El monstruo de las cloacas ha llegado a Vitoria, aunque, por fortuna para la capital alavesa, no con los mediáticos atascos que ciudades cercanas como Donostia han sufrido por culpa de las toallitas higiénicas que acaban arrojadas en el inodoro, causando dos de los tres colapsos que se producen en la red de saneamiento. No en vano, según las estimaciones oficiales, una persona tira al año a su WCun kilo de este tipo de productos higiénico-sanitarios y eso que su disolución en el agua no es tan fácil como en un principio pueda parecer por la clasificación de biodegradables que llevan muchas de ellas en sus paquetes.
Ello, sin ir más lejos, se puede comprobar hasta el domingo en la plaza del Arca con Expo-Retrete, una exposición itinerante, dentro de una campaña promovida por la red de entidades públicas del agua de Euskadi (entre ellas Amvisa, Ura o el clúster vasco de Medio Ambiente, Aclima), que tiene como elemento central al inodoro, y en la que, además de paneles, maquetas o vídeos, sobre el ciclo integral del agua y el funcionamiento de los sistemas de saneamiento, permite contemplar también una muestra de media docena de frascos de cristal en los que en su interior hay todo tipo de variedades de estas toallitas mezcladas con el agua. Y todas ellas intactas, a pesar de que habían transcurrido 18 horas desde esa primera toma de contacto. Nada que ver, por ejemplo, con la rápida disolución del papel higiénico de toda la vida, del que apenas quedaba rastro. De ahí que se califique a las toallitas como el particular monstruo de las cloacas, una figura temida que protagoniza esta campaña bajo el lema, El retrete no es una papelera, sobre un cambio de hábitos desde cada hogar, mediante un “uso inteligente, sensato y razonable del inodoro”, para recordar que “no es una papelera”.
Un caro mantenimiento La iniciativa, como explicó la presidenta de Amvisa, Jaione Aguirre, “quiere recordar a los gasteiztarras que el retrete y los desagües no son el lugar al que tirar las toallitas húmedas o desmaquillantes, los aceites, medicamentos, comida, disolventes u otros elementos que desechamos diariamente por el retrete o el fregadero y que acaban generando un importante impacto medioambiental y económico”.
En concreto, según especificó el gerente de Amvisa, Ángel Llamazares, “a nivel estatal hay datos que hablan de que en el mantenimiento de las redes se están gastando entre cuatro y seis euros por habitante y año. Esto, que no parece mucho, en una ciudad como Vitoria de 250.000 residentes, estamos hablando de más de un millón de euros”. Pese a ello, en esta urbe, todavía no ha habido atascos por toallitas. “Por circunstancias de nuestro sistema de alcantarillado no será fácil que tengamos un gran problema”. Como ilustró al respecto, el colector general de las tuberías de saneamiento de Gasteiz es algo más grande que, por ejemplo, el de Irún, al medir 2,5 metros de largo por 3,5 de ancho, a diferencia del anterior que tiene dos de ancho. Sin embargo, “sí que detectamos pequeños fallos en zonas concretas de la ciudad que nos obliga a pasar corta-raíces, para eliminarlas o hacer una inversión importante en forrar las tuberías”.
La razón de ello se debe a que allá donde hay árboles cerca de la red de alcantarillado, las raíces acaban entrando al ir en búsqueda de la humedad. Ello ha ocasionado que “en la entrada por Gamarra tengamos que poner fibra a todas las tuberías para evitar la entrada de raíces”.
Por su parte, Kristina Apiñaniz, de Aclima, remarcó que si bien la exposición está centrada en el buen uso del inodoro, el proyecto va más allá. “Trabajamos con otro tipo de sustancias que están presentes en las viviendas y que también contaminan las aguas (como los disolventes o las microesferas presentes de los cosméticos). En este momento, no se pueden tratar en las plantas de agua y por eso los ciudadanos deben de evitar su vertido por el inodoro”, precisó Apiñaniz.
El diputado de Medio Ambiente, Josean Galera, destacó que el uso del retrete como un vertedero “no es un problema exclusivo de las ciudades, sino que también se da en las pequeñas p oblaciones alavesas. Por lo tanto, llamada de atención para que las aguas de nuestros cauces estén en las condiciones deseables”. Es lo que el Director de Planificación y Obras de Ura, José Mari Sanz de Galdeano, denomina un uso “sensato, inteligente y razonable del inodoro”.