Itxaso Compañón Arrieta, de 34 años, es la nueva vicepresidenta de la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), que agrupa a 110 bodegas, con una producción media de unos treinta millones de botellas anuales. Forma parte de la joven generación de bodegueros y viticultores que toman el relevo familiar. Itxaso, 34 años, cambia pañales con destreza, mientras mantenemos la conversación, al tiempo que está pendiente de cualquier contingencia en los viñedos. “La conciliación fue lo más complicado, sobre todo, cuando mis hijos de 2 y 4 años eran bebés. Ahora ya lo llevo mejor. Tienen más desapego a la madre y es más fácil, pero sigue siendo chungo. Fueron unos meses de locura”, reconoce Itxaso, propietaria y gerente de Bodegas El Mozo Wines de Lanciego, que lleva adelante con entusiasmo junto a su marido, Gorka, y su hermano.

Junto a Saúl Gil Berzal, 37 años, de Bodegas Gil Berzal de Laguardia, nombrado presidente de ABRA, y el resto de la junta directiva, Itxaso, la única mujer del nuevo equipo, imprimirá su sello en la asociación. Savia nueva para que Rioja Alavesa despegue y visibilice la diversidad y el valor de los grandes viñedos de Rioja Alavesa y de sus vinos y bodegas. “Ahora toca la guerra de la calidad; no podemos competir con las grandes bodegas en cantidad, pero sí en calidad. Este es el reto que nos marcamos, además de animar a las pequeñas bodegas que no están en la Asociación a que se sumen al proyecto; la unión hace la fuerza”, apunta sonriente Itxaso.

Itxaso lleva desde la cosecha de 2011 entregada al proyecto que heredó de su padre y éste de su abuelo, al que apodaban el mozo. “Pasamos de distribuir a granel a embotellar; ahora vendemos todo en botella”, explica con orgullo indisimulado desde su bodega de Elmozo Wines, en su Lanciego natal.

El caso de Itxaso es el de muchas mujeres que entran pisando fuerte en un mundo masculinizado como el de los viñedos. “El problema es que no se visibilizada su trabajo. Porque las mujeres han trabajado siempre en el campo, hacían las vendimias y estaban en casa cuidando a los hijos y tirando para adelante, lo que ocurre es que parecía que eran los hombres los que se encargaban de todo”, se sincera. “Muchas mujeres están ahora más involucradas en temas administrativos; en el campo igual se ven menos, pero como gerentes, al ser empresas familiares y pequeñas, cada vez hay más”, añade Itxaso, quien ya representó al sindicato UAGA en el Consejo Regulador del Rioja.

la calidad Tras los cuatro años como vicepresidenta de ABRA, a Itxaso le gustaría contribuir a que se valore más Rioja Alavesa, tanto por los agricultores que trabajan y sufren por las viñas, como por las pequeñas bodegas que hacen vinos de calidad extraordinaria. “Como lo vemos todos los días, no nos damos cuenta de lo hermoso que es nuestro paisaje, ni de la calidad de nuestros caldos. Por eso apuesto por colocar a Rioja Alavesa en el lugar que le corresponde que no es en el que está actualmente”, subraya.

Para la propietaria de Elmozo Wines, lo más importante es que se nos reconozca, “que se vaya descubriendo en el mundo quiénes somos, dónde estamos y cómo trabajamos en Rioja Alavesa, porque podemos ir por el mundo con la cabeza bien alta, porque nuestro producto es fantástico”, sentencia. “La gente que viene de países europeos, de Estados Unidos, Japón... hace que te lo creas, porque se queda maravillada por el paisaje, los viñedos y descubren algo nuevo. Pueden venir a descubrirlo o podemos salir al mundo a enseñárselo. También es bueno irte fuera, viajar, ver mundo y volver para darte cuenta de lo que eres, de lo que tienes en casa y que no lo habías valorado”, dice Itxaso por experiencia propia, ya que estuvo en Barcelona viviendo unos años y cuando volvía a Rioja Alavesa veía los viñedos y el paisaje de otra forma. “Lo valoraba más porque me daba cuenta de que tenemos un paisaje privilegiado que todavía es un gran desconocido, no solo para la gente del Estado, sino entre los propios vascos que no han descubierto esta zona tan hermosa del País Vasco”.

Itxaso considera que ha llegado el momento de que los propios bodegueros se quieran más, “mucho más y que no tenga que venir gente de fuera para abrirnos los ojos”, explica quien tiene claro que su objetivo no es ser la bodega más grande de Rioja Alavesa, porque produce poco más de 60.000 botellas al año. “Es lo que saca una bodega grande en una semana; pero yo no quiero crecer ni convertirme en un gigante, sino poder vivir de mi trabajo honradamente; para ello nuestra guerra -la de bodegas pequeñas como la mía- debe ser la calidad. Si hay que competir hay que hacerlo en calidad, no en cantidad”, apunta.

darse a conocer Itxaso se refiere al comentario de un político que estuvo recientemente en una fiesta de ABRA, quien dijo que había estado en un viaje en Italia y que allí no sabían qué era Rioja Alavesa. “Venía a decirnos que nosotros teníamos la culpa de ello. Yo creo que habría que decirle a él que si no saben en el mundo quiénes somos es también culpa nuestra y de las instituciones por no dar a conocer esta zona de Euskadi como es debido”, reflexiona en voz alta. “Al final se necesita un compendio de actuaciones privadas y políticas públicas, porque somos empresas y ganamos todos”, apostilla.

“Además, hay gente que confunde turismo con todo lo demás. Rioja Alavesa es cultura, es calidad, es ocio, es vida. La gente piensa no solo en turismo. Más bien decide ir a pasar más vacaciones, visitar bodegas, comprar más botellas, conocer la zona, gastronomía... Y al final la cultura te marca la diferencia entre un turismo que vas y no vuelves o un turismo del que disfrutas y repites”.

Sobre la posición del Consejo Regulador sobre la asociación cree que es meramente burocrática. “Estamos donde tenemos que estar, pero creo que por parte de ellos no ha habido ganas de reunirse para intentar arreglar las carencias, porque con lo que han hecho realmente no cubren las carencias de una diferenciación”.

Su representatividad en el Consejo Regulador de Rioja es un número que no significa calidad, sino un precio de ventas; no representa lo bueno que eres, sino las ventas que tienes. Así, Compañón piensa que al Consejo siempre se le tiene que pedir más. Es clave que cumpla su parte de los acuerdos establecidos. “Lo que digo no es que se reactive el asunto de la denominación de origen Viñedos de Álava porque queramos hacerlo, si no por sus incumplimientos. Es su actitud la que puede lograr que la gente se canse y desconfíe”, sentencia Compañón.