Los amantes de la montaña que han encaminado sus pasos estas últimas semanas hacia alguna de las cumbres de los macizos de Ganekogorta y Arrola se están llevando una desagradable sorpresa: la desaparición de las cruces de varias de sus cimas. Concretamente, las que coronaban los montes Kamaraka, Elorritxugana y Gazteluzar, que han sido incomprensiblemente sesgadas y, además, con premeditación, ya que todo parece indicar que se empleó para ello una sierra eléctrica. “La noticia de la primera nos llegó en noviembre por medio de un montañero laudioarra que quiere mantener el anonimato, pero no quisimos hacer pública la denuncia hasta que se dio el segundo caso, casi a la vez. Un tercero y ya preocupante, porque parece que este o estos energúmenos nos quisieran estar diciendo algo, aunque me siento incapaz de pensar qué puede pasar por la cabeza de persona alguna para hacer semejante fechoría”, relata a DNA Iñaki García Uribe, investigador del montañismo vasco.

Y es que, el también miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi no alcanza a comprender a quién le puede molestar que “tres humildes cruces de hierro, que son icono en parte de la montaña vasca, ya que son cientos las existentes, y legado de nuestros antepasados, estén coronando una cumbre, anexas al buzón alpino”. Lo que sí tiene claro García Uribe es que la coincidencia en el modus operandi, así como la cercanía en el espacio y tiempo, apuntan hacia un mismo autor o autores de estos actos de vandalismo. “Posiblemente, quien haya roto una haya roto las otras, porque todas están muy cerca”, argumenta.

De hecho, Kamaraka es una cumbre de 797 metros de altitud en el macizo del Ganekogorta, en su depresión del cordal que baja hasta el barrio laudioarra de Areta; Elorritxugane, ahora denominado como Kukutxa. Tiene 729 metros de distancia sobre la raya del mar y se sitúa en el macizo de Arrola. Y, justo en medio de ambas, en una cota de 717 metros, se encuentra Gazteluzar. Todas son lugares muy frecuentados en travesías de montaña, cumbres obligadas para los montañeros alaveses y vizcaínos, y pertenecientes a Laudio, aunque Elorritxugane limita justamente con Orozko.

Por lo que respecta a los motivos, descarta el económico. “Son pequeñas, de ellas poco se puede sacar en venta de chatarra. Me inclino más por un cobarde que nos está queriendo decir que ya no es tiempo de cruces o similar”, opina García Uribe. No obstante, recalca que “el respeto es lo primero que debemos de tener con el legado que nos han dejado nuestros antepasados y que la mayoría de nosotros admiramos y queremos”.

De hecho, las cruces en las cimas de los montes vascos comenzaron a colocarse a finales del siglo XIX, aunque la más famosa es la Cruz del Gorbea, instalada en 1901, once años antes de la instauración del montañismo como deporte con la fundación del primer club de montaña. “Con la Guerra Civil se paralizó todo, pero en los años 50 resurgió la moda de colocar cruces anexas o junto a los buzones de las cumbres. Las colocaban los clubes de montaña de cada zona que en Álava, en todos los casos, como puede ser el de Ganekogorta en el propio Llodio, surgieron en las sacristías de las iglesias, aunque con el tiempo se hayan vuelto entidades laicas y, exclusivamente, deportivas”, recuerda el de Aranzadi.

En cuanto a arreglar el destrozo, en caso de que aparecieran las piezas cortadas, lo considera inviable. “Aunque se soldasen, por experiencia sabemos que volvería a pasar lo mismo”, opina, señalando el caso de la corona de la escultura de la Virgen de Begoña, situada bajo la Cruz del Gorbea a 1.481 metros de altura. “Es una talla de bronce, obra de Larrea, que fue colocada por el Baskonia Mendi Taldea de Basauri en 1964. Dos años después la decapitaron con un mazo, y se la sustituyó por la actual de forja de hierro, a la que le han robado la corona tres veces. Así que ahora tienen una de quita y pon que custodian en el club, y que solo llevan a su dueña en tres citas especiales contadas al año, para que no la roben”, detalla.

Además, en la actualidad, y menos en Álava, no se pueden instalar elementos en el monte sin permiso, pero sí respetar los existentes en forma de cruces, buzones, vértices geodésicos o mesas de orientación. “115 años de cruces en nuestros montes para que pase esto. ¿Por qué somos tan malos? “No seamos como esos talibanes que arrasan con todo el arte que encuentran a su paso porque no comulga con su credo”, apostilla García Uribe.

siglo. Época en la que comenzaron a colocarse las cruces en las cimas de los montes vascos, aunque la más famosa, la del Gorbea es de 1901.

metros. De altitud tiene la cumbre de Kamaraka en el macizo del Ganekogorta, en su depresión del cordal que baja hasta Areta; Elorritxugane, ahora denominado como Kukutxa.