lantziego - De momento, su actual presidente del sector radiografía un producto que está en alza, pero al que le sobran muchas sombras.
Todo parece indicar que este año se verán más olivas que en años precedentes.
-No hay aún informes generales de la comarca, pero por lo que veo en Lantziego hay un montón de olivas. Es un árbol que responde muy bien al agua, como casi todas las plantas, y cuando la tiene trae un montón y por lo que se ve tras la floración, que ya ha concluido, se ven las olivas con cierto tamaño. Y hay muchas. ¡En general, eh! El agua es uno de los elementos importantes para que haya buena cosecha, pero también el clima en esa semana de floración es importante. Puede ser un invierno que haya llovido un montón, que haya una reserva muy grande de agua, pero si en esos días hace mal tiempo, llueve o hace viento la flor se pierde y la cosecha es baja. Yo no se si en otros pueblos de Rioja Alavesa la floración se habrá visto afectada por las tormentas, pero a priori todo apunta a que es buena.
El fruto se va desarrollando y la asociación toma nuevo impulso para reanudar su actividad. ¿Es así?
-Así es. Ya están todos los papeles entregados y visados y parece que tendremos la autorización en breve. También estamos a la espera del cambio de Junta Directiva, que es uno de los pasos clave, y hay una candidatura que parece que quiere tirar del carro, que es lo verdaderamente importante porque yo llevo ya muchos años. Lo que hace falta ahora para dirigir la organización es gente nueva y con ganas.
¿Quién se perfila como nuevo presidente de la Asociación del Olivo y del Aceite?
-El nombre no se puede adelantar aún porque falta la autorización de la Junta Directiva, pero puedo decir que viene con ganas, preparación y con el apoyo de los técnicos que han estado trabajando con nosotros en los últimos años. Les ha transmitido sus proyectos y todo apunta a que será la candidatura que tire para adelante. En la primera semana de septiembre firmaremos todo para poder empezar bien la campaña de este año en noviembre, tiempo suficiente para que el nuevo equipo prepare las cosas y actividades que consideren interesantes.
La Asociación sustituye a la Mesa del Aceite y el Olivo de Rioja Alavesa, Maora. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? ¿La ausencia de tutelaje de las instituciones?
-Maora y nuestra asociación nacen con el mismo espíritu. Tienen en común lo reflejado en los Estatutos: la defensa y promoción del aceite de Rioja Alavesa, como patrimonio por un lado de los olivos y por otro de nuestro aceite. La asociación nace ahora con el mismo propósito. Si que es cierto que Maora, en sus últimos años, se intentó dedicara la comercialización y quizás, ahí, fue el inicio del comienzo del fin. Es decir que ahí hubo en su día algunos problemas que llevaron a que Maora desapareciera.
¿Se descarta entonces que vaya a impulsarse la comercialización?
-En principio, nuestra asociación no se va a dedicar a la comercialización. Siempre hemos hablado que nuestra asociación tiene las líneas muy claras: es decir, formar al agricultor, formar a los trujales para que hagan más y mejor aceite, trabajar con las marcas para que vendan más y mejor y explicar a la gente de Euskadi, que es nuestro mercado más cercano, qué es el aceite de oliva. Para atacar el mercado vasco tenemos que empezar con la pedagogía más básica del aceite de oliva: explicar qué es, qué variedades hay, porqué lo que se hace aquí es tan especial? transmitir que no es solo aceite, sino patrimonio, cultura, todo lo que hay detrás.
¿Cómo piensan lograrlo?
-Una de las cosas que nos permite ser asociación es el poder conveniarnos con instituciones. Ya tenemos un NIF, o lo tendremos en breve, y eso te permite como asociación sentarte de igual a igual con Diputación o Gobierno Vasco para intentar conveniarnos. Y uno de los compromisos que queremos cerrar con el gobierno vasco es el tema de la promoción. Es decir, campañas de promoción para hacer pedagogía entre la gente para que nos conozcan, nos entiendan, pero entendiendo también lo que hay detrás, no solo la pedagogía básica de qué es el aceite de oliva virgen extra y en qué se diferencia de los demás, sino el resto de valores que hay detrás, como cultura, patrimonio, respeto por los olivos viejos? Todo eso que la gente no ve y que hay que hacérselo llegar.
