lapuebla de labarca - Desde Rioja Alavesa pero con proyección nacional, la asociación que creó Ana Baz garantiza la calidad de vida de más de medio centenar de niñas y niños en el país africano de Nairobi.

¿Cómo nació este proyecto?

-Todo surge de mi viaje de voluntariado. Hacía tiempo que quería hacer un trabajo de este tipo y una tarde se me encendió la luz, me senté al ordenador y me puse a buscar un destino donde colaborar. Encontré este proyecto, que me encantó, Me aceptaron, cogí el vuelo y me marché. Vi las imágenes del orfanato en el barrio Eastleigh en Nairobi, Kenya y todas las labores que se podrían hacer allí, contemplé los niños que había, sus necesidades?

¿Qué se encontró al llegar al orfanato de Nairobi?

-Un desastre de los desastres. El choque cultural, el choque educacional, la manera que tienen ellos de hacer las cosas, dejadez hacia los niños, condiciones higiénico sanitarias nulas, maltrato físico a los niños. Crecen sin directrices. Las cuidadoras, como no tienen una entrada de dinero, no cobran sueldo y, por lo tanto, su actitud es la de que estoy allí, hago la figura de adulto con los niños, pero nada más. Me lo encontré todo hecho un desastre y vine con la sensación de que abandonaba niños.

Es entonces cuando comienza a difundir esa necesidad por Rioja Alavesa.

-Como había visto las necesidades que había y desde aquí solo podía cubrir una, la alimentación, lo que había hecho era apuntarme los precios de la comida y había hablado con uno de los chicos mayores del orfanato. Le dije que le iba a mandar dinero cada semana, justo para comprar la fruta que yo le dijera, porque tienen una fruta increíble pero nunca la comían. Su alimentación era casi solo de arroz.

¿Cómo lo organizó?

-Quedamos en que yo le mandaría el dinero y cuando él comprara los alimentos enviaría las fotos de los nenes, para que yo pudiera verlo. Y así empezamos. El primer envío fue con mi madre y mi hermano. Luego aquí en Lapuebla, como es pequeñito, la gente me iba dando, 10 euros, 20, lo que podían. Luego empecé a publicarlo en las redes sociales y como la gente lo veía todo tan transparente empezaron a mandarme dinero y poco a poco hemos llegado a lo que hacemos ahora.

Para tratar de ayudar se comenzó por recoger dinero que donaba gente de Lapuebla, pero luego se ha ido extendiendo la solidaridad.

-De nuestro país y de otros lugares. Pero lo importante es que dimos un paso adelante y nos hemos convertido en una asociación, Amor sin Barreras, que ya está reconocida por el Gobierno Vasco, y esto nos permite hacer muchas más cosas.

¿Qué planes tienen?

-Tenemos muchos proyectos, como contratar a corto plazo a un médico para que pueda visitar a los 52 niños y les haga un seguimiento yendo una vez a la semana visitándoles por grupos. También a corto plazo, cuando tengamos abierta la web que estamos terminando, queremos poner en marcha apadrinamientos escolares. No queremos fomentar el apadrinar niños para que no haya distinciones dentro del orfanato, de que este niño coma mejor que ese otro. Lo que nos gustaría es que se paguen las cuotas escolares porque con los fondos que llegan para los pequeños se las ven mal para pagarlas y los mayores quisieran ir a la universidad y tampoco pueden. Por eso sería buenísimo que hubiera personas que digan que van a pagar la cuota escolar de determinado niño. Ese es un paso que daremos en el próximo viaje que haré (el 30 de agosto) yendo a los colegios y pidiendo las listas oficiales de precios que colgaremos en la web para que todo el mundo sepa lo que cuesta y quien quiera pague las cuotas.

¿Cómo está conformada la asociación?

-Se llama Amor sin fronteras y en el grupo de Whatsapp hay 150 personas. También hay otra mucha gente que está, pero que no quiere entrar en el grupo. Tenemos gente de muchos lugares de nuestro país, pero también se han incorporado desde México, Argentina, Reino Unido, Islandia? No están en el Whatsapp pero sí colaboran todo lo que pueden.

También han motivado a mucha gente para acudir como voluntarios.

-Ya lo creo. Ha ido una chica de Fuenmayor, Ana Enriquez; también una chica de Galicia, Mónica Acebo; cuando vaya yo viene también una chica de Oviedo, que se llama Marina Márquez, igual que en el anterior estuvieron Lai y Leticia, de Bilbao; también hay dos chicas argentinas, Silvina y su hija, que han mostrado su deseo de viajar? El voluntariado lo tenemos que mover porque se hace una labor increíble.

¿Cómo viven los voluntarios en Nairobi?

-Yo ahora he buscado a una familia, que es una opción muy interesante porque es compartir con ellos su vida. También te puedes ir a un hotel, porque algunas personas consideran que necesitan buenas condiciones para descansar. Yo prefiero ir y estar más mimetizada con la gente del país. Hay una familia, con la que ya estuve la segunda vez que viajé, que nos cobra 105 euros y nos da de desayunar, de cenar, una habitación para dormir, un baño como los de aquí, con ducha y agua corriente, luz, tienen incluso wi-fi, nos lava la ropa? Los traslados al orfanato se hacen en taxi que son como unos 6 euros ir y venir.

Si alguien se quiere añadir a la asociación o a este proyecto, ¿Qué tiene que hacer?

-Yo animo a todo el mundo a que colabore de la manera que pueda, sin barreras como dice el nombre de la asociación. Lo pueden hacer poniéndose en contacto conmigo, en mi teléfono (610616421), también a través de Facebook. Pronto estará operativa la web y también lo podrán hacer a través de ella.