alrededor de 250 personas participaron como voluntarios en los trabajos que permitieron guiar con éxito la celebración del Araba Euskaraz en La Puebla de Arganzón. Entre ellos estaba la coordinadora, madre y profesora Saioa Urizar, que explicó a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que desde hace semanas la gente ha estado “día a día trabajando sin parar, porque antes de la celebración son muchas las cosas que hay que ir preparando y siempre se necesitan todas las manos y muchas más”.

Afortunadamente, como es habitual en todos los lugares donde se celebra esta fiesta, la colaboración del Ayuntamiento fue vital. “Está con nosotros en la organización y colaborando mucho”, subraya, pero también lo es de los vecinos “especialmente de las familias de la ikastola” a los que se han sumado amigos, familiares y todo el pueblo en general. Comenta que los trabajos que realizan los voluntarios, a pesar de ser tan importantes, “son fáciles de hacer, porque no es necesaria ninguna formación específica, salvo los casos de los electricistas o los montadores”.

Por esa razón ayer pudieron participar todas las personas que quisieron, “porque trabajo ha habido para todos”. Lo más duro fue la última semana, en la que casi todos los voluntarios se citaban a las 9.30 horas y trabajaban sin parar, excepto para comer, hasta las 22.00 horas. Y aún así “había gente que tenía que trabajar también durante toda la noche, ya que les tocaba vigilar los equipos y objetos de valor que ya estaban colocados y se debían proteger. Aquí hemos estado trabajando a turnos las 24 horas del día”, apunta.

larga organización Pero el trabajo no terminó ayer por la noche cuando los últimos visitantes abandonaron La Puebla de Argantzon, pues Saioa Urizar contaba que “todavía tardaremos unos días en acabar de recoger todo”. Y es que solo viendo las dimensiones que alcanzan las fiestas del Araba Euskaraz es posible valorar la cantidad de trabajo que tuvieron que realizar los voluntarios, además del que llevan a cabo quienes montan los mercadillos o los conciertos. Ayer el trabajo de estos colaboradores se evidenciaba porque siempre había alguno cerca, con sus chalecos de colores, para ayudar a quien lo necesitara. Unos organizando los aparcamientos y soportando algunas chaparradas de los conductores más impacientes; otros velando por la seguridad de los visitantes; otros cuidando del buen uso de los sanitarios repartidos por todo el pueblo, otro grupo guiando las actividades con señalíticas para que nadie se perdiera... Y muchos más en las txosnas, los puestos de sorteos, en el comedor y en la cocina.

A estos, además, se sumaban otros voluntarios sin chaleco: las personas, familiares de la ikastola generalmente, que ayudaron en la realización de los talleres infantiles, ya que sin ellos no se habrían podido celebrar, o quienes atendieron los puestos de entrada a la fiesta. Muchas de esas personas también procedían de otras ikastolas: de Oion, Labastida y otras localidades, y se pudieron ver desde escenarios cedidos por otros ayuntamientos, como el de Urkabustaiz, o coches municipales que realizaron labores de apoyo y de asistencia. Junto a estas personas voluntarias estuvieron en todo momento los servicios de los Bomberos Forales, la Cruz Roja y otros servicios asistenciales, que conformaron un entramado muy completo de ayuda, contribuyendo a que todo transcurriera con tranquilidad y normalidad, salvo algunos sustos en el botellón, como todos los años. La ikastola y el Ayuntamiento también agradecieron la labor silenciosa de muchos vecinos, que soportaron con paciencia infinita los miles de visitantes y hasta cedieron con generosidad la zona de entrada de sus garajes para que pudieran aparcar vehículos.

Saioa Urizar. La coordinadora, madre y profesora Saioa Urizar, explica que desde hace semanas la gente ha estado “día a día trabajando sin parar, porque antes de la celebración son muchas las cosas que hay que ir preparando y siempre se necesitan todas las manos y muchas más”. “Aquí hemos estado trabajando a turnos las 24 horas del día”, subraya sobre un proceso de organización del Araba Euskaraz en el que han participado cientos de voluntarios de forma altruista.