Vitoria - Jumping Talent, que promueve el Banco Santander, es un evento donde los estudiantes pueden mostrar sus habilidades a las empresas, aunque, eso sí, desafiándoles a la enésima potencia. No en vano, los candidatos, al más puro estilo del programa musical de La Voz, se enfrentan a un escenario en el que en un minuto tienen que demostrar por qué deben de formar parte de su equipo. Lo hacen frente a las butacas de los responsables de Recursos Humanos, quienes pulsan el botón si su discurso le convence. El vitoriano Sergio Marquínez, estudiante de primero de Máster de Ingeniería Industrial, logró demostrar con creces que tiene talento en trabajo en equipo, improvisación y perspicacia, las claves de la sexta edición celebrada el 22 de marzo en Madrid.

¿Qué contaste en ese minuto?

-Llevar un minuto preparado para una presentación a mí me parece muy complicado porque tienes que resumir todo y tienes que convencer de que tienes que estar en su equipo. Antes de presentarme, yo quería lanzarles un dato curioso, para que se engancharan un poco porque la empresa en ocho segundos decide si quiere seguir escuchándote, así que la primera frase la tienes que llevar súper mascada.

¿Y qué frase fue ésa?

-Yo hice un comentario de que American Airlines en el año 2007 consiguió ahorrar casi tres millones de dólares en combustible reduciendo el peso de los carritos de las bebidas de los aviones. Y, a continuación, dije: ¿Sabéis a quién se le ocurrió esto? A un ingeniero. Y luego me presenté: Soy Sergio Marquínez, de la Escuela de Ingenieros de Bilbao y quiero hablaros de mis tres máximas en el trabajo: compromiso, ambición y producto. Les dije lo que significaban para mí y, mientras hablaba, les pedí a los organizadores que repartieran mis tarjetas de presentación.

¿Cuántas empresas pulsaron?

-A mí me pulsaron ocho empresas de las doce. Cuando sales al escenario hay dos pantallas o monitores grandes y mientras van pulsando, aparecen las empresas en la lista. Yo, mientras pulsaban, no miraba, porque me centraba en los de Recursos Humanos y más o menos veía quién había pulsado. Y la presentadora te decía qué habían pulsado tantas empresas y tienes derecho a elegir tal. Cuando vi que estaba Indra, dije: “ya está” porque me encanta.

¿Y qué pasó luego?

-A la tarde hubo una especie de competición por equipos y se montó una especie de Escape room, de una hora y media, para trabajar y colaborar entre todos, repartiendo tareas, porque nos daban unas pistas y fue muy divertido. Y luego se hace una especie de ganador simbólico de esa prueba y en este caso ganó el Banco Santander.

¿No es demasiada presión?

-No. Tienes contacto con empresas de manera divertida y que no encuentras en otro sitio, pero en ningún momento en ese evento te sientes presionado. Hay un ambiente bueno y yo repetiría sin duda. Además, las 96 personas finalistas, hablan de una forma que es una pasada. No hay nadie al que le tiemble la voz un poco. En la organización, de hecho, me dijeron: Todo el mundo que está aquí es porque nos hemos asegurado en las fases previas de selección- a las que se presentaron 3.000 aspirantes- que cuando salga aquí, lo va a hacer de locos.

Tras la competición, ¿has tenido noticias de alguna empresa?

-Antes de salir al escenario había una especie de entrevistas rápidas con las empresas y yo me enfoqué en Indra y les di mi contacto y me dijeron que a lo largo de este mes me llamarían. Pero el próximo año cursaré el segundo año del Máster en Stuttgart (Alemania).

¿Cuál es tu puesto de trabajo ideal?

-Me gustan muchas empresas, como Idom, Sener, Indra, Mercedes... Y tengo la suerte de que en Vitoria hay una que se dedica, sobre todo, a ingeniería de construcción, y ya he hablado con ellos a ver si puedo hacer prácticas este verano.