Vitoria - Vuelve a Gasteiz, esta vez para estrenar un nuevo montaje, Conductas alteradas. Canco Rodríguez es un actor todoterreno que en esta ocasión se mete en la piel de Sebastián, un obrero de la construcción empeñado en no asumir la realidad de su matrimonio e hijos. Hoy y mañana tanto a las 20.00 como a las 22.30 horas, él y Ana Morgade, Paloma Porcel y Ángela Chica representan por primera vez esta comedia.

¿Qué se va a encontrar el público?

-Esperamos que la gente tenga la confianza de que le va a gustar porque está escrita y dirigida por Natalia Mateo y por el elenco de actores que subimos al escenario, que creo que, de alguna forma, hemos demostrado que esto se nos da, por lo menos, bien (risas). Se van a encontrar una comedia ácida, que no va al chiste fácil. Es una comedia que nace a partir de la tragedia de los personajes, que para mí es la comedia más divertida. Te ríes del sufrimiento ajeno. Es un matrimonio que se encuentra en una situación económica mala, una familia de clase media española, aunque hoy en día no sabemos si eso ya existe. A parte de problemas económicos, tienen también problemas matrimoniales que vienen, entre otras cosas, por la imposibilidad de criar a sus hijos. Es un retrato de lo que pasa hoy en día en muchísimas parejas jóvenes que han tenido hijos y a las que, de repente, les llega la crisis, es decir, los despidos, la falta de dinero... Como para salir adelante están fuera de casa todo el día, no están con sus hijos, que están en esa edad en la que para llamar la atención no hacen más que trastadas. Todo se les va de las manos. Necesitan ayuda externa y recurren a lo que consideran que es la solución de todos sus problemas: que venga la Supernanny a salvarles.

Ante ese panorama, igual dan ganas de llorar...

-Totalmente. Pero bueno, es la cáscara de plátano. Cuando alguien se cae por resbalarse con una cáscara de plátano, lo normal es que se rompa el codo, pero tú lo ves y te partes de risa. El público va a reírse con la evolución de los personajes ante esta situación tan desesperante. Todo está bañado con comedia y pensado para que la gente empatice, pero es evidente que detrás de todo hay una crítica social. No es el chiste por el chiste. Es contar situaciones actuales en las que al final, las grandes damnificadas, las más jodidas, son las personas, no los políticos, empresarios, jefes... Hablamos de las personas de a pie, de la calle.

Vienen a estrenar, con todo lo bueno que tienen estos momentos pero también con todas las cosas que se atan casi en el último instante.

-El estreno siempre es uno de los días más especiales en la trayectoria de la vida de una obra. Es cuando realmente lanzas las palabras para ver si el público reacciona de verdad como hemos imaginado. Estrenar en Vitoria me parece espectacular porque he actuado muchas veces en el Principal, que es un teatro precioso, donde cada vez que actúo siento que puedo abrazar al público y viceversa. Tiene una estructura maravillosa para que eso suceda. Así que me siento más recogido estrenando en Vitoria que, a lo mejor, haciéndolo en un auditorio de otra ciudad donde no me voy a sentir tan protegido por las paredes del Principal. Además, el público siempre acoge muy bien el teatro. Cada vez que he ido siempre ha sido un éxito de entradas y un éxito de sensaciones.

Eso sí, se meten entre pecho y espalda cuatro sesiones en dos días.

-Esa brillante idea háblala con los productores (risas).

¿En qué favorece, como es el caso, que la autora del texto sea también la directora del montaje?

-Siempre he temido que el director sea el autor de la función porque por lo general no suelen desvincular una labor de otra. En este caso, Natalia, como ella es también actriz, ha empatizado a la perfección con nosotros. Como autora ha mimado desde la primera hasta la última palabra del texto. Pero ha estado abierta a propuestas nuestras y nos lo ha demostrado. Ha sido muy generosa.

No deja de ser curioso que tanto Ana Morgade como usted son dos personas muy conocidas gracias a la televisión, aunque han hecho bastante más teatro del que mucha gente puede pensar. De hecho, estoy convencido que todavía le suelen preguntar por ‘Aída’. ¿No da un poco de rabia que no se valore tanto la labor sobre las tablas?

-Pero es normal. Mira, siempre pienso que lo peor sería estar, como algún amigo actor, sin que te den la oportunidad de trabajar. Bueno, te digo alguno cuando debería decirte la mayoría. Nosotros somos unos afortunados. En España, al haber posicionado el público la cultura políticamente, a pesar de no tener colores políticos, hay menos producciones de las que debería, la cultura está menos mimada de lo que debería. Parece que la cultura pertenece a unos y no a otros. Eso es una tontería como un templo. Que esté trabajando, que se me reconozca por una serie de televisión, que sea querido, hace que sea un afortunado.

¿Es complicado salir al escenario y que el público deje de ver a Canco Rodríguez y se deje llevar por su personaje?

-Es un esfuerzo que tiene que hacer el público y que siempre lo hace. Ahora te hablo como espectador. Los primeros cinco minutos, cuando sale un actor que reconozco por sus trabajos, sí lo relaciono con esa película en la que le vi o esa serie, pero punto. Esos pensamientos se quedan ahí. A partir de ese momento, me interesa la historia.

Tras pasar por Vitoria, les espera una gira larga, también con otras paradas en ciudades en fiestas como pasa en Donostia. Esto de trabajar en agosto...

-Pero si lo miras por el otro lado, mola: nos vamos a las fiestas de Vitoria y de Donostia con todos los gastos pagados (risas). ¿Que hay que currar? Vale. Pero ¿quién nos va a quitar el pincho de mediodía, darnos una vuelta después del teatro...? Cuando haces teatro, ya sea verano o no, las giras gastronómicas que te das, no te las da ningún otro trabajo (risas). Prefiero verlo desde ese otro lado. Además, actuar en fiestas me gusta porque me recuerda a algo como de toda la vida, ese teatro que va de localidad en localidad. Y llegas y la gente está feliz, y eso lo notas en el teatro.

Por cierto, ¿cómo es Ana Morgade como esposa, aunque sea en la ficción?

-(Risas) Candela es maravillosa. La relación que tiene con Sebastián es muy divertida. Pero no te quiero desvelar mucho porque hay sorpresas entre ellos. Y trabajar con Ana es un gustazo. Nos conocemos desde hace muchos años, de la Escuela de Cristina Rota. Ahora nuestros caminos se vuelven a unir y es muy bonito.