luzuriaga - La pintura, y más concretamente el muralismo, se ha convertido en el municipio de San Millán en una herramienta para unir pueblos y acercar distancias. Este verano un nuevo mural en Luzuriaga se sumará a los ocho ya existentes con el objetivo de recuperar elementos culturales, geográficos y tradiciones. La obra se realizará en verano en una de las paredes del almacén comunitario de la localidad. “Se realizará una reunión de presentación el 25 de junio y se comenzará a pintar el 1 de julio”, explica Marivega López de Arbina, técnica socio-cultural del Ayuntamiento de San Millán.

Los murales colaborativos de San Millán son fruto de un proyecto a largo plazo para traer las experiencias de arte público colaborativo al medio rural. Con los monumentos pictóricos en el ámbito rural se persiguen objetivos como la convivencia entre pueblos de un mismo municipio, la transformación de espacios públicos y la conservación de la cultura rural a través de intervenciones contemporáneas. Además se ofrece una actividad lúdica y cultural en la que los vecinos pueden participar juntos. Los talleres se componen de personas de distintas edades, de nativas del pueblo y de nuevos vecinos.

El proyecto de muralismo público en San Millán se inició en 2010 con el objetivo de recuperar elementos culturales, geográficos y tradiciones que pudieran quedar reflejadas y disponibles a la vista del público en general, además de tratar de buscar la cohesión social y la implicación cívica a través del arte y la creatividad. Todo ello a través de diferentes técnicas de las artes plásticas relacionando a sectores de la población de diferentes edades, oficios y procedencias.

Una actividad, ya consolidada con el paso de los años, que trata conseguir la participación intergeneracional como oportunidad para acercar vivencias y opiniones, reflexión sobre los temas que se pintan en el mural y la regeneración de espacios, entre otros.

El proyecto está coordinado por Verónica Werckmeister, quien tiene un amplio recorrido en el desarrollo de este tipo de iniciativas. “A comienzos de año se convoca a las localidades que no han realizado mural para que soliciten la realización del mismo. Entre las solicitudes se hace un sorteo eligiendo la que ese año acogerá la realización del mural”, explica López de Arbina. La próxima semana se realizará una presentación en la localidad que acoge el mural con el objetivo de implicar a los vecinos en la realización del mismo “ya que lo más interesante del proyecto es, sin duda alguna, que las personas participantes sean protagonistas de un trabajo cívico creativo y colectivo para que adquiera todo su valor de significado”.

Una vez realizada la presentación se lleva a cabo un taller teórico-práctico de muralismo destinado a todos los sectores de la población del que saldrá una idea de la composición del mural para su posterior plasmación en la pared. “Los vecinos de los pueblos se vuelcan en los proyectos, que tienen carácter intergeneracional, ya que participa gente de todas las edades”, explican los promotores de la idea.

En San Millán el muralismo colaborativo comenzó en 2010 en Ordoñana. El deporte y la cultura fueron el tema elegido para el mural ubicado en el frontón. Unas enormes abarcas tradicionales enganchadas a la pared sorprenden desde la distancia. Abajo, la tela de la falda tradicional de la zona. Dentro de los cuadros de la falda se pueden apreciar detalles sobre la vida del municipio, además de las creaciones de los participantes más pequeños.

Un año más tarde San Román de San Millán rindió tributo al trabajo del campo y a los diferentes juegos tradicionales de la zona, mientras que Adana, pintó en su bolera los cambios que el paso del tiempo ha provocado en el pueblo. El mural ilustra el pueblo de antes y ahora, simbolizado por la reproducción de una foto antigua de unos niños encaramados al cartel de Adana junto a la carretera. La misma ubicación se utilizó para sacar otra foto de los niños que viven o vienen de Adana hoy en día, además de hacer mención al molino tan especial que tienen y al paisaje y de alrededor.

En 2013, el depósito de aguas de Okariz fue engalanado con una alusión a la naturaleza cambiante a través de las estaciones. Pitxuskaritza es el título del mural. Una palabra inventada por los ayudantes más pequeños, que la definen como: el trabajo en equipo, la amistad, la igualdad y la convivencia.

“Además, es una divertida alusión a lo absurdo, el juego y la diversión que podemos encontrar en cada momento de nuestro día”, explican. El mural representa la naturaleza cambiante a través de las estaciones. Entre las hojas se encuentra escondidos tesoros del pueblo y del monte, como el arco románico de la iglesia del pueblo, los perretxikos, la presa cercana al pueblo, el zorro, visto de vez en cuando en los alrededores. Además se esconde también un elefante. La temática se repitió en 2014 en Narbaiza donde su depósito de aguas une dibujos de los cuatro elementos de la naturaleza -agua, aire, tierra y fuego-.

La plaza mayor de Ullibarri-Jauregi mezcla elementos del pasado y del presente del lugar con numerosos colores y motivos ferroviarios que recuerdan a su vieja estación de tren. Otra de las creaciones del municipio se llevó a cabo el pasado año en Eguílaz. Sobre la pared del lavadero se pueden ver diferentes representaciones del campo, el pueblo, sus gentes y tradiciones. La pared del centro social de Galarreta acoge desde 2017 el mural titulado El vuelo de la torre.

Todas estas creaciones han permitido que el municipio cuente con una gran galería de arte urbano al aire libre que, a lo largo de estos años, se ha ido ganando a pulso no sólo el cariño y la admiración de los propios vecinos del municipio, sino también el interés y los halagos de los turistas que recalan en la zona.

año. Es el año en el que empezó el proyecto de muralismo público en San Millán. Desde entonces, son ocho las obras desarrolladas.

De junio. Es la fecha de la primera reunión en Luzuriaga para avanzar en el nuevo mural.