VITORIA - El viernes votará el Pleno del Ayuntamiento de Gasteiz el proyecto presupuestario para 2018 abocado a repetir de nuevo la negativa de los grupos de la oposición tras el unánime rechazo al borrador elaborado por el equipo de Gorka Urtaran escenificado en la votación de enmiendas del pasado martes.
Se vuelve a repetir la situación con un proyecto que une a PP, EH Bildu, Irabazi y Podemos contra Urtaran y su proyecto.
-El alcalde debería haber aprendido de lo que sucedió el año pasado y de todo lo que ha ido sucediendo a lo largo de estos dos años y medio de su legislatura. Debería haberse dado cuenta a lo largo de este tiempo de que está en la más absoluta minoría, con solo cinco concejales de un total de 27, y tendría que aprender lo que significa y supone acordar. Sin embargo, hay una diferencia respecto a la situación precedente, y es que el resto de instituciones de Euskadi cuentan ya con un presupuesto acordado para el año 2018 y Urtaran no va a tener aprobado su proyecto.
¿La votación de la comisión de Hacienda descartó cualquier movimiento inesperado ante el Pleno del viernes que viene?
-Ya quedó claro en la jornada del registro de las enmiendas de los partidos políticos, como fecha clave en todas las instituciones cuando ya se comprueba si hay o no hay acuerdo. Los diferentes grupos de la oposición fuimos planteando las enmiendas en esa fecha, para modificar el Presupuesto y mientras en otras instituciones ya había acuerdo y negociación previa, en el Ayuntamiento de Vitoria no. Lo que se ha hecho posteriormente aquí ha sido alargar la situación para llegar a lo inevitable, que es la prórroga buscada por Urtaran.
Vitoria se sumergirá en una prórroga presupuestaria en 2018, opción que el alcalde ha considerado el peor escenario posible.
-Todo lo que hemos visto estas últimas semanas en las que Urtaran no ha querido sentarse a negociar en las reuniones con los grupos, y que haya querido pasar por encima en todo este debate haciendo alusiones en ruedas de prensa, pero luego sin tener voluntad de negociar, era una estrategia clarísima desde hace ya meses, que era la de terminar en situación de prórroga presupuestaria para el año que viene, por vez primera en esta legislatura. Es el ejemplo de un gobierno soberbio y con una avaricia desmedida que lo que quiere es imponer sus presupuestos sin dejar margen de acuerdo a los demás partidos.
¿Recurrir a una segunda cuestión de confianza, como otra de las opciones posibles y como hizo para este año hubiera sido difícil de explicar a la ciudadanía, por lo que supone de falta de acuerdo entre los políticos?
-La cuestión de confianza es una herramienta excepcional y es algo a lo que no hay que recurrir prácticamente nunca. Es evidente que si en Vitoria no se ha llegado a un acuerdo se debe a la figura de Urtaran. Hemos comprobado cómo el problema para acordar no es el Partido Nacionalista Vasco, sino el PNV de Urtaran y eso es lo que la gente va a evidenciar y ver. Los vitorianos se van a preguntar por qué mientras el lehendakari, Iñigo Urkullu, o el diputado general de Álava, Ramiro González, se implican y sacan adelante los presupuestos con acuerdos, aquí Urtaran pasa por encima de toda la negociación, no se implica y no va a las reuniones.
Sin embargo, nada más presentar el proyecto presupuestario anunció el alcalde su propósito de negociar y llegar a un acuerdo para sacarlo adelante y la situación ha desembocado en una prórroga.
-Como primera premisa, cuando quieres aprobar un presupuesto tienes que buscar un socio con el que generar esa confianza y ese acuerdo para poder negociar. Así lo ha hecho el lehendakari Urkullu decidiendo que su interlocutor iba a ser Alfonso Alonso y así lo ha hecho Ramiro González, eligiendo a Ana Morales como su interlocutora. En cambio, en el Ayuntamiento, hemos visto cómo juega a dos bandas y que, aparentemente, le da igual pactar con el PP o con EH Bildu y que, al final, lo que Urtaran quiere es que los dos partidos que obtuvimos más votos en 2015 le ratifiquemos su presupuesto. Son unas cuentas perjudiciales para Vitoria, que llevan a continuar con la parálisis en la que nos ha metido y eso no es negociar sino querer imponer su proyecto.
¿Cuándo percibió su grupo la imposibilidad de alcanzar un acuerdo presupuestario?
-En la primera reunión, calificada por Urtaran como encuentro de cortesía para presentar las propuesta, ya dijo que su presupuesto era el que había presentado y que no había margen para cambiar nada. Ahí ya vimos que no había interés por su parte. Luego, ante la falta de iniciativa del equipo de gobierno, empezamos a pedir reuniones. La constatación definitiva fue cuando la semana antes de cerrar el plazo para la presentación de enmiendas, ni siquiera recibimos los documentos que supuestamente nos iban a trasladar. Desde el principio vimos que esto era una cuestión de alargar los plazos para pasar el trámite.
Hace dos meses, en septiembre, si fue posible alcanzar un acuerdo entre PNV y PP en las ordenanzas fiscales. ¿Por qué dos meses después no se ha podido?
-Es una cuestión que también nos planteamos a la hora de analizar el motivo por el que Urtaran no ha querido esta vez. Es cierto también que el presupuesto es la plasmación del modelo de ciudad y que el modelo del PP es muy diferente al del PNV. Nosotros queremos darle la vuelta a este presupuesto para incluir todas aquellas propuestas que constatamos en la ruta social, pero lo real es que hace dos meses pudimos conseguir un buen acuerdo para Vitoria, con una bajada de la presión fiscal, y que ahora, por la negativa de Urtaran, no ha podido ser. La realidad es que el acuerdo es con el PP o no es con nadie, porque los socios que le pusieron en la Alcaldía le han dicho que está solo y le han dado una negativa definitiva. Lo cierto es que Urtaran está más solo que nunca después de dos años y medio de legislatura ya transcurridos.
