vitoria - ¿Existe la participación ciudadana en el Ayuntamiento de Vitoria?

-Buena pregunta. De alguna manera se la contestamos al Ayuntamiento en la comparecencia que hicimos en la comisión de Participación Ciudadana para hacer balance del año. Con ese tema estamos muy quejosos porque aunque el Ayuntamiento ha puesto mucho empeño por darle dimensión a los auzogunes y elkargunes, no están funcionado. Este año plantean como alternativa asambleas abiertas. Que me parece muy bien, pero que esas ya las celebramos nosotros en los barrios. Vas a una de esas asambleas a San Martín y te encuentras con que acuden cinco personas, siete funcionarias... Tenemos claro que vamos a acudir, pero el esfuerzo no merece la pena.

¿Qué piensa de los cambios que ha hecho el Ayuntamiento en materia de participación?

-Han cambiado el mecanismo de participación, está recién aprobado el reglamento, ha pasado un año en el que no se ha cumplido y ahora, de repente, sacan otra fórmula que obvia los instrumentos que tienen. No convocan los auzogunes que corresponden a las zonas, zonas que por otro lado son totalmente artificiales, y tampoco convocan los elkargunes a menos de que nosotros presionemos para que se convoquen. Nos enfrentamos a una situación de tránsito, porque la gente no sabe dónde situarse y para qué. El Ayuntamiento se ha hecho muchísima propaganda, pero no hay sustancia.

¿Sienten que han perdido capacidad de decisión en la ciudad?

-Aquí es el Ayuntamiento el que toma las decisiones. Y son irrefutables. Nosotros vamos allá, les damos consejos, ellos cogen lo que les da la gana... Somos unos asesores de lujo para el Ayuntamiento, sabemos lo que pasa y les decimos la verdad de lo que hay. Ellos cambian las normas, te obligan a trabajar en un ambiente muy burocratizado y hacen que tengamos que invertir muchísimo tiempo en los trámites. Y nuestro tiempo lo tenemos que repartir para que esté al servicio de la ciudadanía.

¿Qué opinión le merece otra de las propuestas estrella de la participación ciudadana, el programa Hobetuz?

-¿El programa Hobetuz? ¡Pero si es mentira de arriba abajo! Es lo mismo que había antes, pero reformado para hacerse propaganda. El Ayuntamiento se queja de que su programa no aparece en los medios. ¿Pero cómo va a aparecer un programa que estáis vendiendo y que no contiene nada? Esto se lo hemos dicho un montón de veces. Nos lo venden como una participación en los presupuestos, no es verdad y los grupos de la oposición reaccionan tarde. Los únicos que nos plantamos son las asociaciones vecinales y el comité de empresa del Ayuntamiento, porque los demás...

Si no funcionan los elkargunes ni los auzogunes ni el programa Hobetuz. ¿Qué falla? ¿Falta voluntad?

-Creo que sí. Cuando empezó la nueva corporación, volvimos a hacer el intento que hicimos con Javier Maroto. Le dijimos a Urtaran que trataríamos los reglamentos de los auzogunes y elkargunes y empezamos otra vez a discutir con ellos el asunto de la codecisión. No queremos una participación ciudadana si no va a tener resultados. Nos respondieron que las decisiones de los elkargunes iban a las comisiones informativas de los plenos. ¿Y? ¡Si eso no vale para nada! ¡Si siempre vamos a las comisiones informativas porque ellos no quieren venir aquí! Además, vamos porque están los grupos y está la prensa, y, de alguna manera usamos esta herramienta para hacerles trabajar, para que se sientan comprometidos. Aunque tampoco funciona mucho. Y luego está el reglamento, que sólo nos permite llevar una moción al pleno. ¿Una para todos los barrios de la ciudad? ¿Una para todas las asociaciones que están en los elkargunes? Eso no vale para nada. Lo demás, vinculado a los partidos.

En algunos elkargunes y auzogunes se acordó que las decisiones fueran vinculantes...

-Claro. Y luego llega un informe de Secretaría diciendo que eso no puede ser. Engañan. ¿Resulta que sí puede ser en el 15% del presupuesto de Vía Pública? No hay voluntad política. No es que no sea legal, es que no lo hacen legal porque no quieren.

Hay un problema entre el movimiento vecinal y el Ayuntamiento, pero las asociaciones también han protagonizado enfrentamientos internos...

-Eso no es exacto. Ha habido un problema de fondo de siempre, y es el intento del que está en la Alcaldía, o en el gobierno municipal, de controlar. Nadie quiere tener una asociación en la espalda presionándole para hacer las cosas, así que siempre han intentado dirigirnos. Nosotros estuvimos en la Fava también, pero hubo aquella manipulación histórica y el PP de Alfonso Alonso creó seis asociaciones de vecinos fantasma. Todos sabemos cuáles son e incluso tres de ellas fueron posteriormente denunciadas por el propio Ayuntamiento en la época de Javier Maroto porque habían hecho trampa. Se montaron esas asociaciones y otras de acompañamiento para intentar ganar en la Fava. Nosotros hicimos un debate interno, animamos a la gente a participar y ganamos la Junta Directiva de Fava. Y lo hicimos para avanzar en el tema de la participación. Entonces fue cuando crearon aquellas seis asociaciones y nos marchamos. Hicimos un cambio, nos metimos en Interbarrios y desde entonces nos hemos reunido todos los meses salvo agosto y algunos meses de julio.

