Vitoria - Cuando se lanzó la convocatoria de protesta para ayer eran dos las víctimas de la siniestralidad laboral que iban a ser recordadas en la concentración de Vitoria. Al día siguiente, otro trabajador falleció en Amurrio, elevando a tres los fallecidos.

El sacerdote Luis Antonio Preciado, director del secretariado social diocesano, una de las entidades organizadoras del acto, asegura que desde sus inicios el mundo obrero ha sido uno de sus campos de acción. Con este trasfondo, el curso 1999-2000 se formó un equipo que desde entonces no ha dejado de trabajar y de salir a la calle para denunciar los accidentes laborales.

Una de las primeras inquietudes que constataron fue precisamente que no había que quedarse indiferente ante la siniestralidad laboral existente y mucho menos ante los accidentes mortales. “Son situaciones extremas que ocurren más a menudo de lo que parece. Son un drama que sufren muchas familias de nuestra y creemos que son evitables si no al 100% sí en un porcentaje altísimo”, señala Preciado.

En el curso 2006-07, la primera acción fue el envío a las parroquias y a las comunidades eclesiales de una nota informativa en la que se recogían los datos personales de la persona fallecida y los más elementales del accidente laboral. Además, se pedía tener un recuerdo por el trabajador fallecido, su familia y sus compañeros en las celebraciones litúrgicas. Sin embargo, es a partir de enero de 2008 cuando se amplía esta acción con el gesto de solidaridad público: una pancarta y una cuartilla informativa para repartir entre los viandantes durante la protesta. La primera vez que salieron a la calle fue el 10 de noviembre de 2008. Desde entonces han sido 28 las convocatorias; la última ayer por la tarde. Los primeros años frente a la Catedral Nueva; ahora, en la confluencia de Dato con Postas.

Tras once años de constancia, Preciado valora el camino realizado: “Siempre hemos valorado positivamente esta iniciativa. Creemos que refleja la preocupación que tenemos ante las situaciones de sufrimiento que produce la siniestralidad laboral”, señala. “Creemos que refleja también la palabra, aunque sea con nuestro silencio, que decimos a familiares, organizaciones sindicales y patronales, a la opinión pública y a las administraciones. Nos unimos así a otros grupos eclesiales de otras diócesis que con un gesto parecido alzan su voz”, indica. - Vicente L. García