Vitoria - Dentro de su largo proceso de cese de actividad, clausura y desaparición definitiva, la central nuclear de Garoña vivirá el próximo año 2019 un hito importante más, ampliamente anhelado y demandado por la sociedad alavesa. El desmantelamiento de la planta, que cuando se desconectó de la red eléctrica era de largo la más antigua de todo el parque atómico estatal, comenzará en el segundo semestre del próximo año 2019, según las estimaciones que la empresa propietaria de la instalación burgalesa, Nuclenor, ha hecho llegar a los ayuntamientos de la zona.
Así se lo ha manifestado a la agencia Efe la alcaldesa del Valle de Tobalina, donde está ubicada la central -a escasos 40 kilómetros de Gasteiz-, Raquel González. Tal y como informó ayer este medio de comunicación, la responsable institucional ha detallado que, según la entidad participada por Endesa e Iberdrola, la empresa está ultimando la redacción del plan de desmantelamiento y confía en que en los primeros meses de 2019 pueda recibir los vistos buenos preceptivos, entre ellos los del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y la Empresa Nacional de Residuos (Enresa).
Desde que la empresa comunicó el cierre definitivo de Garoña, hace poco más de un año, los catorce municipios situados en un radio de diez kilómetros en el entorno de la instalación han trabajado en la elaboración de una propuesta de plan alternativo de desarrollo que presentarán a finales de este próximo septiembre y que sólo está pendiente ya de los últimos retoques, según la propia alcaldesa. El informe se basa en un análisis del potencial de la zona, sobre todo relacionado con sus recursos naturales. Según expone González, el plan propone un proyecto conjunto basado en actuaciones puntuales en cada municipio pero con una estrategia de desarrollo “común”.
La alcaldesa del Valle de Tobalina insiste en que la zona no pide grandes proyectos, porque considera que no serían viables y que terminarían perjudicando a la zona. En su lugar, los municipios apuestan por “pequeños proyectos empresariales que no perjudiquen la esencia” de ese entorno rural. González se muestra al mismo tiempo “optimista” respecto a la acogida de su propuesta de plan de desarrollo, aunque reconoce que en este momento no hay ninguna partida consignada en los Presupuestos Generales del Estado.
La Junta de Castilla y León ha anunciado que se invertirán los fondos que se obtengan del impuesto que gravará el almacenamiento de residuos nucleares en la zona, según la alcaldesa, quien expresa también sus “dudas” respecto a la llegada de esos aproximadamente diez millones al entorno de la central.
el proceso El primero de los cinco primeros contenedores con el combustible gastado de la piscina de la central nuclear comenzará a cargarse precisamente en el segundo semestre del próximo año, lo que constituye una de las tareas previas al desmantelamiento de la planta, según informaron por su parte fuentes de Nuclenor a la agencia Europa Press.
Ésa es la fecha prevista dentro de las tareas propias de Nuclenor para preparar la planta nuclear para el futuro proceso de desmantelamiento que realizará con posterioridad Enresa. La mismas fuentes explicaron que las tareas previas se están realizando según lo previsto, de modo que sigue su curso el acondicionamiento de los residuos operacionales de Garoña y el posterior vaciado de la piscina de combustible gastado.
De este modo, la empresa añadió que según estas previsiones, en la recta final de 2019 se empezará a cargar el primer contenedor, que será trasladado al almacén temporal individualizado (ATI) situado en la propia central, para lo que la empresa ENSA -Empresas Nucleares S.A.- ha construido un puente grúa específico.
