llodio - La localidad ya tiene fecha para el desmantelamiento de la pasarela peatonal sobre las vías de tren que fue construida hace casi dos décadas para comunicar el centro urbano con el barrio Latiorro, desde las calles Zubiko Kurajo y Arantzar, aunque jamás ha sido bien vista por la población debido a su gran envergadura y su falta de accesibilidad. En concreto, la estructura metálica “será retirada la noche del 22, si bien antes de esa fecha se acometerán diferentes actuaciones y tareas en la zona para que así sea posible”, según el alcalde, Ander Añibarro.

De hecho, el proyecto, adjudicado el pasado marzo por un total de 77.000 euros, ya recogía que la intervención se debía hacer de forma coordinada con Adif y de noche, de cara a no entorpecer el tráfico de trenes, y que iba a tener una duración mínima de dos semanas por diversas labores previas a la retirada de la plataforma. Éstas tendrán por objeto asegurar la ausencia total de energía eléctrica para poder garantizar la seguridad de todos los trabajadores. Así, por un lado, tendrá que suprimirse la corriente de la iluminación de la pasarela, mientras que al gestor de infraestructuras le corresponderá, por otro, cortar la corriente de las catenarias. También será necesaria la protección de los cables de guarda y línea de fibra óptica mediante mantas ignífugas en las zonas cercanas a las escaleras para evitar que las chispas del soplete puedan dañarlas. Por su parte, el desmontaje de la plataforma comenzará con la retirada de la cubierta de metacrilato que existe sobre las escaleras y la pasarela superior y después se eliminarán las escaleras de ambos márgenes (Zubiko Kurajo y Arantzar).

Para retirar el paso peatonal superior, de 28 metros de largo y 2,6 de ancho, será necesario utilizar una grúa de grandes dimensiones que está previsto situar en la calle Arantzar para lo que, con anterioridad, habrá que perforar el tablero para introducir unas cinchas en los huecos y permitir que la pasarela quede suspendida de forma estable y sin afectar a la catenaria.

Polémica desde 1996 Esta pasarela peatonal sobre las vías del tren ha sido fuente de críticas vecinales desde su colocación en 1996. De hecho, su altura alcanza un tercer piso, con el consiguiente impacto visual para los bloques de viviendas cercanos, y además solo se puede acceder a ella a través de tramos de escalinatas en ambos márgenes, que suponen una importante barrera arquitectónica para personas con movilidad reducida. Tanto es así, que se ganó el apodo vecinal de “monumento a la estupidez” y fue denunciado por la asociación de personas con discapacidad física por incumplimiento de la Ley de Accesibilidad. Los tribunales declararon ilegal la construcción y, ante las dificultades para legalizar el paso mediante la instalación de ascensores, la asociación continuó con la demanda.

Finalmente, en el año 2000, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ordenó “el cumplimiento de la sentencia”. Desde entonces han pasado casi dos décadas y, ahora, que ha mejorado la comunicación entre el casco urbano y el barrio Latiorro, el Consistorio ha optado por el derribo de toda la estructura.

De hecho, estas zonas separadas por las vías del tren están comunicadas a día de hoy por dos pasos subterráneos que hacen del todo innecesaria esta plataforma sobre la vía; más cuando uno de ellos, el más cercano a la estación de tren, ha visto ampliar su anchura y crear accesos en rampa y por escaleras mecánicas, así como un ascensor hacia las calles Arantzar y Altzarrate.