Más recursos y más implicación. Son los principales deberes que quedan pendientes en esta vuelta al ‘cole’ en los comedores escolares vascos, tal y como reclaman las familias de la escuela pública, para conseguir que se haga realidad un nuevo modelo de comedores escolares, que garantice el carácter pedagógico de este espacio, así como una alimentación más saludable, con productos de calidad y de kilómetro cero. No en vano, poco o nada ha cambiado, como explica a este diario Denon Eskola, la federación de Ampas de la escuela pública alavesa, en este inicio de curso escolar desde que el Gobierno Vasco decidió retirar la propuesta que realizó en enero, en la que posibilitaba a estas agrupaciones de madres y padres a gestionar directamente los jantokis, algo que no convenció ni a las familias, ni a los sindicatos. El motivo de ello, como argumenta la presidenta de Denon Eskola, Lurdes Errasti, es que todos estos progenitores son voluntarios, por lo que a duras penas podrían sacar tiempo para dirigir un espacio de este tipo, contratar al personal o comprar los productos, entre otras múltiples labores. “El tema de los jantokis es uno de los que más nos preocupa. En enero, el Gobierno Vasco nos lanzó un órdago. El problema es que estamos viendo que la calidad y que el servicio que se da no es lo óptimo que nosotros esperamos para nuestras criaturas y llevamos tiempo diciendo que se pueden hacer las cosas de otra manera, proporcionándoles respuestas distintas, con una intercomunicación más rápida”, recuerda. Como añade, ahora mismo casi todos los centros de Euskadi tienen un servicio de catering, que lo que hace es cocinar a una determinada hora. “Desde primera hora, las comandas están en el centro escolar, en condiciones estancas, porque se deben mantener las condiciones sanitarias y asépticas marcadas por ley. Así, si las comandas llegan a las 10.00 o a las 11.00 horas, los niños no comen hasta las 12.30-13.00 horas, con lo cual a una determinada temperatura, en compartimentos estancos, la comida ya pierde sabor y muchas propiedades organolépticas”, censura Errasti para quien lo que proporciona este sistema de catering es otro tipo de alimentación, “que sí que tiene las propiedades necesarias, pero no son las óptimas ni es un servicio de calidad. La comida es mucho más: tiene que ser variada y comer productos frescos también”.

Frente a ello, tanto Ehige (la confederación vasca de ampas) como Denon Eskola proponían hacer un trabajo intermedio, “para que nos permitiera a las familias participar en el diseño de las comidas, el poder aportar y volver a unos inicios de tener cada centro una cocina, para poder comprar productos de proximidad y de temporada, y poder trabajar nosotros en el día a día. Y si no es posible hacerlo en un solo centro, porque es muy caro, intentaríamos interactuar con el centro de mayores o con el colegio de Maeztu, que está a un paso, como ejemplo de lo que se podría hacer en Kampezo, para una cocina de proximidad”.

Pero, como critica, “el órdago” que les lanzó el Gobierno Vasco es el de todo o nada, “en el sentido de que si no nos gustaba ese servicio de catering que estaba siendo desarrollando, que lo gestionáramos nosotros todo, pero somos asociaciones de madres y padres que trabajamos de manera voluntaria. Estamos en el centro, mientras nuestras criaturas estén escolarizadas. No nos podemos comprometer a trabajar en un centro como voluntaria y a la vez ser empresaria, que dirige el trabajo de la cocinera, del ayudante de cocinera y de los monitores. Es descargar por parte del Gobierno Vasco y cargar sobre nuestras espaldas, que no es ésa nuestra función, un trabajo inmenso y una responsabilidad impresionante”. Así que de momento las familias están a la espera de un servicio “lo más completo posible”, en los comedores, como es el caso de tener a un especialista en conocimientos sanitarios, “que sería extrapolable también en las aulas”, para niños con diabetes, como piden mejorar desde su asociación de afectados, “todavía los menores de 8 años de la buena voluntad de un profesor para controlar su enfermedad, cuando quien debe de dar este tipo de garantías es la Administración, con protocolos de actuación, formación del profesado o desplazamiento de alguien del ambulatorio para que dé esta cobertura”.

Segregación escolar Denon Eskola también lleva tiempo denunciando la segregación escolar de los colegios vitorianos. “La mayor parte del alumnado de origen extranjero o marginal viene a la pública. Esto no es un problema en sí, porque entendemos este tipo de centros como un lugar en el que se forma socialmente a los alumnos y se muestra la riqueza que hay. Pero a la escuela concertada no van y eso que reciben dinero público, luego la administración debe de ser valiente y exigir que sean un entorno plural. No podemos construir guetos con dinero público. La escuela no es solamente resultado académico”, porque, como critica, no sólo puede ser el esfuerzo de la pública, que hace un “trabajo impresionante e interesante” para llevar a cabo “un gran sistema de integración, pero muchas veces se ven superados porque los niños vienen con diferentes niveles, idiomas y culturas”. De ahí que pidan que el Estado dedique más recursos para combatir esta cuestión.