artziniega - Mañana empieza el verano y, como todos los años, Artziniega va a celebrar el solsticio con una fiesta etnográfica en torno a la mitología vasca. Y es que, “el sol, símbolo de luz y calor, o sea de vida, ha sido adorado universalmente como un dios por todas las sociedades primitivas, aunque posteriormente las religiones imperantes en cada época han tratado de adaptar para sí aquellos primitivos cultos. Por ejemplo, la cristiana desplazó el solsticio al día 23 de junio y la renombró como noche de San Juan, pero nosotros respetamos la fecha de la noche más corta del año que celebraban nuestros ancestros, caiga como caiga”, explican desde la asociación etnográfica Artea, alma mater del museo etnográfico local en cuyo anfiteatro se desarrollará la mayor parte del programa.

Empezará en torno a las 20.30 horas con una kalejira de seres mitológicos, buena parte de ellos creados por el escultor navarro, asentado en el municipio, Xabier Santxotena, que se acercará hasta el casco histórico. A la cabeza irá Akerbeltz, el macho cabrío que presidía los akelarres, y le seguirán la popular Marigorringo (mariquita), Marraskilo (el caracol), Herensuge (el dragón), Ipurtargi (la luciérnaga) y Zizarea (lombriz), entre otras creaciones como Basajaun (señor protector del bosque). Todas ellas portadas por escolares del colegio Arteko Gure Ama y jóvenes del municipio. “Los peques que quieran pueden venir con su familia a partir de las siete de la tarde al museo a pintar caretas”, señalan desde Artea. Y es que, esta edición han decidido recuperar el taller de máscaras de seres mitológicos.

Una vez de vuelta en el museo, continuará la fiesta con una exhibición de danzas vascas de la mano del grupo local. Al caer la noche, con el sonido del cuerno, a cargo del maestro artesano Juan Antonio Alaña, se encenderá la hoguera para que el público asistente pueda lanzar sus deseos escritos en trozos de papel que el fuego se encargará de purificar, a la vez que se leen conjuros y suena música de txalaparta, alboka, txistus, trikitixas y tambores de la mano del grupo de percusión Builaka. Y, mientras la hoguera se consume, degustación de morcilla y chocolate con bizcochos. - Araceli Oiarzabal