vitoria - Hace tiempo, labores como el desniete las llevaban a cabo los propios vecinos mientras que ahora las realizan temporeros. ¿Qué ha cambiado?
-Eso sucedía hace muchísimos años. También se juntaban las familias y se hacía la vendimia. Ha cambiado todo. Debido a los precios, el agricultor necesita trabajar una explotación mayor y no se llega, se necesita gente de fuera. Llevamos años con temporeros incluso para la poda y muchísimas otras labores.
¿Ha terminado la campaña?
-Estamos ya prácticamente terminando con la espergura, que consiste en elegir los brotes que va a tener cada cepa, eliminar los que no se quieren. También estamos metiendo las parras y bajando los alambres, que es un trabajo manual, y enseguida vamos a empezar con el desniete, que significa quitar las yemas que salen en cada nudo del sarmiento. En cada sarmiento puede haber cinco nietos para quitar, por doce brotes que puedes dejar, son 70 brotes en cada cepa. Es una labor muy costosa que muchas veces no se ve reconocida en el precio de la botella de vino.
¿Cómo ve el futuro del campo?
-Lo veo con optimismo. No nos va a faltar mano de obra. Si no es con una zona, contrataremos con otra. Estamos bien organizados, contamos con unos técnicos muy buenos y con mucha experiencia en el sindicato y su papel es fundamental. Es realmente difícil organizar todo esto de las cuadrillas. - A.B.