Navaridas - Navaridas se ha convertido en el único pueblo del País Vasco, y previsiblemente de todo el Estado, en tener un día al año dedicado a la vereda, concretamente a limpiar los caminos rurales por parte de los propios vecinos. Ayer, por cuarto consecutivo, un numeroso grupo de personas de todas las edades dedicaron la mañana a dejar impolutas sus cunetas, terrenos yecos y casetas abandonadas.

El alcalde, Miguel Ángel Fernández, contaba que, como todos los años, “después de vendimias, preparamos esta actividad, que es fruto de la iniciativa de una vecina, Ana Blanco, que cuando paseaba con sus amigas se dedicaba a recoger la suciedad que iba encontrando”. Tras ver este gesto, el Ayuntamiento decidió poner en marcha la limpieza a vereda, es decir, con voluntarios del municipio, para recoger todos los residuos “que se han acumulado durante la vendimia y en general durante todo el año “.

Como consecuencia de esas campañas, señalaba el primer edil, “se nota que va descendiendo el número de kilos, pero sigue apareciendo de todo”. Este año, por ejemplo, han encontrado un bidón de gasoil, un parachoques de un coche, una televisión, unas hamacas y una gran cantidad de botellas, envases metálicos, plásticos y “restos de cuándo la gente va por la noche a ver el cine en las viñas y varios sofás”.

Todo ello ha quedado colocado en grandes bolsas de plástico al lado de los contenedores de basuras para la recogida selectiva por parte del servicio de limpiezas contratado por la Cuadrilla de Rioja Alavesa y al servicio de los pueblos de la comarca.

Lo destacable de estas veredas, tal como resaltaban ayer a última hora de la mañana algunos de sus numerosos participantes, es que comenzaron con esta operación los adultos y que a ella se han ido incorporando con el tiempo también jóvenes y niños, con lo que la recogida de basuras es un “objetivo de pueblo”. De hecho, a primera hora de la mañana salieron un total de 15 personas de todas las edades, pero a media mañana eran muchos más las que estaban por los caminos con bolsas y largas pinzas para recoger residuos sin agacharse tantas veces.

tomar conciencia Una de las participantes, Marisa, argumentaba que “esto hay que hacerlo porque la gente somos muy cochinos”. Añadía que había encontrado “cazuelas, televisores, gafas, ropa interior y muchas marranadas... la gente debería tomar conciencia de que esto no se debe hacer. Afortunadamente desde que lo hacemos vamos viendo que cada año hay menos basura en el campo”.

Ana Blanco añadía que los vecinos de Navaridas ya se han acostumbrado a que cuando van al campo, si encuentran basuras, las recogen y las acercan a los contenedores, pero estas experiencias también están sirviendo para identificar a las cuadrillas que menos cuidado tienen “a pesar de que se les pide que tengan cuidado”. Precisamente, uno de los asistentes recordaba que hay zonas, en Cataluña donde se penaliza a los vendimiadores que abandonan los residuos de la comida en el campo con una o dos horas de salario. Esa medida está siendo positiva porque al final tienen cuidado para evitarlo. De hecho, algunos de los voluntarios planteaban ayer que el ayuntamiento o la asociación El Cerrillo, que son los que conjuntamente desarrollan la iniciativa, podían colocar unas “tablillas de madera pidiendo responsabilidad a todos los que acuden al campo para mantenerlo limpio”.

A primera hora de la tarde, una vez amontonadas todas las bolsas al lado de los contenedores de basuras, los participantes acudieron al bar social, donde el Ayuntamiento había preparado un almuerzo “para disfrutar también. ¡No va a ser todo trabajar!”, animaba el alcalde. La mejor manera para terminar una jornada festiva, pero laboriosa.