Unas zonas de juego más modernas, seguras y adaptadas a todos los niños de Vitoria. Bajo esta idea, el Ayuntamiento de Vitoria anunció el pasado mes de abril que destinará 283.480 euros para reformar 28 espacios de la ciudad. “Con esto pretendemos favorecer la inclusión, uno de los objetivos de este gobierno a todos los niveles. Queremos una ciudad accesible, inclusiva y diversa”, declaró entonces el edil de Espacio Público, Iñaki Prusilla.
Esta instalación de juegos integrados afectará a la práctica totalidad de barrios. Así, una de las primeras zonas en las que ya se ha actuado se encuentra en Lakua. Se trata de la esquina Loreto de Arriola con José Domingo Olarte. En este punto, por ejemplo, en julio se retiró la anterior loseta y se instaló un suelo de caucho continuo de 124 metros cuadrados. Además, se incorporó una casita, un gira-gira y setas de caucho y se sustituyó el columpio.
Sin embargo, a pocos metros de allí, en Lakua-Arriaga, donde está previsto reparar cuatro espacios infantiles (Gernikako Arbola, 17, parque de Arriaga y las otras dos que conforman la zona de juegos de Alfonso XI), no ha pasado, de momento, lo mismo. Por este motivo, desde la asociación vecinal Ipar-Arriaga reclaman acelerar estos trabajos debido al “estado de deterioro” que presentan estas cuatro áreas lúdicas. Teniendo en cuenta también -remarcan-, que hay menores, como Gianluca o Angelito, que tienen que irse a otros puntos de Gasteiz para poder montarse en aparatos adaptados debido a los problemas de diversidad funcional que tienen estos pequeños. Si bien, desde el Departamento de Espacio Público recuerdan que este tipo de obras se harán en breve, al haber dado a la empresa adjudicataria de las mismas, Iplay Urban Design, un máximo de seis meses para ello.
Es a finales de año, por tanto, cuando ya tendrían que estar listos estos trabajos. Un plazo por el que Ipar-Arriaga no pondría las manos en el fuego, asegura. “El Ayuntamiento hace dos meses, cuando vino aquí por las fiestas de San Juan, es cierto que prometió renovarlos. Nos han dicho que lo tienen en mente, que los van a modificar y los van a adaptar, pero ¿cuándo?, ¿en invierno? Aquí no los han tocado en años, se han quedado desfasados y no tienen mantenimiento. Pero este barrio, aunque ya es viejo, tiene muchos niños”, se queja su presidente vecinal, Ángel Lamelas.
Gernikako arbola, 17 Muestra de ello -especifica Lamelas a este diario en una visita por el barrio-, son los juegos de Gernikako Arbola, 17, cerca de Luis Olariaga, donde recientemente se ha instalado un nuevo balancín. Pero, para Lamelas, el resto de mobiliario de ocio infantil deja mucho que desear. No en vano, el columpio es, para este portavoz vecinal, todo un ejemplo del “abandono” que sufren estos espacios infantiles: “¡Fíjate cómo baila esto, qué estabilidad tiene. Y los tornillos son cada uno de una madre! Nosotros, los vecinos, los hemos tenido que ir cambiando, porque se iban aflojando y no era seguro”, señala en este equipamiento de madera.
Otro ejemplo claro para él es el suelo amortiguador. “¿Ves cómo está el corcho? ¿Tú crees que aquí pueden estar los niños jugando? Como está en una zona sombría, este pavimento acumula mucha humedad y suciedad”, censura.
Unas quejas que, nada más escucharlas, se acerca otro residente para compartirlas. “Esta fuente lleva cuatro años sin funcionar. Avisé en junio al Ayuntamiento y otro vecino del cuarto de este bloque me dijo que también lo había hecho. Me dijeron que iba a venir un técnico a mirarlo, y nada”, se queja Iñaki Acebes, para quien lo más seguro es que “el agua que pierde la fuente va al césped que tiene detrás porque todo el año está encharcado, así que los niños salen hasta la rodilla de barro”.
Alfonso XI Estos mismos problemas también se repiten en la zona de juegos de Alfonso XI, número 19 como en la de al lado, la del 31. “El pavimento está también levantado y la madera de los columpios está mal”, detalla Lamelas. Otro vecino, Fernando, denuncia las grandes balsas de agua del número 19: “Se monta aquí cada charco que no puedes traer a los críos. Hace dos fines de semana, cuando llovió por la mañana, los niños se pusieron perdidos. Aquí he traído al nieto a columpiarse y se ladea porque está inclinado”.
Para Fernando, otro caso aparte en el barrio es el estado de la cancha de baloncesto aledaña a Alfonso XI. “No pueden jugar los niños porque bota el balón, y se va para otro lado, a la zona de terrazas. Dijimos que habría que colocar unas protecciones para que no saliera la pelota”, reprocha.