Vitoria - ¿Puede haber algo casi mejor que contemplar el lanzamiento del cohete festivo de las fiestas de Vitoria la tarde del 4 de agosto desde la Virgen Blanca? Alberto, de Pamplona, pero alavés de adopción, tiene la respuesta. “Yo veo el descenso de Celedón desde un balcón que hay encima del bar Deportivo Alavés”, detalla con una sonrisa. “Un privilegio”, como lo califica, el de poder verlo desde primera fila, cómodamente y desde las alturas, del que da infinitas gracias a la generosidad de un buen amigo, que también ha invitado a la pareja de Alberto, María José, y a los pequeños Beñat y Carlos. “Lo mejor de verlo desde el balcón es que siempre acabas encontrándote con gente de fuera, este año, por ejemplo, en este piso estábamos gente de Barcelona y de Francia, pero otros también había de Australia”. Todo un crisol de culturas del que tienen el lujo de disfrutar desde hace seis años. “Para mí esto es lo mejor, es un lugar de encuentro y una predisposición para compartir entre gentes llegadas desde sitios distintos”, destaca.

Y, para colmo, como añade María José, ellos mismos vienen desde Zalduondo, el mismísimo pueblo alavés del que dicen que procedía Celedón. “Venimos de su pueblo, así que le hemos dado permiso para que este año pueda hacer la bajada para comenzar la fiesta en Vitoria”, matiza.