labastida - La bajada del Pellejo, un espectacular homenaje a la ikurriña y la imposición de pañuelos a los nacidos o empadronados en el último año fueron los momentos más esperados para dar comienzo a las fiestas de Las Reliquias, de Labastida, que se prolongarán hasta el martes y pasan por ser las fiestas más populares de la villa riojanoalavesa.
Aunque el pasado jueves y viernes hubo ya algunos aperitivos festivos, como una exhibición de recortadores en la plaza de toros instalada en un solar cercano a la ikastola, o el concierto de Fiesta Europa FM, en la plaza, los momentos de mayor expectación comenzaron ayer al mediodía. A las 12.00 horas se hicieron coincidir dos actos. Por un lado, la imposición de pañuelos a los nacidos o empadronados en Labastida en el último año, acto que presidió en el Ayuntamiento la alcaldesa, Laura Pérez Borinaga, y por otro el tradicional homenaje a la ikurriña, en el que no hubo representación institucional, excepto la presencia de los concejales de EH Bildu y mucho más público y banderas que otras ediciones.
Ese homenaje a la ikurriña fue lo que marcó diferencias este año con respecto a los anteriores. Silvano García, concejal, recordaba que este homenaje nació hace más de 20 años “cuando la guerra de las banderas, aunque con el tiempo se ha convertido en un acto más del programa de fiestas”, Destacaba que “este año se haría un homenaje a la ikurriña en la plaza de los Maestros para darle un poco más de forma, porque se había quedado convertido en solo un pasacalles hasta la plaza Mayor”. El acto quedó desprovisto del tono reivindicativo que tuvo en sus orígenes, “aunque cada uno lleva en su corazón lo que quiere”, y en la actualidad es una parte de la fiesta y “un homenaje a la bandera que representa a todos los vascos”.
La kalejira comenzó en Los Castaños, cerca del restaurante Petralanda. Acompañada por la txaranga y unos gaiteros una larga comitiva encaró un paseo por la calle Varajuela y calle Mayor y, tras rodear una vez la manzana, llegó a la plaza de los Maestros, situada en la explanada en la que se encuentra el colegio público. Allí, tras una bienvenida de txalaparta, se hizo una presentación de la jornada, donde se recordó que “los hermanos Arana crearon la ikurriña hace 125 años. Un símbolo que representa el derecho de unidad y autodeterminación que asiste a Euskal Herria. Homenajear la bandera, por fin de la mano del ayuntamiento de Labastida, significa honrar a todo aquel que ha luchado o que ha dado su vida por lo que representa”.
A continuación, el grupo infantil del danzas de Labastida homenajeó a la ikurriña con un aurresku y a ellos les siguió el grupo de mayores que cerraron su danza cuando el katximorro hizo tremolar la ikurriña sobre los danzadores postrados en el suelo. Al contrario que en años anteriores, allí terminó el homenaje y no se hizo una entrada en la plaza Mayor como antaño.
Con esos actos se había ido llegando a las 13.00 horas, momento en el que la chiquillería se arremolinó en el centro de la plaza aguardando el paseo del Pellejo desde la torres de la parroquia hasta el balcón central del Ayuntamiento. Primero fue el disparo del txupinazo, y una traca colocada al otro lado de la plaza y acto seguido, sirviéndose de una sirga para conducir el odre lleno de vino y una cuerda para atraerlo hacia el balcón del ayuntamiento desde una de las torres de la parroquia de la localidad, se hizo descender al Pellejo.
Primero más rápido, hasta salvar la primera mitad del recorrido, ocupado por la carpa de la música a la que se había subido una cantidad infinita de chavales, y, al llegar al centro de la plaza, comenzó con el baile para que el Pellejo se vaciase sobre el público congregado en la plaza, dejando empapados a todos lo que allí estaban, especialmente el grupo de críos, y no tan críos, más valientes, que siguieron los avatares de los movimientos del recipiente, mientras la txaranga daba ritmo musical a la extraña y divertida danza que se vivía en la plaza. Con la recogida del odre en el interior de la casa consistorial, para hacerlo subir el próximo viernes en señal de despedida de fiestas, los numerosos vecinos y visitantes que llenaban la plaza y calles cercanas comenzaron el tradicional poteo por los bares de la localidad. Algunos, sin embargo, aguardaron a tomar el vino blanco fresquito y a que sus retoños trataran de subir por la cucaña colocada en el centro de la plaza, de donde colgaba un hermoso jamón como premio para el más animoso en llegar hasta el final del chopo resbaladizo.
Hoy se celebrará la procesión y posterior misa de las Reliquias y tras ella el concierto de la Asociación Musical Marrate de Labastida, y la Asociación de Dantzas Iskorta de Labastida. Mañana será el Día del Niño y el martes el último día de fiestas con actividades programadas para todas las horas del día y de la noche.
reliquias Las Reliquias pertenecen a los Santos Mártires de San Pedro de Cardeña, en Burgos y según cuenta la historia en el año 934, el califa de Córdoba Abd al Rahman III realizaba una de sus más duras campañas contra territorio cristiano. En ella atravesaba la provincia castellana de este a oeste, desde Cerezo hasta Oña y Burgos, dirigiéndose luego a Palenzuela para girar de nuevo al este por el valle del Arlanza, arrasando Lerma y Clunia. Sería de camino a Burgos cuando recibe la noticia de la existencia del monasterio de San Pedro de Cardeña. Allí se fue para matar a los monjes y quemar todas sus posesiones.
Los documentos cristianos verifican la cifra de 200 los monjes martirizados en el ataque al monasterio. Fueron Canonizados en 1603, acontecimiento que suscitó una fuerte demanda de reliquias, de las que algunas fueron a parar a Labastida, además de un importante movimiento devocional en torno a los santos mártires.