laguardia - Las razones por las que Azucarera, que recibe la remolacha procedente de Álava, La Rioja y Castilla y León, decidió romper el acuerdo marco interprofesional recortando el pago a los agricultores y sustituyendo una parte del precio pactado por un complemento vinculado al precio europeo medio del azúcar que hasta octubre de 2020 no se conocerá, están estrechamente vinculadas a las pérdidas de la empresa de los últimos años y al dinero prestado y no devuelto por la cadena de ropa.
Y es que, Azucarera forma parte del grupo AB Sugar, uno de los líderes mundiales en producción de azúcar, con presencia en Europa (España y Reino Unido), África (Sudáfrica, Malaui, Zambia, Swazilandia, Tanzania y Mozambique) y China. A su vez, AB Sugar forma parte del grupo internacional Associated British Foods, presente en otros sectores alimentarios y en la industria textil. Entre esa industria textil se encuentra la conocida marca de ropa low cost de origen irlandés Primark, que en 2014 acordó con Azucarera un préstamo de 18,5 millones de euros, pero esa cifra, lejos de solucionar los problemas de la remolachera los fue aumentando y en el año 2017 este contrato de cash pooling llegaba a los 171 millones de euros.
La firma de Miranda se puso las pilas y, aunque siguieron produciéndose pérdidas (se estiman unos 77 millones entre 2018 y 2019), según las cuentas de 2018 de Azucarera, la deuda se había recortado en el último ejercicio hasta los 125 millones de euros. Pero fue un recorte ficticio que no dejó abandonar los números rojos, ya que en ese ejercicio la filial remolachera registró unas pérdidas de 27,3 millones de euros.
Fuentes de Associated British Foods han reconocido en un comunicado que “los cambios estructurales en el régimen de azúcar de la UE en octubre de 2017, que eliminaron las cuotas de venta, combinados con una reducción en el precio mundial del azúcar durante el año, han creado condiciones comerciales difíciles para Azucarera”, explica. Tras la eliminación de cuota la tonelada de remolacha se pagaba a 501 euros y en enero de 2019 había bajado a 312, lo que causó un planteamiento de abandono de este cultivo.
Y es que, con esos precios no cubren costos de producción: mientras que en Francia los costes para los productores ascienden a 1.800 euros por hectárea, en España ascienden a 2.500, principalmente por el agua que se precisa para su riego. Las mismas fuentes recordaban que el grupo compró a Ebro hace diez años la Azucarera por 385 millones de euros y que llevan cuatro ejercicios económicos compensando las perdidas con los enormes beneficios que logra la compañía británica en sus otros negocios que le permiten tener un valor en bolsa de 22.000 millones de dólares.
A pesar de todas las inyecciones financieras, la compañía británica no ha recuperado en nueve años ni un tercio de lo que pagaron por la española. ABF compró Azucarera hace diez años por 385 millones de euros a Ebro y, en sus últimos cuatro, ha tenido que compensar sus números rojos con el gran resultado de su imperio textil de bajo coste.