Elciego - Dos años largos llevan trabajando los técnicos de Qark Arqueología, los ayuntamientos respectivos y los propietarios, los barrios de bodegas. Primero en Samaniego y desde hace unos meses en Elciego y gracias a unas becas del Gobierno Vasco, por vez primera se han podido establecer criterios de datación para estas construcciones no solo en Rioja Alavesa, sino para el conjunto de la Denominación.

El director de Qark Arqueología, Leandro Sánchez Zufiaurre, cuenta que ese proceso en Elciego comenzó porque anteriormente habían realizado el estudio del barrio de las bodegas Matarredo, en Samaniego, en el año 2018. Aquello surgió de una iniciativa consensuada con el gobierno vasco, con el Centro de Patrimonio Cultural, que es quien financia estos estudios por medio de unas becas para el estudio y la protección del patrimonio cultural. Son becas que se otorgan a investigadores, a título personal, para que hagan estudios e investigación, pero centrados en la protección del patrimonio, no para temas particulares o para las tesis doctorales, sino que deben estar orientados a la protección del patrimonio.

La realidad es que no se conocía muy bien cómo ha sido la evolución de la historia de la producción del vino desde un punto de vista material, porque todos los estudios se centraban en lo documental, se hablaba mucho de que los barrios de bodegas tienen un origen medieval? “En el mundo del vino creíamos que sabíamos mucho, pero en realidad teníamos muy poca información fidedigna desde un punto de vista material”, explica el arqueólogo.

Entonces, lo que hicieron fue centrarse, empezar a estudiar los barrios de bodegas, investigar si tienen un origen medieval como se plantea, de cuándo son? Pero el objetivo no eran solo los barrios de bodegas, sino el estudio de la evolución de la producción del vino “porque sabemos que tenemos lagares desde la Edad Media, pero no sabemos bien cómo era la evolución. Lo que queríamos era conocer el proceso de evolución del vino”.

Por eso se llevó a cabo el estudio en Samaniego. Se centraron en el barrio de bodegas de Matarredo y vieron una serie de procesos que se estaban dando, por lo que “planteamos una hipótesis de trabajo. Y era que, en realidad, los barrios de bodegas surgen a partir de que no caben ya las bodegas en los pueblos. En Samaniego no hay prácticamente bodegas, en el pueblo no queda ninguna, solo una y después apareció otra en unas obras. Pero no las hay en el pueblo. Sin embargo, lo que vimos en el barrio de las bodegas es que estas son relativamente modernas, porque lo más antiguo es del siglo XVII y la gran explosión se da durante la segunda mitad del siglo XVIII”.

En este trabajo fue de gran ayuda el fondo documental del pueblo de Samaniego y especialmente un testamento de cuando falleció un fraile, que, al parecer, era un hombre con muchas propiedades. Legó a sus herederos una serie de viviendas y entre esos bienes estaban varias casas y sus bodegas. “Eso quiere decir que tiene varias bodegas en el pueblo y también en Matarredo de arriba y de abajo. Y casualmente, en 1680, las bodegas que tenía en el pueblo, estaban vacías o con vino viejo y tenía muchas cubas pero pequeñitas. Sin embargo, las que están en el barrio de bodegas están todas con vino nuevo, o alguna con vino del año anterior, todas o casi todas llenas y además eran cubas mucho más grandes aunque en menor número”. Con estos y otros datos, lo que Leandro Sánchez aprecia es que “lo que estamos viendo es una traslación, que las bodegas del pueblo se les están quedando escasas y no pueden abrir bodegas debajo de las casas porque están todas concentradas una al lado de la otra y lo que hacen es abrir una especie de polígono industrial, un protopolígono”.

Comprobar en otro pueblo Tras esa apreciación, lo que querían comprobar en una segunda fase era validar esa hipótesis. Para ello había que seleccionar un pueblo que tuviera barrio de bodegas y que tuviera además bodegas en el propio pueblo, que las conservara, y que el ayuntamiento correspondiente tuviera interés en realizar un proyecto de gestión de estas bodegas, porque el objetivo final es trabajar con los ayuntamientos y con los propietarios para hacer acciones, para que éstas se conserven y mantengan, ya que si no se usan se pierden porque la gente no las mantiene.

“Lo que hicimos fue enviar un email y cartas a todos los ayuntamientos de Rioja Alavesa explicándoles las características de lo que necesitábamos. No queríamos hacer una selección exclusivamente por nuestra cuenta, sino que buscábamos la implicación del pueblo, por eso nos dirigimos a todos. Y la verdad es que del que mejor respuesta tuvimos, más entusiasta y además cumplía muy bien los requisitos, de sobra además, fue Elciego”, resalta.

Los investigadores agradecieron las respuestas al resto de ayuntamientos y de inmediato comenzaron a trabajar en Elciego. Desde el primer momento la colaboración fue importante, “porque pudimos visitar muchas bodegas, aunque luego el estudio se centró en treinta en total. No estudiamos todas, sino una muestra amplia. Por eso elegimos estas 30, unas en el pueblo y otras en el barrio de bodegas, en Barrihuelo, y fue interesantísmo”. Y es que desde el principio, así como en Matarredo, en Samaniego, muchas de las bodegas estaban excavadas en roca, sin obra, sin arcos, por las propias características del terreno, ya que la mitad de las bodegas tienen obra construida y la otra mitad son excavaciones, en Elciego todas, prácticamente, tienen arcos y tienen construcciones. “La riqueza que pudimos obtener en este caso fue mucho mayor. En Matarredo, por ejemplo, teníamos bodegas con hasta cuatro etapas constructivas, y en Barrihuelo hemos encontrado bodegas con hasta 25 momentos de construcción. Es impresionante”.

