vitoria - Día agitado ayer en la capital alavesa y no sólo por el temporal. La reciente adjudicación de un piso de la sociedad pública de alquiler del Gobierno Vasco (Alokabide) a la familia Manzanares Cortés en Astegieta revolucionó ayer la ciudad con dos movilizaciones tanto a favor como en contra de la previsible mudanza de este clan gitano, conocido como los pichis.
La primera de estas movilizaciones, mucho más silenciosa, la había convocado SOS Racismo Araba, a las 12.00 horas, en la Virgen Blanca, a la que acudió una veintena de personas, entre las que no faltó su popular patriarca, tras una pancarta con la frase Familia Cortés. Ongi etorri (Bienvenidos). Xenofobiaren aurka (contra la xenofobia), para salir en defensa de los Manzanares Cortés en una concentración enmarcada en el día de los Derechos Humanos. No en vano, como dejó claro su portavoz, Fede García, en esta plaza emblemática de Gasteiz, muchas veces éstos son “ninguneados”. Y es que, pese a las buenas intenciones de esa declaración universal, en opinión de García “el 10 de diciembre, no es el día de parte de la población vasca, que es ninguneada, apartada, maltratada y, en algunos casos, despreciada en términos inaceptables: Zorrotza, Ortuella, Abetxuko y, ahora en Astegieta, porque al parecer, las mochilas previas de determinados ciudadanos, inhiben el sistema inmunitario-vecinal para la prevención de la convivencia”.
Para García es “indefendible” que el piso de Asteguieta fuera destrozado el pasado día 3 “como un primer aviso de que la familia no es bienvenida” por lo que tacha esta situación de “denunciable y perseguible” porque todos los ciudadanos tienen derecho a una vivienda. Por ello, opina que la Fiscalía debería actuar ante la manifestación convocada contra la presencia de los pichis
Ello no evitó que a las 19.00 horas empezara esta polémica protesta, que los 260 habitantes de Astegieta habían convocado bajo dos lemas (Astegieta lucha. No delincuencia y Delinkuentzia kanpora Astegietako herria), apoyada por diversos concejos de Vitoria. El lugar del que partió fue Abetxuko, antigua estancia de los pichis, donde también se pudo ver a vecinos que habían “sufrido” la ocupación de una casa en la calle El Cristo, cuando los pichis llegaron a Gasteiz, motivo por el que les apoyaron en su ruta por Portal de Arriaga y Siervas de Jesús hasta llegar a la Virgen Blanca y en la que no faltaron tractores, para simbolizar que “Astegieta es un pueblo, en el que nos conocemos todos”.
Según remarca Carlos, portavoz de Astegieta, sus residentes “no son racistas ni xenófobos, sólo queremos convivir en paz, sin que nadie pueda llegar a quebrar dicha convivencia”. En su defensa, insiste en que ya lo hacen con un 17% de la población inmigrante “y que vivimos con ellos de maravilla”. Algo que “no pasaría” con esta familia que vino de Bizkaia hace un año y medio, “porque por todos es conocido los conflictos en los que se han visto involucrados desde su llegada”, censuran.