la solidaridad y el compromiso de 17 alumnos de cuarto de ESO del colegio Paula Montal de Gasteiz acaban de dar sus resultados definitivos. El proyecto Una prenda, una ilusión, al que con tanto mimo han ido dado forma desde el pasado mes de octubre, se ha saldado con la recolección de más de una veintena de grandes bolsas y cajas repletas de ropa y calzado para adultos y niños, ya en desuso, que en los próximos días nutrirán el armario de las tiendas de moda sostenible que Koopera-Cáritas gestiona en la capital alavesa. Más de 20 cajas y bolsas llenas de ilusiones que contribuirán a generar empleo inclusivo y posibilitarán a muchas personas con bajos ingresos adquirir nuevas prendas, respetando, de paso, el medio ambiente.

“Lo que habéis hecho es para estar muy orgullosos. No es nada fácil”, felicitó ayer a los jóvenes estudiantes Adrián García, coordinador del proyecto y miembro de la asesoría Jolas eta ekin, durante un acto celebrado en el centro educativo. A su conclusión, los culpables del éxito, acompañados por delegados de clase de los cursos inmediatamente inferiores, formaron una simbólica cadena para llevar todo el material recopilado a una furgoneta de Cáritas aparcada en el patio del colegio.

A partir de ahora, las prendas en mejor estado serán tratadas en el taller prelaboral de reciclaje de ropa en el que trabajan personas becadas por esta organización. Otras saldrán a otros países con mayores necesidades, mientras que las que se encuentren en peor estado se reutilizarán para hacer aislantes o deshilachar. Según Jolas eta ekin, de todo lo que se recoge en este tipo de campañas sólo un 2% acaba siendo residuo.

Yaiza y Naiara, dos de las alumnas que han tomado parte en el proyecto, pusieron voz a las motivaciones que han empujado a este grupo. La iniciativa dio sus primeros pasos con dos sesiones de sensibilización en torno a la explotación infantil y las condiciones de la industria textil en distintos países en vías de desarrollo, donde los escolares conocieron también “la cantidad de ropa reutilizada” que puede entrar en un camión. Con estos mimbres, se pusieron en marcha.

Llegó el momento de elaborar la cartelería, que se distribuyó por los pasillos del colegio para fomentar la participación en la campaña, y posteriormente los estudiantes pasaron en parejas por las clases para informar al resto de compañeros sobre el proyecto. Finalmente, tomaron parte en una tercera sesión para conocer las alternativas que ofrece Koopera, con el testimonio directo de uno de sus colaboradores. A partir de ahí comenzó el proceso de recogida de la ropa. “Todo esto me ha ayudado a ver que por que no veamos lo que está pasando en otros lugares, no es que no esté pasando”, reflexionó Yaiza.

María Alegría Junquera, directora del colegio, alabó el trabajo del alumnado participante en el proyecto, que a su juicio ha supuesto “la guinda” de todo lo que ha ido aprendido en el centro durante su estancia educativa allí. “Que hayáis tenido este gesto en el último curso os hace referentes para vuestros compañeros más pequeños”, aplaudió la titular del centro. Los agradecimientos y las felicitaciones también llegaron de boca de José Alonso, de Koopera-Cáritas, quien destacó que con este proyecto, por todo lo que conlleva, “no sólo se está donando ropa”. Y de Emilio Azueta, del berritzegune de la capital alavesa: “Esta actividad entra clarísimamente en el camino y las competencias que se buscan hacia la solidaridad”. Por su parte, Diego Bande, en representación de Kristau Eskola -en la que está integrado el centro-, recordó el valor añadido de un proyecto con el que el alumnado ha “aprendido haciendo”, a través del “compromiso”, lo que a su juicio es “lo importante”. “No pensábamos que la respuesta iba a ser tan grande, pero hemos superado todas las expectativas”, reconoció por su parte en declaraciones a este periódico, una vez culminada la entrega, el coordinador del proyecto.