Vitoria - Las fiestas de Vitoria no serían lo mismo sin la Banda Municipal de Música de Vitoria y, pese a que les toca trabajar estos días, se nota que les apasiona lo que hacen. “Para nosotros es un gustazo estar en las fiestas y para mí, concretamente, que no salgo, no se me hace excesivamente duro porque cumplo bien con el descanso, aunque este año la temperatura está haciendo que sea un poco más duro, con las dianas, por ejemplo, porque aunque no sean muy largas se nota el calor”, explica Iker Olazabal, director adjunto de la Banda Municipal de Música de Vitoria, acompañado de Elena Romo (fagot), Iune Gasteasoro (trompeta) y de Eneko, de la banda municipal de txistularis, que ayer estaba de celebración. “Es mi cumpleaños. Cumplo 45”, detalla este último. “Felicidades. Lo siento. No me lo ha chivado Facebook”, se disculpaba Olazabal. “Ya, es que he desactivado mi cumple”, aclaraba este último, al mediodía, cuando todos ellos se concentraban en la Plaza Nueva para tocar Celedón, en la llamada a la fiesta, en el inicio de las dianas que acompañan con un recorrido, que normalmente acaban en La Florida o en Musikaetxea.
De todos los actos que hay en La Blanca, para Olazabal el más emotivo es la bajada, pero la subida, que se ha celebrado durante la primera hora de este mismo sábado, no se queda atrás, en opinión de la responsable del fagot, ya que “se hace muy entrañable porque al haber menos gente pueden entrar todas las txarangas y tocar antes de la subida y al ser de noche es diferente”.
Y lo mejor, para todos sus integrantes, “es poder seguir transmitiendo nuestra actividad y, sobre todo, ver que tenemos una respuesta del público excelente”.