laguardia - Los viticultores y las instituciones implicadas en el desarrollo del viñedo contemplan con una relativa inquietud la evolución en los campos de cultivo y aunque aún queda tiempo para poder valorar por dónde irá la vendimia de este año los meses pasados han dejado incertidumbres y mucho trabajo de campo.

Según el Servicio de Viticultura y Enología de la Diputación Foral de Álava, la campaña vitícola 2018/2019 durante el otoño y principios del invierno transcurrió con temperaturas suaves y ausencia de precipitaciones. No es hasta bien entrado enero cuando una serie de borrascas regaron la zona con agua y nieve y dieron lugar a un descenso de los termómetros con registros propios del invierno. Estas perturbaciones atmosféricas fueron, sin embargo, de duración limitada: las condiciones invernales apenas se alargaron hasta los primeros días de febrero, momento a partir del cual las temperaturas se elevaron muy por encima de las habituales para la época, cesando prácticamente las precipitaciones.

A merced de las reservas de agua acumuladas en enero y de las altas temperaturas del final del invierno, se produjo un adelanto de la primavera meteorológica de más de un mes que dio lugar a un despertar temprano de la vegetación en la misma magnitud. Febrero y marzo fueron meses secos y con temperaturas excepcionalmente elevadas para la época. La escasez de agua hizo que el efecto de la temperatura apenas se notase en la inmediatez de la brotación de la viña.

A principios de abril se registraron temperaturas por debajo de los cero grados en algunos puntos de Álava, en un momento en el que las viñas se encontraban en estado fenológico de punta verde o yema hinchada. Esto hizo que apenas existiese repercusión en la cosecha. En la parte más occidental de la DOC Rioja el día 6 de abril se produjo una fuerte granizada. Los daños en el viñedo, que se encontraba en ese momento con las yemas en punta verde, llegaron a suponer como promedio un 6% aproximadamente de pérdidas de cosecha en Labastida, la localidad alavesa más afectada, según estimaciones de los técnicos de la cooperativa.

El 13 de abril bajó la temperatura hasta debajo de 0º C en localidades riojanoalavesas como Elciego, Labastida o Villabuena. Los daños se produjeron en zonas no habitualmente heladizas, incidiendo especialmente en las zonas altas. Por ejemplo, llegaron a contabilizarse hasta un 20% de yemas dañadas en algún paraje próximo a Salinillas de Buradón y también en el lado opuesto, en San Vicente de la Sonsierra.

La segunda quincena de abril fue anormalmente cálida, en un mes en el que las precipitaciones no compensaron el déficit acumulado desde el inicio de la campaña. De nuevo a principios de mayo una nueva alarma se produjo en los viñedos alaveses. Durante la madrugada del lunes día 6 de mayo, estando la viña en ese momento entre punta verde y racimos visibles, las temperaturas registraron mínimas ligeramente debajo de 0ºC en diversos parajes y fincas a lo largo de toda la comarca de Rioja Alavesa y de Arabako Txakolina. Una helada que, aunque se hizo sentir en mayor o menor medida a prácticamente todo el viñedo, afectó únicamente áreas o parcelas puntuales.

En un contexto general esta helada no puede en absoluto compararse, ni por superficie ni por intensidad, a la que sufrieron las explotaciones alavesas en 2017 pero con todo, hay viticultores que verán reducida su producción final y que realizaron reclamación al seguro. Las pérdidas estimadas durante la primavera por los fenómenos meteorológicos adversos descritos (heladas y granizo), con diferencias entre explotaciones, han podido suponer una ligera reducción de producción de uva en el contexto global de Rioja Alavesa.

El mes de mayo resultó muy seco, de los que más de los últimos 50 años, con días de frío no propios de ese mes. No obstante, las reservas de humedad de abril y días puntuales con temperaturas muy altas provocaron una aceleración del desarrollo del cultivo que en la primera semana de junio se encontraba ya con parte del viñedo en floración. El mes de junio ha ido transcurriendo con variaciones muy acusadas de temperaturas. Lo mismo se sobrepasan los 30 grados que las temperaturas descienden hasta valores muy por debajo de lo que corresponde al inicio del verano meteorológico. Se han producido en este mes varios episodios de lluvias acusadas que han contribuido en parte a restituir el déficit acumulado de agua de la primavera (de las más secas de los últimos años), pero que han aumentado los riesgos de enfermedades criptogámicas, especialmente oídio, y han podido tener unos efectos en el cuajado de la uva que estaremos en condiciones de evaluar en los próximos días.

En cuanto a plagas, en lo que llevamos de campaña, no ha habido especiales incidencias más allá de las habituales: trips, araña amarilla, acariosis, erinosis o polilla de racimo, entre otras. En lo que atañe a enfermedades, se ha tratado preventivamente, y se continúa tratando, el oídio, lo mismo que ante el mildiu. De este último patógeno, a fecha de hoy no se conoce se hayan detectado mancha alguna a pesar de la alta incidencia en la pasada campaña de esta enfermedad.

En conclusión, el viñedo se encuentra cuajado, ligeramente adelantado con respecto a lo habitual y, en general, con buen desarrollo y condición sanitaria. En los pasados días se han producido precipitaciones en el área de Rioja Alavesa que, en principio, para la mayoría de viñedos a punto de completar el cuajado, resultarán positivas. Las labores de espergura y desniete están ocupando a viticultores y mano de obra auxiliar desde mayo y se prolongarán durante algunos días más.

Txakoli alavés La información ofrecida en este informe corresponde a Rioja Alavesa. En el área de Arabako Txakolina, este mismo Servicio de la Diputación Foral de Álava, señala que el escenario meteorológico ha sido muy parecido: invierno seco y cálido, primavera muy fría y con precipitaciones escasas y fenómenos meteorológicos adversos (heladas) coincidentes en fechas y efectos con los ocurridos en Rioja Alavesa. La fenología de la viña se encuentra en estos momentos igualmente en el estado de cuajado.