el nombre de la campaña, Último minuto, recuerda al de las grandes operaciones estratégicas. Y algo de eso hay, porque resulta clave para la calidad de vida de unos 6.000 alaveses que están atravesando momentos duros. Sus impulsores, los integrantes del Banco de Alimentos y los responsables de Mercadona, coordinan medios humanos, materiales y un importante número de horas de trabajo voluntario para aprovechar al máximo todos los productos alimenticios que pueden obtener, para cederlos a los ciudadanos con menos recursos de nuestro entorno. Después de la campaña de la Gran recogida, que cada año tiene lugar en diciembre, el proyecto actual logra complementar la dieta de las personas más desfavorecidas con elementos necesarios para garantizar su salud: carne, huevos, pescado, verduras, yogures... Productos perecederos que no suelen formar parte ni de su día a día ni de las donaciones de los particulares, y que la cadena de supermercados cede al Banco de Alimentos de forma altruista y solidaria.
En algunos supermercados es habitual que los clientes se encuentren en los lineales con productos rebajados cuando se acerca su fecha de caducidad. Bandejas de carne, pescado o vegetales con interesantes descuentos de entre el 20 y el 50%, pero que hay que consumir en uno o dos días. En Mercadona no manejan esta política de promociones y todo lo que se acerca a su fecha tope es entregado rápidamente al Banco de Alimentos. Hablamos de productos de primera calidad y en perfectas condiciones que la entidad recibe con los brazos abiertos, ya que les dan salida en cuestión de horas. De ahí que el nombre de la campaña que ayer se presentó oficialmente en el Mercadona de Portal de Foronda reciba el nombre de Último minuto. Un plazo de tiempo breve, pero que presta una enorme ayuda a quienes más lo necesitan.
Pero las cajas que llenan el camión del Banco no sólo viajan llenas de productos de caducidad próxima. Si, por ejemplo, en un pack de 6 yogures se daña una de las unidades, el artículo ya no supera el estricto control de calidad y no pasa a los expositores. Directamente se entrega a la institución. Lo mismo sucede con todos aquellos artículos cuyo envasado o etiquetado sufre cualquier tipo de alteración durante el transporte o almacenaje.
En las cinco tiendas que Mercadona gestiona en Vitoria, se reserva un espacio dentro del almacén exclusivo para el Banco de Alimentos de Álava y allí se va depositando toda esa comida. Los productos perecederos se conservan en óptimas condiciones dentro de las cámaras y salen justo en el momento en el que José Mari, el conductor del camión de la entidad, llega para recogerlos.
Ayer, el presidente de la entidad, Daniel Fernández, acompañado de su vicepresidente, José Andrés Gabilondo y del propio José Mari, acudieron al establecimiento de Portal de Foronda para materializar el acuerdo alcanzado con Mercadona. Con la inestimable ayuda de Héctor, cargaron entre todos el camión con alimentos ricos en proteínas, pan de molde, cajas de donuts, bolsas de bollos... Un popurrí de productos que, para cuando ustedes lean estas líneas, ya formarán parte del menú de miles de alaveses en situación de precariedad económica.
Desde Mercadona, sus responsables explicaban que, hasta ahora, dentro de sus compromisos adquiridos en materia de responsabilidad social empresarial, realizaban una donación privada anual de productos pactados con el Banco de Alimentos. Miles de kilos de comida. Además, colaboran activamente en la Gran recogida anual y en la Operación kilo. Esta nueva iniciativa supone un paso más allá. Cuatro de las cinco tiendas le ceden todos estos artículos perecederos -el quinto establecimiento surte al comedor de Desamparadas- y todo lo recogido es rápidamente trasladado a la sede de la entidad, desde donde se distribuye a las organizaciones sociales vinculadas. Durante el mes de agosto, en el que el comedor de Desamparadas ha permanecido cerrado, el Banco de Alimentos ha realizado la ronda de recogida por los cinco supermercados de la cadena en Vitoria.
Daniel Fernández, presidente del Banco de Alimentos, recordaba, a pie de camión, que a su organización le faltaba rematar su oferta clásica con productos que completaran y equilibraran las dietas de los usuarios finales. “Los productos de larga duración los obtenemos en la Gran recogida, pero veíamos que sólo con eso no podíamos ofrecer una alimentación completa a estas personas. Cuando en 2014 llegó Mercadona a Euskadi, les pedimos que, además de participar en la Gran recogida, nos facilitaran una vez al año alimentos ricos en proteínas, como leche, huevos, carne, pescado... Cada año nos donan casi 500.000 kilos de esos productos”, explicaba.
La colaboración, sin embargo, aún podía ampliarse. “Vimos que también nos podían ceder los productos perecederos, los que no se podían poner a la venta. Frutas, verduras, envasados de carne y pescado, embutidos... La idea era que nosotros organizáramos una recogida en el día a día para todos esos alimentos, y Mercadona se ha volcado al 100% con la idea. Los productos que nos llegan son inmejorables, los que compra cualquiera en el supermercado, de grandísima calidad. Frutas y verduras que sólo han estado a la venta un par de días. Casi todo lo que recibimos aún tiene por delante ocho días de vigencia antes de alcanzar su fecha de caducidad, lo cual nos deja margen más que suficiente para darle salida. Por la calidad, da la impresión de que llenan las estanterías y que nos entregan lo que ya no les cabe”, bromea.