Nuclenor añadió además que de momento Enresa tiene comprados cinco contenedores para este proceso que tutela la empresa estatal, encargado del plan estratégico para el desmantelamiento de la planta, cuyo permiso para seguir operando hasta 2031 denegó el Gobierno, entonces en manos del Partido Popular, el 1 de agosto de 2017. Quien fuese ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital de los populares, Álvaro Nadal, anunció la denegación del permiso porque las “circunstancias” no garantizaban la certidumbre suficiente, después de la oposición de todos los grupos políticos -excepto el PP en el Gobierno- y las discrepancias expresadas también por los titulares al 50% de la planta, Iberdrola y Endesa.
reacciones encontradas Nadal lamentó entonces la falta de certidumbre y de un debate “sosegado”, así como la utilización de Garoña como un “símbolo de discusión política” que se convirtió en “una batalla” con posicionamientos de antemano. Mientras tanto, la satisfacción se extendió por todos los estamentos sociales y políticos alaveses, empezando por sus principales instituciones, que durante tantos años han exigido la clausura definitiva de la central por el peligro que entrañaba debido a su antigüedad y obsolescencia.
Una vez que expiró el permiso de la planta para seguir operando, Enresa empezó a preparar toda la documentación necesaria para solicitar la autorización de desmantelamiento y será la que realice las actividades preparatorias del mismo de acuerdo con el titular, Nuclenor.
Estas tareas incluyen la descarga de todo el combustible gastado de la piscina a los contenedores para su disposición al ATI, como paso previo a que exista el almacén temporal centralizado (ATC), un proceso que ahora está detenido. Una vez terminadas las tareas preparatorias, cuando Enresa sea titular de Garoña, comenzará el proceso de desmantelamiento.
Los pasos a seguir antes de llegar a ese momento pasan por presentar un estudio básico de estrategias para el desmantelamiento al Ministerio para la Transición Ecológica; presentar el plan de desmantelamiento al mismo departamento para su aprobación y solicitar al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) la autorización para desmantelar la planta.
Posteriormente, el proceso administrativo terminará con la autorización del Ministerio para la Transición Ecológica a Enresa para que asuma la titularidad de Garoña. Será entonces cuando se inicie la fase de desmontaje y desmantelamiento por parte de la empresa estatal, que hasta la fecha ha realizado estos trabajos en las centrales de Vandellós I (Tarragona) y de José Cabrera (Guadalajara).
El exministro Nadal indicó en su día que el proceso de desmantelamiento de Garoña tendrá una duración de entre 13 y 16 años, por lo que terminará en torno al ejercicio 2034. En la actualidad, el Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas (RINR) no fija un plazo determinado para acometer el predesmantelamiento, pero Enresa calcula que éste podría comenzar unos seis años después de la parada definitiva del reactor y que podría durar aproximadamente diez años.
declaración de clausura Una vez terminen las actividades desmanteladas, se acometerá el plan de restauración del emplazamiento, que tendrá que ser verificado junto con el resto de las condiciones técnicas que se establezcan. Después de ese proceso el Ministerio de Energía emitirá la declaración de clausura y entonces Enresa devolverá el emplazamiento desclasificado a su titular, Nuclenor. Si bien, el gobierno central podrá establecer restricciones de uso sobre los terrenos en los que se asentaba la instalación.
En concreto, el artículo 28 del Reglamento de Instalaciones Nucleares precisa que el Ministerio declarará el cese de la actividad y establecerá unas condiciones que se deberán ajustar a las actividades a realizar en la instalación a partir de ese momento.
El proceso. Nuclenor está ultimando la redacción del plan de desmantelamiento de Garoña y confía en que en los primeros meses de 2019 pueda recibir los vistos buenos preceptivos, entre ellos los del CSN y la Empresa Nacional de Residuos (Enresa), para iniciar el proceso en el segundo semestre del año.
Plan de desarrollo. Desde que se comunicó el cierre de la central, hace poco más de un año, los catorce municipios situados en un radio de diez kilómetros en el entorno han trabajado en la elaboración de una propuesta de plan alternativo de desarrollo que presentarán a finales de este próximo septiembre. Este documento sólo está pendiente de los últimos retoques, según la alcaldesa de Valle de Tobalina. El informe se basa en un análisis del potencial de la zona, sobre todo relacionado con sus recursos naturales: Una serie de actuaciones puntuales en cada municipio pero con una estrategia de desarrollo “común”.
el año
2034
Según los plazos previstos, la central nuclear de Garoña estará completamente desmantelada en el plazo máximo de 16 ejercicios.