korres - Un total de 18 jóvenes mayores de 18 años, procedentes del País Vasco, pero también de otras muchas regiones del Estado, participan este año en la recuperación del poblado minero San Ildefonso, en la localidad de Korres, donde los voluntarios veraniegos trabajan ya desde hace cuatro años en rescatar de la maleza ese espacio, que fue uno de los lugares donde trabajaron numerosos vecinos, al menos entre los años 1858 y 1913, cuando se estima que fue abandonado.
Raúl Leorza es el arqueólogo y coordinador de esta actividad desde sus inicios y destaca que frente a la dinámica de otros años, en los que acudían más chicas que chicos, en esta ocasión son ellos la mayoría.
El objetivo de este año, porque el lugar donde hubo una media de 30 habitantes tiene numerosas construcciones, todas ellas derruidas, es “recuperar y limpiar el interior de un gran edificio, donde primero se ha tenido que realizar una importante limpieza mecánica de matorrales, tierra y piedras. Después, hemos comenzado a sacar los suelos y limpiar los muros”. En esta ocasión están apareciendo más materiales que en otras convocatorias, como restos de platos y un cuchillo oxidado, aunque lo que se busca es rescatar los muros, ya que cuando finalice la campaña se ha organizado una jornada de albañilería que realizará algunas actuaciones para proteger lo excavado, gracias al apoyo financiero prestado por la Fundación Vital.
Los jóvenes trabajan en el poblado por las mañanas y las tardes las dedican a otras actividades, como visitas a un mielero y otros artesanos o viajes a otros puntos de la geografía vasca para que los jóvenes conozcan este territorio. Como ‘casa’ tienen el colegio de Maeztu, donde duermen, comen y cenan y en esa localidad ya se ha hecho familiar la presencia veraniega de estos jóvenes voluntarios a través de sus calles.
Visita institucional En esta ocasión, los voluntarios recibieron el viernes la visita de Agurtzane Llano, directora de Juventud del Gobierno Vasco, que es la institución que convoca, organiza y financia estos campos de trabajo. La directora se mostraba sorprendida “por el proyecto en sí, porque parecía desde fuera un proyecto más adecuado a una zona urbana o industrial y al llegar te encuentras que es un entorno completamente natural. Me ha sorprendido y para bien”, afirmaba.
Resaltaba que “los jóvenes están haciendo una gran labor y este proyecto del Ayuntamiento de Arraia Maeztu es muy interesante y espero que lo podamos seguir apoyando en el futuro”.
Llano también se refería a los otros campos de trabajo que se están desarrollando este verano en territorio alavés: en Agurain y Valdegovía, junto al de Korres. El de Agurain se realizará en el mes de agosto y consiste en una recuperación de patrimonio, una fuente y de su entorno, teniendo todas las plazas ofertadas cubiertas. En cuanto a Valdegovía, también previsto para el mes de agosto, se tratará de recuperar un antiguo poblado abandonado.
En cuanto a la presencia de jóvenes vascos en estos campos, la directora de Juventud afirmaba que la proporción era la adecuada, ya que en torno al 5-8% de las veinte plazas que se ofertan en cada caso estaban ocupadas por jóvenes de Euskadi, pero uno de los objetivos que se quieren impulsar es potenciar la sensibilidad frente a otras culturas y personas. De hecho, “hasta la fecha, tras visitar dos de estos campos, hemos visto que las relaciones entre los participantes son muy buenas, igual que lo han sido en años anteriores. Y estas relaciones hemos visto que perduran más allá de los campos”.
El arqueólogo, Raúl Elorza, llevó a los visitantes institucionales a reconocer el poblado desde un altiplano cercano, y allí les indicó donde estaba la boca de la mina de asfalto, que en la actualidad tapa la maleza y los derrumbes. También mostró los caminos que utilizaron los mineros: el que iba hasta la enorme mina de asfalto de Atauri y el que llevaba a estas personas hasta Korres, ya que ambos se cruzan en el poblado.