Esta no es una asociación como las que proliferan en Andalucía, con cientos de asociados. ¿Cómo definiría la de Rioja Alavesa?
-La radiografía de Rioja Alavesa es la de pequeños productores, con pequeñas parcelas, pocos olivos que, en la mayoría de los casos, se juntan entre ellos para poner en marcha una marca, llámese Arrolán, llámese Rivo de Moreta, llámese de cualquier forma de las marcas que hay en la comarca. Esa es la radiografía básica del olivicultor que tiene marcas, olivos, como segundo cultivo pero con la tentación de hacer aceite. Se juntan varios para hacer volumen, sacan su marca y buscan clientes en el mercado local al principio. Ese es el camino a seguir.
Para ello cuentan con medios?
-Así es. Como trujales están los de Oion, el de Moreda o el de Lantziego, que son los tres donde nos permiten hacer aceite de oliva virgen extra de alta calidad. Venimos de una comarca donde lo que reinaba hace 50 años era el autoconsumo, se premiaba la cantidad sobre la calidad y ahora hemos pasado al escenario completamente contrario. Ahora por lo que se trabaja es por la calidad, mucho más que por la cantidad.
Pues con las cantidades que se barajan de producción hay mucho de amor al arte?
-Es que así es el olivicultor aquí en Rioja Alavesa: un pequeño agricultor que tiene la tentación de hacer aceite, ya que a casi nadie le da de comer, porque esto es más vocacional que otra cosa. Es lo bonito de esto, que el agricultor que se lanza es que es un apasionado de ello. Con toda la gente que se hable, productores mayoritariamente, son gente apasionada.
Pues en esta historia del aceite hay implicadas muchas bodegas. ¿Eso ayuda a su promoción?
-Es cierto. Aquí, los que empezaron a vender eran marcas contadas y bodegas. Pero a estas bodegas les pasa lo mismo que a los agricultores. La bodega que tiene aceite es porque el bodeguero es un apasionado. Una bodega que esté haciendo medio millón de botellas vive de eso y vivirá bien si tiene unas buenas ventas. De aceite puede tener una presencia testimonial y si lo hace es porque realmente lo quiere hacer, porque tiene mucho coste, no económico, pero si de horas perdidas en la marca, en la botella, en conseguir el aceite.
¿Tuvieron un papel fundamental entonces en la promoción del aceite de oliva virgen extra?
-Está claro que en la primera fase de toda esta transformación del aceite de autoconsumo al aceite de gran calidad las bodegas tiraron muy hacia adelante, porque numéricamente eran más las bodegas que ofrecían aceite con su marca que marcas de aceite. Y esto pasaba así ya en los primeros tiempos de Maora. Yo recuerdo que entre las primeras bodegas, y no quisiera olvidar a ninguna, estaban Loli Casado, de Lapuebla de Labarca; Luis R, de aquí , de Lantziego; bodegas Primicia, de Laguardia? Son bodegas que lo llevan haciendo desde hace muchos años y lo hacen por vocación, porque son unos apasionados del aceite.
La puesta en marcha de los labeles de calidad y el ecológico, ¿han contribuido a su promoción?, porque no es un aceite barato?
-No es barato, pero tampoco caro. No estamos fuera de rango de otros aceite de oliva virgen extra. Y aquí volvemos al tema de la pedagogía básica. A la gente, cuando le dices que medio litro puede valer entre 6 y 7,5 euros, como está costando por ahí, se echan las manos a la cabeza de primeras. Porque la gente tiene en mente el aceite de botella de litro que venden en los supermercados, a tres o cuatro euros, o así. Pero es que esto es aceite de oliva virgen extra y tampoco estamos fuera de rango de precios Son más bien moderados.