¿Y qué balance haría de aquella escisión?

-Con Interbarrios hemos sido un poco el motor en cuestiones como el IBI, con la Plataforma por un IBI justo y equitativo. Ahí hablamos de todos los impuestos, todas las tasas y precios públicos, y la gente que estaba en la Fava vino detrás de nosotros. Con la iniciativa social por la apertura del geriátrico de Arana, o con el tema de Garoña, también han acudido todas esas asociaciones y han estado. Dentro de poco tenemos una reunión con ellos para ver cómo retomamos ciertos temas, porque nosotros seguimos vivos. Y vamos a seguir trabajando. Somos un gran motor para articular situaciones que afectan a la ciudad. No vamos a trabajar sólo para nuestro barrio, compartimos muchas iniciativas, trabajamos con muchas asociaciones y nos coordinamos con los sindicatos.

¿Qué tal funciona esa coordinación sindical?

-Realmente bien. La coordinación con ellos es muy importante para nosotros en determinadas cuestiones, como el tema sociosanitario o el observatorio de personas mayores. Nos dan una gran información y un soporte técnico para pelear con el Ayuntamiento, la Diputación y con el Gobierno Vasco. Y tenemos credibilidad. Los organismos sociales nos apoyan, nos dan la firma y están contentos de trabajar con nosotros.

La segunda edición del programa Hobetuz ha perdido la mitad del presupuesto. De tres millones a millón y medio. ¿Cómo se explica este recorte?

-Es que da igual. Nosotros es que ni nos apuntamos ya al Hobetuz. Manejamos un listado de necesidades y vamos marcando en rojo lo que no se ha hecho, que es la mayoría. De todo ese listado, que hacemos nosotros y debería hacerlo la inspección del Ayuntamiento, que ya les vale, vamos a hacer la renovación ahora para entregar al equipo de Urtaran los datos de las cosas pequeñitas de cada portal y de cada calle. Es un trabajo de la leche. De aquí, hace dos años, sacamos cuatro temas, los llevamos al Hobetuz y en los cuatro casos nos contestaron que no. O técnicamente no era posible o no era de su competencia.

¿Qué asuntos eran?

-Uno era el del porche de la entrada del centro Amaia, que el PNV había quedado en que lo iba a reformar junto con el aparcamiento y demás. Pues sigue sin reformarlo, ya no quiere saber nada de lo que prometió. Otro era el de la antigua estación de Los Herrán, que la han dedicado a parque infantil y niños con problema de movilidad. Lo cierto es que está vacío la mayor parte del día, cuando los vecinos votaron a favor de que fuera un centro sociocultural y el PNV, antes de llegar a la Alcaldía, dijo que iba a respetar aquella decisión. El tercer asunto era un problema de ratas en los taludes vegetales que van de la calle Burgos a Pedro Ignacio Barrutia. Uno da al centro de salud, otro a un parque infantil y otro a la ikastola Aranbizkarra. Nos respondieron que no se podían retirar porque eran ornamentales, pero debajo de las hiedras se acumulaba basura desde hacía décadas. Denunciamos a Sanidad y Sanidad le dijo al Ayuntamiento que lo tenía que limpiar. No hicieron ni caso, así que hicimos un auzolana y la gente bajó con azadas, escobas, bolsas de basura, una desbrozadora... limpiamos unos 200 metros cuadrados y la hiedra no ha vuelto a salir. El cuarto tema fueron barreras arquitectónicas. ¿Tampoco tiene competencia el Ayuntamiento? Las subvenciones vienen del Estado, pero es el Ayuntamiento el que tiene que retirarlas. Pues tampoco. Metimos un quinto asunto de unos juegos infantiles que retiraron de la zona de Pedro Ignacio Barrutia para hacer un aparcamiento subterráneo en la época de Alfonso Alonso y nunca se hizo. Solicitamos que los repusieran y nada. Esta es la realidad del programa Hobetuz.

El reglamento de consultas ciudadanas tampoco ha dado lugar a la tramitación de ninguna consulta. ¿Qué le parece?

-Pues que está muy mal hecho. Con ese reglamento han hecho un pijama que más bien parece una armadura, porque no te la puedes quitar. Para presentar una consulta, los grupos políticos tienen tres artículos y la ciudadanía catorce. Ya se ve la diferencia. Conseguir el 10% de las firmas de la ciudad es absolutamente imposible. Las asociaciones ciudadanas no podemos enfrentarnos a un esfuerzo de esa envergadura, porque no tenemos recursos. Lo hicimos en Lakua Arriaga y ganamos la consulta, aunque nos gastamos 5.000 euros. En Tres Santos nos juntamos Erreka Txiki Santa Lucía, Aranako y Zazpigarren Alaba, y llegamos a organizar 300 asambleas de portal. Para eso necesitas una infraestructura importante y mucho tiempo.

El grupo municipal de Podemos se ha ofrecido a elevar al pleno las cuestiones ciudadanas que reúnan 6.000 firmas. ¿Les convence la iniciativa?

-Es un parche. Ya pasó con el tranvía al sur, que acabaron asumiendo los grupos y dejó de ser un acuerdo del movimiento ciudadano para ser del movimiento ciudadano y los grupos políticos. Y eso es muy complicado de llevar adelante. La gente se acaba mosqueando y preguntándose qué pintan ahí los políticos.