Laguardia - Ayer martes, 30 de julio, tras casi cien años de andadura, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba el reconocimiento por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de los primeros 84 viñedos singulares. De esa cifra 45 están en la zona de Rioja Alavesa, repartidos por diez municipios: Labastida, Elciego, Navaridas, Laguardia, Leza, Villabuena, Elvillar, Lantziego, Baños de Ebro y Samaniego.

Abrir las puertas al aire fresco de nuevas indicaciones de vinos ha sido un objetivo de colectivos y bodegueros, especialmente desde Rioja Alavesa. ABRA, ARAEX, UAGA y hasta el Grupo Rioja han trabajado por mantener los estereotipos del vino de la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, pero abriendo otras posibilidades que fueran sinónimo de calidad y singularidad. Y ese momento llegó. El Rioja siempre se ha distinguido por su carácter pionero desde que en 1924 los precursores de la Denominación demandaron a las autoridades públicas una forma de poder diferenciar sus vinos en el mercado y para tener las máximas garantías de calidad y genuinidad para que los vinos producidos en la región estén protegidos de “usurpadores y falsificadores”.

Fue entonces cuando, por primera vez en el Estado y unos años antes de que se reconocieran las primeras denominaciones de origen, se aprobó un sello que permitía certificar los vinos de Rioja y el control de los mismos, para lo cual se delimitó su zona de producción, se configuró su primer Consejo Regulador y se publicó, en 1928, su primer reglamento.

Esta evolución de la certificación, que comenzaba el siglo pasado identificando aquellos vinos procedentes de la Denominación, llega ahora a concretar la trazabilidad hasta poner el foco en pequeños parajes o sitios rurales: viñedos singulares. Integrados por una o varias parcelas catastrales, con características agrogeológicas y climatológicas propias y uniformes que los diferencian y distinguen de otros de su entorno, de los que se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares.

Con el reconocimiento por parte del Ministerio termina así un proceso que tuvo su punto de partida a mediados de 2017 cuando se tomó la decisión, tras un largo estudio y un buen número de tensiones internas, de añadir al Pliego de Condiciones de la Denominación de Origen Calificada Rioja la posibilidad de identificar un origen más específico para ciertos vinos, que tiene el valor de ser certificado por el Consejo Regulador. Se definieron así como vinos procedentes de viñedos con más de 35 años de edad y cuyos rendimientos no sobrepasan, de manera natural y en virtud de su vigor limitado, 5.000 kilos por hectárea en el caso de variedades tintas y 6.922 kilos por hectárea en variedades blancas. A su vez su transformación se limita a 65 litros por cada 100 kilos de uva, su cultivo es respetuoso con el medio ambiente y su vendimia manual.

Para reforzar su singularidad, el Pliego establece que el vino será evaluado dos veces, recién se haya elaborado y justo antes de su comercialización, siendo que en este momento debería ser considerado como excelente por la mayoría de los catadores que lo evalúen. Pasado esos filtros, las contraetiquetas que garantizarán estos vinos incluirán, certificando todos estos extremos, la mención viñedo singular, que permitirá que los consumidores sepan que todas las características descritas están certificadas por el Consejo Regulador de la DOC Rioja.

De esta manera, se combinan así requisitos cualitativos y trazabilidad geográfica, que van a enriquecer el sobresaliente elenco de vinos de ensamblaje que fundamentan la reputación de Rioja.

Primeros, pero no únicos A finales del año pasado, 50 titulares impulsaron los 84 proyectos que ahora se reconocen como viñedos singulares, representativos de 154 hectáreas, que a buen seguro no van a ser los últimos, según señala el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Su presidente, Fernando Salamero, destaca “cómo Rioja sigue estando a la altura de las denominaciones más prestigiosas del mundo y demostrando su orientación al mercado y su permanente respuesta a las inquietudes y expectativas de los consumidores, profesionales, prescriptores y productores”. También recuerda “cómo el estandarte de los vinos de calidad marcará una senda que seguro van a recorrer también otras regiones”.

El presidente de la DOC Rioja subraya “cómo este hito compensa el esfuerzo del sector en estos últimos años, para seguir incrementando el fondo de comercio de una Denominación, única, singular, reconocida y mundialmente respetada”.