Vitoria - ¿De qué condiciones laborales se quejan las trabajadoras del hogar de Vitoria?
-El Real Decreto 1620 de 2011 establecía la obligación de que se hagan contratos por escrito, algo que es muy importante porque su trabajo se caracteriza por ser multifuncional, es decir, “la chica para todo”, con una incorrección de funciones. Puede empezar haciendo trabajos de limpieza y de la criatura de la casa, pero si aparece un problema de dependencia en otro miembro, también le cuida. A través de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, vemos cómo nuevamente no vuelven a tener los mismos derechos que cualquier trabajador porque uno de los que no tienen es el del desempleo, que es una de sus reivindicaciones más importantes. No se entiende cómo las empleadas de hogar no tienen este derecho, porque en muchas ocasiones, además de trabajo doméstico, hacen cuidados de familiares, y si fallecen, se quedan en la calle y sin derecho de paro.
¿Qué clase de diferencias hay entre las trabajadoras internas del hogar y las que no lo están?
-No tener derecho a desempleo no tienen ni unas ni otras. Por ejemplo, a la hora de calcular su pensión de jubilación, en vez de tener unas tasas de cotización que se calculen en función del salario, se hace por unas tablas aleatorias con unos topes. Pero no se calcula por cuestiones de salario, sino por esos topes. Entonces, van a tener una pensión inferior a la que les hubiese correspondido. La diferencia entre interna y externa es por las relaciones de poder que se crean en el hogar. Hay testimonios en los que a la empleada de hogar no se le dejaba ni ducharse ni acercarse a la ventana. En el caso de internas, hablamos de mujeres porque son el 90% de los casos, e inmigrantes que no cuentan con papeles.
En definitiva, más vulnerables...
-Esta modalidad se ha convertido en un nicho para mujeres que no tienen papeles y como no los tienen, no pueden reclamar derechos. Ésa es una diferencia esencial. Una asociación de Vitoria nos ha llegado a decir que hay mujeres trabajadoras de cuidados en modalidad interna sin cobrar absolutamente nada. Una mujer que no puede regularizar aquí su situación por la Ley de Extranjería (necesitan tres años de espera para obtener el arraigo social), ¿qué posibilidades de trabajo real tiene? Y si no pueden reclamar derechos, podemos hablar de unas condiciones de servidumbre en las que podríamos hablar de la esclavitud del siglo XXI.
Tampoco existe negociación colectiva...
-En el empleo del hogar es importante decir que no existe esa negociación colectiva. El problema es que las mujeres se encuentran aisladas y más cuando hablamos de la modalidad internas: solas, aisladas, no reconocidas, poco valoradas... Pero no queremos dar la imagen de ellas como víctimas, ni muchísimo menos, porque son luchadoras, con sus propias estrategias de resistencia. En Gasteiz no tenemos ninguna asociación que específicamente esté trabajando en el acompañamiento y asesoramiento de mujeres que trabajan en el acompañamiento del hogar, a diferencia de Bizkaia, por ejemplo... Pero tampoco podemos dar respuesta de manera puntual, tenemos que dar respuesta a esta crisis de cuidados, de manera global, sistémica y por parte de las instituciones públicas.
¿Cómo, en concreto, se puede corregir esta situación?
-Reivindicamos un sistema de cuidados justo, responsable y equitativo, que las instituciones públicas, que las empresas, que todos los agentes sociales se corresponsabilicen de esta cuestión que es central, para que no se explote a nadie. Se necesitan unas políticas públicas con dotación presupuestaria adecuada. En Araba sí que se hace ese esfuerzo y en el Ayuntamiento de Gasteiz, en el IV Plan de Igualdad, sí que hay un eje de cuidados, pero no es suficiente. Por ejemplo, con la ayuda para dependencia de tantas horas, pero ¿qué ocurre con el resto del tiempo? Hay que darle la prioridad máxima porque los cuidados son una cuestión central.