Pero la polémica del precio está en la calle.
-Aquí se celebró un día un debate sobre los precios y hasta qué punto es importante fijar un precio para el aceite de oliva virgen extra. Unos decían que hay denominaciones con mucho aceite, como Jaén, donde el aceite de oliva virgen extra sobra y se pueden encontrar botellas de medio litro por tres o cuatro euros; pero luego el rango de los aceites es similar al del vino y se pueden encontrar botellas de medio litro de aceite a 57 u 87 euros. Y es que el mundo del aceite y el del vino no son tan diferentes, porque al aceite también se le puede añadir valor, y mucho: de 3 euros a 87 y en ese recorrido está el valor añadido. Por eso decía que se le puede añadir ese valor al aceite. Cuando compras una botella estás comprando también a un productor pequeño, de cercanía, a un productor que cuida, protege y conserva olivos centenarios?
Esos son los mismos argumentos que utilizan los bodegueros para tratar de valorizar el vino de Rioja Alavesa?
-Claro, es que no son mundos tan diferentes. Hay productos a los que es difícil darles valor añadido, como las manzanas. Si, es posible que se pueda argumentar que es de un productor pequeño, pero es difícil vender manzanas a 10 euros kilo. Pero vino y aceite son productos con historia, los pueden vestir de muchas maneras (ecológico o con Eusko Label) y eso ayuda a promocionar porque los sellos de calidad están tan metidos en la cabeza de los vascos que es muy fácil vender en ese sentido La última novedad es que hay aceites que tienen la doble denominación de calidad; euskolabel y ecológico. Y si eso lo hace alguien es que ha visto que hay una demanda real en el mercado.
¿Cuáles son las cifras actuales del aceite de Rioja Alavesa?
-Estimamos un año que habría unas 300 hectáreas en producción y otras 500 hectáreas que estaban en medio abandono, que siempre hemos tenido intención de recuperarlos por medio de cesiones u otras fórmulas, y una producción media que siempre es complicada, porque solo contamos los aceites de calidad que se elaboran, euskolabel y ecológico. Por eso la producción es mucho mayor, porque el autoconsumo todavía tira mucho. Últimamente solemos andar por los 300.000/400.000 kilos en los últimos cuatro o cinco años, pero esa cifra solo es de euskolabel, ecológico y de marcas que la asociación ha controlado en los últimos años, Pero claro, de autoconsumo en Oion se hace un montón; el de Lantziego tampoco se cuenta, pero aquí se hacen unos 50.000 kilos al año y algunos 70.000/80.000?
La cuestión es que este cultivo sigue muy atomizado y es difícil saber la situación real de plantas y aceite.
-No, no se conocen. Lo hemos intentado en varias ocasiones, pero es muy complicado. A Félix, del Trujal de Oion, no solo le entra aceituna de Rioja Alavesa. Hay gente de La Rioja que sube a molturar, también acuden otros de Navarra. Es más sencillo en Moreda de Álava, porque son los socios los que llevan sus olivas y es fácil saber lo que entra. Pero el de Oion es el más grande y el de mayor capacidad y eso se nos escapa.
También hay algunos que tienen sus olivos en Rioja Alavesa pero van a Viana a embotellar.
-Sí, hay una organización que tiene algunas olivas que se las pasan por Euskolabel y otras son descartadas. No porque tenga algún problema, sino porque los controles de Euskolabel son muy estrictos y hay partidas que se desechan por no cumplir ciertos parámetros. Por esa razón, el socio de esa organización lleva esa partida que ha sido rechazada a Viana u otro lugar. La gente mueve mucho la aceituna porque al no haber una Denominación de Origen que controle, como es el caso de Rioja, solo podemos conocer un pequeño porcentaje.
Hace años se habló de crear un trujal comarcal para todos. ¿Cómo quedó ese asunto?
