Vitoria - Conciliar la vida laboral y familiar no es fácil. Y más si, además de trabajar, la persona tiene que hacerse cargo de un menor o de una persona dependiente, una situación habitual en miles de hogares vascos. Las distintas administraciones van adoptando medidas para restar carga a los empleados. Así, los trabajadores y trabajadoras disponen hoy en día de más posibilidades en cuanto a permisos de maternidad y paternidad, excedencias, reducciones de jornada, permisos de trabajo, etc. Sin embargo, son ventajas que muchas veces los propios empleados asocian más con el sector público que con el privado. E incluso consideran que, aun pudiendo beneficiarse de ellas, si lo hacen, de una manera u otra va a repercutir de forma negativa en su puesto de trabajo, sobre todo, a la hora de promocionarse. Un estudio publicado el martes pasado por el Eustat viene a reflejar esta percepción a tenor de las encuestas realizadas por el instituto vasco de estadística para un informe sobre conciliación de vida laboral y familiar. Y todo ello lleva a que, al final, la persona trabajadora prefiere ser asalariada que autónoma y prefiere trabajar en el sector público en lugar de en una empresa privada.
El 19,3% de la población ocupada tiene que dedicar, de forma habitual, más horas de las establecidas o previstas a su trabajo y que otro 15,6% lo hace algunas veces. Si bien es cierto que, en comparación con el año anterior, el porcentaje de personas que se ven obligadas a prolongar su jornada laboral de forma habitual o esporádica ha decrecido en 4,3 puntos, esta prolongación afecta más a los hombres que a las mujeres, ya que son quienes casi siempre alargan las hora de trabajo, en concreto, un 20,9% frente al 17,5% de las mujeres.
Llama la atención que el 19,2% de los hombres ocupados cree que le resultaría muy negativo pedir un permiso de paternidad. Sin embargo, sólo un 7,1% de los hombres opina que la paternidad les podría afectar de manera sensible frente al 22% de las mujeres ocupadas, que considera que la maternidad puede crear desigualdades de promoción. Así, el temor a que solicitar excedencias o jornadas reducidas afecte a la promoción profesional es ligeramente mayor entre las mujeres que entre los hombres (31,8% y 30,4%, respectivamente).
En la práctica, el 46% de las personas ocupadas confiesa no tener muchas dificultades para conseguir excedencias o reducciones de jornada y el 35% disfruta de horario flexible de salida del puesto de trabajo. Dentro de las distintas medidas que pueden facilitar la conciliación de trabajo, familia y vida personal, las ausencias temporales del trabajo están al alcance de la mayoría de la población ocupada, seguidas por la posibilidad de pedir días sin sueldo. Además, casi la mitad de las personas ocupadas manifiestan una dificultad baja para conseguir excedencias o reducciones de jornada.
Asimismo, el horario flexible de salida, otra herramienta para mejorar la conciliación, lo disfruta algo más de un tercio de las personas ocupadas (35,4%). Respecto al trabajo en el propio domicilio, un 8,3% de las personas ocupadas trabaja esporádicamente en casa y un 4,3% al menos la mitad de los días, cifras todas ellas muy similares a las del año anterior.
En el 24,4% de las ocasiones son familiares sin remuneración quienes se encargan del cuidado esporádico de los hijos e hijas de las personas ocupadas durante la jornada laboral de éstas. Y en los hogares en los que ambos miembros de la pareja trabajan, el cuidado de menores durante la jornada laboral del padre o la madre corresponde en el 90,4% de las ocasiones a los centros escolares; en el 4,1% de los casos a familiares sin remuneración y en el 3,8% a ambos ocupados. En estos mismos hogares, el cuidado esporádico de menores cuando, durante la jornada laboral, hay que llevarlos al médico, están enfermos o no tienen colegio, corresponde en el 63,4% de las ocasiones a ambos progenitores, en el 24,4% a familiares sin remuneración y en el 7,8% a la madre; en cambio, sólo en el 2,3% de las ocasiones es el padre quien se encarga de su cuidado.
Con todos estos ingredientes, el estudio concluye que con relación a las preferencias laborales, la población ocupada se decanta por la condición de asalariado (85%) frente a la de autónomo (15%) y por trabajar en el sector público (62,8%) frente al privado (37,2%), en tanto que elige de forma más equilibrada entre grandes (58,3%) y pequeñas empresas (41,7%).
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Contradicciones. Las administraciones van adoptando medidas para restar carga a los empleados, con más permisos de maternidad y paternidad, excedencias, reducciones de jornada o permisos de trabajo, pero son ventajas que muchas veces los propios empleados asocian más con el sector público que con el privado. Además, los trabajadores consideran que, aun pudiendo beneficiarse de ellas, si lo hacen, eso va a repercutir de una forma u otra negativamente en su puesto, sobre todo, a la hora de promocionarse.
El informe El estudio publicado el martes pasado por el Eustat viene a reflejar esta percepción, a tenor de las encuestas realizadas por el instituto vasco de estadística. Todo ello lleva a que, al final, la persona trabajadora prefiere ser asalariada que autónoma y prefiere trabajar en el sector público en lugar de en una empresa privada.
Curiosidad. El 19,2% de los hombres ocupados creen que les resultaría muy negativo pedir un permiso de paternidad. Sin embargo, sólo un 7,1% de los trabajadores encuestados opina que la paternidad les podría afectar de manera sensible.
en cifras
19,3%
Población ocupada que tiene que dedicar, de forma habitual, más horas de las establecidas a su trabajo
22%
De las mujeres ocupadas consideran que la maternidad puede crear desigualdades de promoción.