Amurrio - La decimoséptima entrega de la insignia amurriara Guk de oro ya tiene nombre propio. Se trata de Mateo Valbuena Iglesias, uno de los combatientes que logró sobrevivir a los encarnecidos combates que se libraron en el frente de San Pedro de Beraza durante la Guerra Civil y que aún hoy día, con sus 104 años, sigue contribuyendo con sus escritos y memorias a que no se olvide este capítulo del pasado.

De que se lo merece no hay duda. No en vano, este comunista leonés que se quedó a vivir en un caserío de Lezama (Junta Administrativa del municipio de Amurrio) y fue profesor en Basauri, organizó el Batallón Leandro Carro del Ejército de Euzkadi en la localidad de Amurrio, contribuyó a la conquista del citado monte -donde en la actualidad se esta llevando a cabo un proyecto arqueológico en torno a la contienda- y combatió en las trincheras de estas cimas hasta la retirada inevitable, aunque él nunca se ha rendido.

De hecho, este mayor de diez hermanos, tras caer Bilbao, resistió en Cantabria a las fuerzas franquistas. Después pasó a Asturias, desde donde huyó a Francia para, inmediatamente, regresar al Estado por Cataluña, donde le nombraron teniente de Carabineros en el Ejército Republicano. Cuando éste cayó derrotado, arengó a su tropa para huir a Francia y continuar la lucha. Tras 28 días de travesía vestido de civil fue apresado en Broto (Huesca), juzgado en Jaca y encarcelado. Quedó libre. Logró empleo en una mina en Bizkaia por las mañanas y por las tardes impartió clase. Retomó la lucha clandestina con el EPK-PCE y en 1942 fue detenido y encarcelado en Larrinaga.

Nuevamente en libertad vigilada, en 1944 se casó con Consuelo Lopetegui, maestra. Tuvieron dos hijas. Abrieron una academia en Basauri y, aunque le dieron permiso para ser empresario, no así para ser profesor. Ahí fue cuando comenzó a vivir de ahorros, de la huerta y a escribir. Lo siguió haciendo en su caserío de Lezama, distribuyendo las horas de cada día entre su bien nutrida biblioteca y el cuidado de sus árboles frutales.

gala abierta Lejos de cualquier nostalgia, Mateo mantiene su espíritu crítico con el ideario comunista, pero no abandona la relación con el PC, partido en el que milita desde su adolescencia en Gijón, cuando participó en la revolución del 34. Espectador y protagonista de los principales sucesos del siglo XX y los que llevamos del XXI, en 1964 fue finalista del premio Planeta y, a sus 104 años, prepara su decimosexto ensayo.

Su inquietud y rebeldía por la emancipación social son el secreto de su envidiable salud. La misma que le ayudará a subir al escenario del Amurrio Antzokia el próximo mes de marzo (a las 19.00 horas del día 10) a recoger el Guk de oro. Será en una gala abierta a toda la población, en la que Valbuena recibirá la makila de amurrioarra del año de manos del club de baloncesto Zaraobe, galardonado en la edición anterior por sus 33 años de aventura deportiva por el territorio alavés. Además, como parte de la distinción, Valbuena se encargará de leer el pregón de las fiestas patronales del 2018.

El Guk es la escultura de 31 toneladas de acero que, desde el ejercicio 2003, preside la entrada principal al parque Juan Urrutia. Fue encargada por el Ayuntamiento ayalés al escultor Ángel Camino, de cara a que representara el espíritu local y, desde entonces, todos los años se homenajea con una reproducción en miniatura al grupo o la persona que han destacado en la promoción de la localidad.

En esta ocasión, como en 2016 que se distinguió al Olentzero local, Manolo Plaza, el reconocimiento ha sido individual.