Un total de 18 niñas y niños bielorrusos, muchos de ellos con problemas auditivos o de vista, están en Rioja Alavesa desde el pasado 2 de julio y hasta el 8 de agosto para pasar unos días de vacaciones y también para beneficiarse de revisiones médicas de sus dolencias, muchas de ellas relacionadas con la transmisión familiar de la radiación emitida por el desastre de la central nuclear de Chernóbil.
La mitad de los niños procede de Minsk y la otra mitad de la zona de Rahachow. Todo el grupo son niñas y niños que han heredado problemas médicos a causa del suceso ocurrido el 26 de Abril de 1986 cuando explotó el reactor número 4 de la planta nuclear, impactando al mundo con la mayor tragedia humana y ecológica y dejando una importantísima secuela de muertes y enfermedades en la población de la zona.
El habitual coordinador de esta operación es José Luis Aldazábal, quien comenta que junto a los niños llegaron también cinco monitoras que son quienes se encargan de estar pendientes de los pequeños, atender sus necesidades o servir de intérpretes. Durante su estancia acudirán a los especialistas en audición, quienes les implantarán, en caso necesario, audífonos. También, por cercanía, pasarán revisiones de vista y boca en Logroño. Y junto a esos controles disponen de una apretada agenda de desplazamientos a pueblos de la comarca, a la playa y otros lugares. Todas estas revisiones y los aparatos que se entregan a quienes lo necesitan los ofrecen gratuitamente las clínicas o los profesionales que participan.
Para hacer posible su presencia se han involucrado numerosas firmas comerciales, establecimientos de hostelería y ayuntamientos, como Leza, Navaridas, Elciego, Lantziego o Villabuena de Álava, incluso de La Rioja, como son los casos de San Vicente de la Sonsierra, Ábalos o Briñas.
Dentro de esas actividades, este año también se llevará a cabo el Día del Niño, dedicado a ellos, que si el pasado fue en Lantziego, en esta ocasión será en Lapuebla de Labarca el 25 de julio. En cuanto a los alojamientos para ellos, este año comenzaron pasando unos días en Salinillas de Buradón y posteriormente en un albergue privado de Leza. Y esta semana se han incorporado al espacio que suelen disfrutar todos los años en el albergue municipal de Leza.
El origen de la iniciativa se remonta al verano de 2001, cuando José Luis Aldazábal tuvo una niña bielorrusa en acogida, Alina, a través de Izaki, ONG de Agurain, y decidió al año siguiente ir a verla a su pueblo, para conocer cómo vivían ella y su familia y el espectáculo que encontró fue estremecedor: un pueblo deprimido, sin duchas, con viviendas de 40 metros cuadrados donde se hacinaban las familias y enormes problemas por el abuso del alcohol.
Aquello le impactó y decidió implicarse para tratar de lograr que grupos de estos niños pudieran viajar a Álava, durante el verano, para descansar de esa forma de vida y someterse a cuidados médicos, ya que muchos habían heredado sorderas y otras discapacidades.