Vitoria - Apenas tenía medio año de vida cuando el virus de la polio “hizo polvo” la parte izquierda de su cuerpo, dejándole una pierna más corta que otra y una deformación de la columna vertebral. Pero de la necesidad de estar solo largas temporadas de niño en el sanatorio de Górliz (Bizkaia), y de pasar una adolescencia en Madrid, “donde me cogieron de la solapa en el colegio para visitar el féretro de Franco”, Julio Roca (Vitoria, 1960), forjó su virtud. “Eso a un crío le hace mella”, recuerda este hombre con una personalidad tan fuerte, dura y reivindicativa como la de su apellido. Su “amplia y rica aportación” del territorio con las imágenes captadas con su cámara, que muestra en su web, www.zuzekinpress.com, y con su labor social al frente de Zuzenak, le acreditan como el nuevo Celedón de Oro 2017, en una reñida edición, con 14 candidaturas presentadas y cuatro votaciones.

¿Qué es mejor ser txupinero en La Blanca o Celedón de Oro?

-Ser Celedón de Oro es un orgullo como gasteiztarra. Cuando fui txupinero en 2015 también, aunque fue un tema más político, cuando me designó Javier Maroto por estar al frente de una fundación. Estos premios son un poco raros porque no quiero estar delante de las cámaras, sino detrás, retratando. Así ves el día a día y captas la actitud de otros, y hasta el “postureo”. A mí me ha pasado, institucionalmente hablando, con gente que me ha dicho que no a todo y al final les ha pasado algo en la familia, muy directamente, y me han pedido orientación.

¿Qué retos se marca al frente de Zuzenak?

-Este año hemos ascendido a división de honor y damos así otro salto cualitativo. Esperamos mantener esa categoría porque es un escaparate hacia abajo, ya que nuestro objetivo es trabajar en la base, en las escuelas, divulgando esta actividad, para que a las nuevas generaciones no les parezca raro que la gente con diversidad funcional pueda realizar cosas.

¿Qué le sigue dando rabia en materia de diversidad funcional?

-Estamos en la época en la que todo es inclusión, pero yo quisiera que todo sea real porque, al final, ves que no es verdad. Al final, no trabajamos todos para todos y deberíamos hacerlo, aún hay muchos edificios inaccesibles.

Un espejismo, vaya, ¿por eso no aparta el objetivo de su cámara de los colectivos con menos recursos?

-Yo intento visibilizar el trabajo de los demás. Tenemos que luchar porque todavía faltan generaciones para normalizar la inclusión. Por eso, desde Zuzenak empezamos el trabajo en escuelas porque es importante que se mame desde pequeño esta problemática.