Esto “daba respuesta al objetivo que nos habíamos marcado. Y la hipótesis que habíamos planteado parece confirmarse materialmente”, que se crean los barrios de bodegas, cuando ya no se puede trabajar en el pueblo por falta de espacio.

Pero había también otra línea de trabajo, Y es que otra de las ideas por las que realizaron la investigación era “para generar una tabla, que llamamos cronotipológica, de técnicas constructivas, de maneras de hacer bodegas, para poder darlas una fecha en función de la manera de construirlas”. De esta manera, cualquiera, con esa tabla en la mano, puede ir a ver una bodega de este entorno geográfico como es Rioja Alavesa, aunque puede valer para cualquiera del Rioja, “y apreciar, por ejemplo, que este tramo de esta bodega es de la segunda mitad del siglo XVIII. ¿Por qué razón? Porque tiene estas características determinadas, este tipo de labra, este tipo de manejo de la piedra”, aclara.

Este era otro de los objetivos, poder contar con una tabla para utilizar en otros pueblos para poder conocer de manera mucho más rápida, y cualquier persona, la datación de una bodega. De hecho, también Leandro Sánchez hizo otra prueba. Una vez realizados los estudios de Matarredo y de Barrihuelo, entró en las bodegas de Navaridas. Cogió las tablas, visitó las bodegas y comprobó que funcionaba a la perfección.

Lo que vieron los investigadores en Elciego es que las bodegas más antiguas están en el pueblo y una de ellas tiene hasta 25 momentos constructivos. Pero en Barrihuelo hay alguna con 12, 13 o 14 momentos. “Es impresionante la cantidad de obras que tienen allí, bodegas enormes y con muchísimas fases? Pero lo que estamos viendo es que las bodegas nacen desde el pueblo, puede que alguna ya existiera en lo que luego se convierte en el barrio de bodegas a finales de la Edad Media porque vimos algún indicio, en una, en Barrihuelo, que aunque la obra actual es del siglo XVIII, podría caber la posibilidad de que hubieran podido hacer una primera bóveda en el siglo XVI”.

Como tienen esa duda no descartan que esta zona ya pudiera tener alguna bodega, pero no eran espacios consolidados ni mucho menos. “Lo que está claro es que una vez saturado el pueblo y que la capacidad de moverse por esas bodegas era mucho más compleja que en un barrio especialmente planificado para eso, ya que donde hay gente viviendo no es un entorno cómodo para trabajar y trasegar el vino, y además van cambiando las formas de trabajarlo y necesitan espacio de carga, espacio donde echar la uva, necesitan lagos o tienen la casa donde está la bodega”, añade. Y cuando cambian la manera de producir necesitan el lago encima de la propia bodega, ven que en muchas casas no pueden tener el lago. Entonces, lo que hacen, es sacarlas fuera Y ese proceso se da a mediados del siglo XVII. Al final, los barrios de bodegas, como barrios, aunque hubiera bodegas anteriores, o una actividad bodeguera anterior, la consolidación, la creación se da en ese tiempo, la segunda mitad del siglo XVII. “Y la configuración actual, el aspecto que vemos actualmente y la manera de hacer vino en estos barrios de bodegas es la que se produce a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y sobre todo durante el siglo XIX que es cuando adquieren la fisonomía actual los barrios de bodegas, tanto los calados, como las casas por encima”, especifica.

Lo que si está claro es que la bodega más espectacular de Elciego está en el pueblo, justo debajo de la plaza. Es la que pertenece a la Casa de la Reja, en la calle Barco, 1. Esta es la que tiene la mayor riqueza histórica sin lugar a dudas. Es impresionante porque cuenta con 25 momentos históricos en su construcción.

Pero la falta de documentación aún no deja entrever como están produciendo el vino, en ese tiempo entre los lagares y los barrios de bodegas. “No lo tenemos claro, no tenemos referencias claras de lo que pasa entre esos lagares altomedievales y los barrios de bodegas, pero el almacenamiento se daba en los pueblos”, explica este experto.

La presentación de este trabajo se realizará el día 16 con el Ayuntamiento y lo harán en una bodega en Barrihuelo, en Marqués de los Andes. Allí “contaremos el trabajo que estamos realizando junto con el ayuntamiento para generar un movimiento en el que sean los propios propietarios los que muevan esas bodegas para que la gente las pueda conocer y visitar”.

Quienes están participando en estos proyectos tienen ideas de hacer itinerarios, rutas, incluso un itinerario histórico por los distintos momentos constructivos de las bodegas. Explica que algunas ya las han valorizado como el restaurante La Cueva, que es una de las más ricas en secuencias históricas. Otras las han preparado para hacer catas en la propia bodega. “Pero hay otras que no y esas son las que corren cierto riesgo, porque si el propietario no le da un uso, al final deja de cuidarlo y por eso algunas se han caído. Pero lo bueno es que aquí, en los dos barrios de bodegas que hemos trabajado hasta ahora, vemos que la gente quiere a sus bodegas, las cuida y saben que tienen un patrimonio y mantienen una relación emocional con ellas al ser un patrimonio familiar. Sin embargo, hemos visto casos de bodegas en otros pueblos en los que directamente las han macizado con hormigón porque tenían miedo de que se les cayera la casa”.