Pueden rellenar hasta cinco destinos, pero rara vez, como destacan los pensionistas alaveses consultados por este diario, tienen la gran suerte del que colocan en primer lugar, su preferido, sea al que finalmente ponen rumbo en uno de los conocidos como viajes del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), subvencionados para pensionistas. “Las plazas vuelan”, explica Santiago Ibáñez, un vecino de Vitoria, natural de Pipaón, que suele hacer un viaje al año. El último, sin ir más lejos, lo hizo en abril, a Salou (Tarragona). Al igual que Ibáñez, un total de 8.369 alaveses (1.708 plazas más de las previstas) participaron al final de la temporada 2017/2018 en este programa de turismo social para la tercera edad, cuyo objetivo es facilitar la incorporación de las personas mayores a las corrientes turísticas, al tiempo que se intenta paliar en materia de empleo, el fenómeno de la estacionalidad en el sector hotelero. Y para la actual temporada 2018/2019, como avanza el Ministerio de Bienestar Social, el número de plazas ofertadas en Álava será de 6.661, con una aportación prevista por parte del Imserso, de 521.647 euros. “El Imserso oferta el número de plazas de la temporada distribuyéndolas por provincias, en función del porcentaje de población mayor de 65 años de cada una de ellas sobre el total de dicha población en España”, puntualizan fuentes del Imserso, instituto que el pasado 22 de noviembre conmemoró el 40º aniversario.

En concreto, con esta iniciativa los jubilados tienen la posibilidad de disfrutar, a precio reducido, de estancias en zonas turísticas del litoral peninsular, Baleares y Canarias, además de zonas de interior con actividades como circuitos culturales, turismo de naturaleza, viajes a capitales de provincia y a Ceuta y Melilla. Aparte, a lo largo de estos años también se han puesto en marcha actividades de termalismo social, todas ellas dirigidas a un envejecimiento activo, “que han supuesto un cambio de vida en las personas mayores en España”.

De todos estos viajes del Imserso, como especifican desde el Ministerio de Bienestar Social, “los destinos más demandados son las Islas Baleares, seguidas de Andalucía, Comunidad Valenciana, los circuitos culturales y Cataluña”. Para poder ser beneficiario del programa Imserso, se tiene que ser residente en España, ser pensionista de jubilación, de viudedad y con 55 años o más de edad, pensionista por otros conceptos o perceptor de prestaciones por desempleo, con 60 o más años. Y si se es mayor de 65 años y asegurado o beneficiario del sistema de seguridad social. Ibáñez, por ejemplo, empezó a viajar un poco tarde, “cuando tenía 75 años. Lo hice a Ibiza, con mi mujer y como nos gustó, repetimos experiencia, a Roquetas de Mar (Almería), Matalascañas (Huelva) y Benidorm (Alicante)”. De todos ellos, “el mejor” fue Salou.

“Tuvimos buen tiempo, nos pudimos desplazar por nuestra cuenta hasta Tarragona y el hotel fue soberbio”, subraya. En cambio, la primera experiencia del pamplonica Antonio Félix, pero residente en Vitoria desde hace medio siglo, fue de esas para no repetir, cuando llegó de Benidorm, hace cuatro años, y puso un pie en la antigua estación de Los Herrán. “Con la maleta, me fui directo al ambulatorio del gripazo que tenía”, recuerda, con una sonrisa, ahora. Pero eso no le impidió repetir. “Hace tres años, me fui a Roquetas de Mar. Las pasadas navidades estuve en Torremolinos (Málaga), que es lo que más me ha gustado. En octubre fui a Lloret de Mar (Girona), en tren, y ahora, en marzo, me iré a La Manga (Murcia) quince días”, detalla este hombre para quien la ventaja de estos viajes es que “vas como los borregos, con todo organizado, y no te tienes que preocupar”.

“Todo un 10” La “buena organización” también la destaca Benita Esparta, de 82 años, “todo un 10”, añade esta mujer, que desde que se quedó viuda y tiene problemas de cadera ha dejado de hacer las maletas para este tipo de viajes. “Ahora me voy al caserío que tengo en Dima (Bizkaia)”, declara. Sin embargo, recomienda participar en esta iniciativa. “A mí me encantó cuando estuve hace diez años en Cabo de Palos (Murcia). También fui a Cambados (Pontevedra) y Palma de Mallorca”, especifica.

Su amiga Antonia Jauregi, de 88 años, residente en Vitoria desde los 18 años, cuando vino desde Arrasate, ha estado cuatro veces en Puerto de la Cruz (Tenerife). “Pero no es que me encante, es que sólo me quedaba esa plaza”, revela esta señora que ha estado “muchas veces” en Benidorm, todo un clásico, “porque es donde más ambiente hay”.

En cambio, Francisco Gómez (73), de Orense, pero residente en Gasteiz hace 48 años, todos los que ha hecho “al poco de jubilarse” son siempre cerca de Euskadi. “Ni a mi mujer no a mí nos gusta irnos muy lejos”, añade este hombre cuyo balance de ellos es “muy bueno, aunque hay que tener en cuenta el horario, pero el precio está muy bien”, precisa.