baños de ebro - A Baños de Ebro llegaron gentes de toda la comarca y de otros muchos lugares, demostrando el prestigio que tiene esta fiesta, que ya supero un cuarto de siglo de existencia pero sigue manteniendo la novedad de ser igual pero distinta en cada edición. Así, hubo gente de todas las edades y procedencias a los que se veía disfrutar del bien ambiente y de la programación preparada.
Carlos Ribera, junto a otros amigos, disfrutaba de un sabroso pintxo a la sombra y comentaba que en la Fiesta de la Vendimia “aquí se junta mucha gente, te lo pasas bien, pruebas diferentes vinos de la zona y pasas un día muy agradable. Y encima vienes en bus desde Vitoria y así no tienes que preocuparte del coche”. Cerca, un grupo de niños disfrutaba de los hinchables, mientras que en otras mesas otros pequeños realizaban manualidades o unas monitoras les pintaban las caras, bajo la mirada divertida de sus aitas.
En la subida hacia la ermita otro grupo disfrutaba del vino recogido en el puesto de Elciego. Una de las integrantes del grupo, Amaia Gil, no tenía reparos en comentar que “me encanta el vino y todo lo que tenga que ver con él nos gusta mucho. En esta fiesta además hay música, hay puestos, hay comida, muchísima gente y estamos todos muy contentos”.
En otra zona, cerca de la plaza del Ayuntamiento donde se encontraban muchos de los más mayores a la sombra de los frondosos árboles del lugar, un grupo de jóvenes disfrutaba de los vinos de sus copas con una amiga llegada de Cordovín, la patria del clarete. Selene Antón, destacaba de la fiesta su carácter tradicional, “esta es una tradición que hay que seguir manteniendo. Nosotras venimos desde que teníamos 12 años y desde entonces no nos hemos perdido ninguna”, algo en lo que también coincidía Cecilia Vitoriano quien afirmaba que “es una fiesta maravillosa, No nos la perderíamos por nada y volveremos un año más como hemos estado haciendo la cuadrilla, porque te encuentras con los amigos. Me encanta”.
Por su parte, la amiga llegada de la tierra vecina, María Díez, expresaba que “vengo de Cordovín para probar diferentes vinos y comparar Rioja Alavesa con La Rioja. Nos juntamos aquí de todos lados y se vive un día especial con los amigos y el buen ambiente”.
Cerca del puesto de Oion se encontraba el cronista de esa localidad, Manuel González, junto a otro amigo de la misma localidad, Gaspar Ruiz, quienes disfrutaban de un bocado entre vino y vino, Éste último reconocía que “me gusta la Fiesta de la Vendimia. He ido a muchas de ellas y se disfruta mucho Viene mucha gente y podemos saborear muchas clases de vinos“.
Pero también había otras personas que habían acudido para llamar la atención en torno a sus problemas. A la entrada de la calle Mayor, y como ya ocurriera en Samaniego hace dos años, a esta celebración también acudió con carácter reivindicativo un numeroso grupo de trabajadores del sector vitivinícola reclamando apoyo en la negociación del convenio colectivo. El sindicato LAB repartió información explicando que “durante este año han realizado diez reuniones con la representación de la patronal SEA, y no se ha avanzado todo lo que sería de esperar”. Critican que se les ofrezca “incrementos del 1,25% cada año de vigencia, pero eso significa 12,50 euros brutos al mes en un salario de 1.000 euros”. La negociación está parada y aunque se había previsto un encuentro el 29 de julio, este no se llegó a celebrar.
Quienes no reivindicaron pero disfrutaron de un opíparo almuerzo fueron los dirigentes del PSE que, además de los paseos por las calles, acudieron a la bodega Idiaquez a disfrutar de la charla, los pintxos y el vino. Allí estuvieron tres diputados forales, una consejera, el portavoz socialista López Ubierna y otras muchas personas invitadas por la bodeguera y concejala Blanca Casado.