-Esta es una idea de hace años para crear una especie de trujal público. Pero hoy en día, que una institución pública se ponga a construir ese tipo de infraestructuras es complicado, porque estás construyendo algo para dar servicio donde ya existen empresas privadas que lo están ofreciendo. Entraríamos en temas de competencias.
¿Pero se ha llegado a plantear a las administraciones?
-Me lo han planteado en alguna ocasión algunos agricultores y yo lo he trasladado al Gobierno Vasco. Pero siempre me han dicho que no puede ser una instalación cien por cien pública, gestionado por instituciones públicas porque su gestión es complicada. No solo es ir y molturar. También hay que conservar, embotellar? Lo que sí me han asegurado siempre Diputación y Gobierno Vasco es que si una persona privada o una asociación quiere acometer la construcción de un trujal las ayudas que ellos ofrecen son muy potentes.
La principal actividad promocional que tiene el aceite es la Fiesta del Aceite de Rioja Alavesa que se celebra en Moreda y algunos años en algunas otras localidades. ¿Porqué no se celebra en las tres localidades como en las primeras ediciones?
-La verdad es que las reuniones del Aceite siempre han sido muy tranquilas. Cuando se trata de construir todos aportan sus ideas. La única discrepancia ha estado en la Fiesta del Aceite. Pero aquí hay que diferenciar varias cosas. Por un lado, que la Feria de Moreda, la Feria del Aceite, que nació con ese nombre, fue iniciativa de ese pueblo. De su Ayuntamiento y de gente que se dedicaba al aceite en Moreda. La primera, de hecho, se celebró solo en esa localidad. Cuando Miguel Ángel Bujanda fue alcalde trató de abrirlo a Lantziego, que un año tuvo un stand. Luego llegaron las instituciones públicas y pusieron dinero para que la Feria creciera y se cambió el nombre de esta. En ese momento se entendió la Feria como si fuera la Fiesta de la Vendimia y entonces los pueblos que están involucrados en el tema del aceite pidieron que fuera itinerante. Allí hubo un choque porque la fiesta era de Moreda y no tenía que ser itinerante. La cuestión es que durante los últimos años no lo hemos sabido resolver.
¿Hay solución a este conflicto?
-La última propuesta que yo dejé sobre la mesa es hacer dos ferias. La Feria de Moreda, por un lado, que ya tiene un cierto recorrido y es reconocida en Álava como referencia, se queda en Moreda. Y ahora empezamos de cero para hacer algo en común a lo largo de todo el verano, que es cuando hay más turismo. Una Feria del Aceite de Rioja Alavesa, itinerante o como se quiera hacer, pero como una iniciativa de la Asociación. Las dos partes tiene razón y nadie puede obligar al Ayuntamiento de Moreda a soltar lo que es su feria.
Con los actuales recursos y medios, ¿cómo está funcionando el oleoturismo?
-Es evidente que funciona a la sombra del vino. Las bodegas que tienen marca de aceite son bodegas con gente apasionada del aceite y a la menor alusión vas a tener un tour relacionado con ese producto. En el resto de lugares es muy complicado lograr una visita cien por cien dedicada al aceite. Sí que hay empresas en Moreda, como Enoaventura, que en su día apostó muy fuerte por el aceite de oliva y en la actualidad es la única empresa a nivel comarcal que tiene esa especialización junto a otras. Pero el resto de ofertas van a la sombra del vino.
Por último, ¿cuáles son los próximos pasos que debe dar la Asociación?
-El próximo, reunirse. Lo que ocurre es que ahora estamos a la sombra de la vid y la preocupación normal es la viña. Hemos propuesto la primera semana de septiembre, que es una época de espera antes de vendimiar. Allí cambiaremos la Junta Directiva y el primer reto será preparar la campaña, porque hay que gestionar con HAZI las analíticas de aceite, separar las partidas de Label, quedar con los productores para organizar el traslado de las olivas. Como segundo reto está el impulsar de nuevo la asociación, ya que en los últimos años ha desacelerado, pero ya con todos los papeles en regla y con gente nueva se activará de nuevo con actos, cursos y temas de formación.