la capital alavesa se asoma a un lustro trepidante que va a suponer una auténtica revolución en el transporte ferroviario. Todos los vaticinios y previsiones apuntan al año 2023 como fecha en la que se concretará la llegada de la alta velocidad a Vitoria, a través de un túnel soterrado de 2,9 kilómetros y con parada en la nueva estación bajo la calle Dato.
Será el inicio de nueva etapa de una dimensión desconocida en los 156 años transcurridos desde que, en 1862, hiciera su entrada en la antigua estación de una irreconocible Gasteiz un primer convoy dentro del tramo Miranda-Alsasua. A lo largo de este siglo y medio ha habido diferentes evoluciones y avances en el transporte de viajeros por ferrocarril, como la construcción de la actual estación, en el año 1934, o las sucesivas llegadas de los más modernos y veloces modelos de trenes. Sin embargo, el año 2023 emerge como el ejercicio que cambiará por completo el panorama ferroviario en Gasteiz. Para esa fecha, según los plazos manejados por el ministerio de Fomento, estará rematada la Y vasca para situar a Bilbao y Donostia a una distancia irrisoria. De la misma manera, se culminará el sueño de tener también la conexión con la meseta castellana y pulverizar el tiempo de viaje a Burgos, a media hora, o plantarse en Madrid en dos horas y cinco minutos. Cualquier parecido con la realidad actual de un viaje en tren a Madrid dista mucho de la comodidad que conllevará tener 125 minutos de meteórico desplazamiento, frente a las tres horas y 55 minutos que se necesitan en la actualidad para cubrir en el Alvia más veloz la distancia entre Gasteiz y Madrid.
El tercer pilar de esta revolución ferroviaria supone la apertura de la puerta para conectar Gasteiz con el corredor Mediterráneo a través de Pamplona en alta velocidad. La capital alavesa parte en una situación “ventajosa y favorable”, en palabras del ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, pronunciadas el martes en Vitoria para ser el punto de inicio, frente a la alternativa de elegir la opción de Ezkio.
EL SUEÑO DEL SOTERRAMIENTO La llegada de la alta velocidad a Vitoria es el enésimo anuncio de un proyecto largamente anhelado y deseado por una ciudad que desde hace tres décadas asiste al periódico y cíclico resurgir de esta cuestión. Ya se han cumplido rituales como la visita del correspondiente ministro de Fomento del actual Gobierno de Madrid, Íñigo de la Serna, que ha ido centrando las etapas y fases de los trabajos. Se trata del quinto titular de la cartera que, en un plazo de 15 años, ha anunciado las bondades del revolucionario transporte. Antes le precedieron sus compañeros de partido Francisco Álvarez Casos y Ana Pastor y los socialistas Magdalena Álvarez y José Blanco.
El primer nudo a resolver es el enlace de la alta velocidad en Arrazua-Ubarrundia para acercar los convoyes a la capital. El escollo a salvar son los humedales de Salburua y se manejan hasta tres opciones. La primera supone esquivar Arkaute por el oeste con una trazado de 7,2 kilómetros, de los que dos irían soterrados. La segunda va por el oeste de la academia de Arkaute y contempla viaductos para librar la singular zona de los humedales. La tercera opción, la más larga con casi nueve kilómetros por el este de Arkaute, recoge un trazado en superficie y viaductos para esquivar por completo las balsas. A las puertas de Gasteiz, la alta velocidad discurrirá por un túnel subterráneo de 2,9 kilómetros que hará desaparecer la cicatriz que divide la ciudad. Los convoyes descenderán al subsuelo en la zona de Bulevar de Salburua para avanzar hacia la estación. Las opciones en estudio barajan hundir el trazado por debajo de la actual línea, o retrasarla unos metros al norte para que discurra por la calle Manuel Iradier, aunque en este caso la altura de las edificaciones es un factor que puede jugar en contra de esa baza. Tras la obligada parada en la flamante estación, de nuevo volverá a emerger en superficie el tren junto al puente azul de Portal de Castilla ye enfilar la salida de Vitoria por el oeste.
conexión con la meseta La posibilidad de continuar con la alta velocidad se estira gracias a la presentación de los estudios informativos del tramo entre la capital alavesa y Burgos, que ya están en fase de información pública y abiertos a la presentación de alegaciones desde el miércoles. De cumplirse los plazos y tiempos de obra, en el año 2023, el actual tortuoso camino hasta Pancorbo, de 37,7 kilómetros, quedará pulverizado a un cuarto de hora. El mismo tiempo se necesitará para cubrir los 55,7 restantes hasta Burgos y alcanzar la estación Rosa de Lima en solo media hora desde Gasteiz. Se necesitarán cerca de 1.200 millones de euros, sin IVA, para construir un nuevo corredor de 94 kilómetros que permita velocidades de hasta 360 kilómetros por hora. El sueño de devorar kilómetros continuará para que, en apenas 90 minutos más, un viajero alavés se apee en la madrileña estación de Atocha.
No termina ahí la revolución de la alta velocidad que va a afectar a Vitoria. La ubicación de la capital alavesa la sitúa con una clara ventaja de cara a ser el punto desde el que iniciar la conexión meteórica con Pamplona. El ministro De la Serna presentó el martes el estudio informativo que contempla cubrir un itinerario de 74,8 kilómetros con la vieja Iruña en solo 30 minutos. La inversión de 580 millones euros y las facilidades orográficas la convierten en la clara candidata, frente a la inversión de 1.705 millones si se opta por ejecutar la variante con inicio en Ezkio y notables complicaciones desde el punto de vista constructivo.