En junio comentó cómo no iba a ser capaz de llegar a un acuerdo en Vitoria, después de los pactos del PP con el PNV en Madrid y en el Parlamento Vasco.
-Acordar con el PNV ha sido posible en todas las instituciones, pero el problema es intentar llegar a un acuerdo con el PNV de Urtaran. No quiere acordar con el PP, quiere imponer y no le preocupa que Vitoria siga paralizada y en esta situación de desgobierno, en absoluta debilidad y soledad.
¿La prórroga supondría paralizar esa ciudad en marcha de la que habla el alcalde?
-¿Quién se cree que Vitoria está en marcha? Solo hay una obra de calado en la ciudad, la plaza Santa Bárbara, que ha salido adelante gracias al Partido Popular con el acuerdo presupuestario en el Parlamento Vasco y que ha traído el dinero para esa actuación. Solo hay que ver la comparativa entre lo que se hizo la legislatura pasada y lo que hay ahora. Es un mal slogan el que utilizan y solo hay que preguntar a los vitorianos qué está haciendo de cara a la ciudad.
¿Tan complicado es el día a día en el Ayuntamiento como para posibilitar acuerdos entre las diferentes formaciones?
-La situación en la que estamos en esta legislatura es peculiar. El tercer partido más votado es el que ocupa la Alcaldía porque así quisieron todas las izquierdas con el pacto de perdedores que colocó a Urtaran como alcalde, a pesar de haber obtenido el peor resultado del PNV en la historia de la ciudad. Todos sabían que se iban a abandonar tarde o temprano y ha sido muy pronto. Esto demuestra que el cambio de hace dos años y medio fue un cambio a peor y se evidencia en todo este tiempo de legislatura perdida, de vacío, de falta de actividad, de proyectos en marcha y oportunidades.
¿La ciudadanía puede llegar a pensar que es una cuestión de malas relaciones personales entre los principales representantes?
-Llevo una década en el Ayuntamiento y siempre me he llevado bien con todos los compañeros. Es cierto que Urtaran tiene una obsesión con el PP. La tuvo contra Javier Maroto y la tiene ahora conmigo. Nosotros estamos por encima de eso y no hemos venido a hacer amigos, ni a calentar una silla y cobrar a final de mes. Estamos para sacar adelante proyectos buenos para Vitoria y a demostrarlo. Lo hemos demostrado con el acuerdo en el Parlamento Vasco, que va a traer más de tres millones de euros para Vitoria, y aunque esos proyectos puedan beneficiar a Urtaran políticamente, creemos que lo importante es que vienen bien para la ciudad y por eso lo apoyamos. Estamos por encima de las descalificaciones e insultos, que no nos gustan ni nos parecen propios de un alcalde, ni mucho menos.
Se ha remarcado, por parte del PNV, las declaraciones de Alfonso Alonso en las que se anticipó a la imposibilidad de un acuerdo. ¿Era la excusa que buscaban para no llegar al acuerdo con el PP?
Puede que sí, pero da igual porque Urtaran no se ha sentado con nosotros, como tampoco lo hace con los sindicatos de la Policía Local, un mes y medio después de empezar la huelga. Alfonso Alonso siguió día a día el desarrollo de las conversaciones en el Ayuntamiento. Cuando vio que no nos daban ningún documento ni se querían reunir con nosotros, ya vio claro que el PNV de Urtaran no quería negociar con el PP. Le extraña y le apena porque en el resto de las instituciones sí ha sido posible y ha sido bueno para los vascos y alaveses y considera lamentable que ocurra esta situación en una ciudad a la que él tiene muchos cariño, y contemos con un alcalde que no sabe sacar la ciudad adelante.
¿Achacan a sus peticiones en la negociación pedir la paralización y retirada de partidas de proyectos estratégicos?
-No puede ser que nosotros estemos planteando nuestras enmiendas de un modo abierto y diciéndole al gobierno de dónde se puede obtener más dinero reduciendo el gasto corriente y que no nos aporten ningún documento y nos digan que no se puede tocar nada de su proyecto presentado. Al día siguiente de registrar nuestras enmiendas compareció Urtaran, en rueda de prensa, diciendo que eran irrealizables y que queremos paralizar la ciudad. En una cuestión como el proyecto de bus eléctrico no nos han facilitado nada de información y han negado nuestro derecho a tener acceso a la documentación que sobre ello existe en el Ayuntamiento. Pretenden que demos el visto bueno a un proyecto de 42,8 millones de euros, y el más caro sobre la mesa en estos momentos, y del que no hemos sabido nada hasta la presentación a los grupos del jueves. Queremos ver la información y a partir de ahí entenderlo y posicionarnos.
La segunda jornada de votación de enmiendas fue una sorprendente estrategia en busca de un apoyo de última hora de EH Bildu.
-Ridículo, incomprensible y como hace este equipo de gobierno, todo lo malo que ocurre siempre es responsabilidad de otros. Ellos quieren quedar como las víctimas o los buenos, frente al resto que somos los que vamos en contra de la ciudad, según su discurso. Dos años y medio después demuestran que han sido incapaces de gestionar Vitoria en condiciones y ellos son los responsables de no tener esa capacidad.
¿Todo esto tensiona o encrespa más el día a día municipal?
-La actitud del equipo de gobierno ha debido enfadar más aún a EH Bildu. A mí me parece una falta de respeto al resto de grupos y, una vez más, complica el poder llegar a acuerdos y negociar. Esto lleva a remarcar la soledad de un gobierno en completa minoría.