar una escultura con un bloque de madera de 40 o 45 centímetros de diámetro y 125 centímetros de altura usando hasta tres motosierras en tres horas mientras el público comenta, corrige y aplaude cómo se van formando las obras.